Llegó la hora de la verdad. Ahora a ver qué les prometen a los pensionistas antes de las elecciones. Una bolsa de nueve millones de votos y a ver quién se queda con ella. Ahí está la clave. La relevancia del voto de los pensionistas es evidente. Si en 1979 la población española mayor de 65 años era el 16% del censo electoral, en 2018 suponía el 25%. Y notó cierta tibieza en este tema.

Se trata del segundo mayor caladero de votos después del segmento de españoles entre los 50 y 64 años. Esto lo convierte en un espléndido campo de batalla política. Uno de cada cuatro españoles de los 35 millones llamados a votar el 28-A ya ha cumplido 65 años. En total, un 41% del censo se encuentra en edad de jubilación o se aproxima a ella. Ya ven dónde se la juegan los partidos.

El problema es que en el debate político sobre el futuro de las pensiones hay una visión a corto plazo, en la que prima el rédito electoral frente a medidas que supongan una reforma en profundidad del modelo. La población de más edad tiene cada vez más peso en el censo y no sé yo si los partidos se lo han tomado en serio. Que no se olviden nunca que esas pensiones, desgraciadamente, no son solo para ellos. Mantienen a familias enteras sin recursos. Cuidado: ayudar a los hijos, llenar la despensa y pagar el colegio de los nietos, a la hora de votar, pesa demasiado€