Los datos que arroja el Observatorio de la Construcción sobre la situación actual del sector son realmente positivos y muestran que esta actividad, sin llegar a los niveles de antes de la crisis, continúa en la senda de la recuperación y es ahora mismo clave en lo que se refiere a la creación de empleo.

Según los últimos datos hechos públicos por el boletín territorial de Canarias, el número de afiliados a la Seguridad Social en el sector durante el mes de mayo alcanzó los 54.184 trabajadores, con un incremento interanual del 3,9 %, aún casi dos puntos por debajo del crecimiento de la media nacional.

Desglosado por provincias, 28.314 corresponderían a la de Las Palmas y 25.869 a la de Santa Cruz de Tenerife, registrando esta última una variación interanual del 4,9 % frente al 3,0 % de la primera.

En términos empresariales, las inscritas en la Seguridad Social en el mes de mayo pasado aumentan un 3 % respecto al mismo mes del año anterior y suponen un 8,8 % del total de empresas de la comunidad.

Por provincias, de las 5.403 inscritas, 2.828 están afincadas en la provincia oriental y 2.701 en la occidental.

En cuanto al mercado de trabajo, en el primer trimestre de 2019 se registraron 13.235 contratos, un 1% menos que en el mismo trimestre del año anterior.

Por sección de actividad, destaca el aumento de la construcción de edificios, con un 4,5 % interanual, alcanzando los 6.620 contratos. En el caso de Santa Cruz de Tenerife los datos reflejan un ligero incremento (0,7 %) con respecto del año 2018, mientras que Las Palmas cae un 2,5 %.

Las ocupaciones más contratadas en esta actividad son las de albañiles, peones de la construcción y mantenedores de edificios.

Según el citado boletín, el volumen de licitación de obra pública, hasta abril del presente año, acumula un total de 549,1 millones de euros, un 117,4 % más que en el mismo periodo de 2018, y supone un 8,3 % del volumen total licitado a nivel nacional.

Mientras a nivel nacional es la Administración Central la que ha licitado un mayor montante, en Canarias, y con diferencia, es la Autonómica, seguida de la Local. Destacando de forma notable en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, pues en la de Las Palmas son los ayuntamientos los que se llevan la palma.

El boletín también da cuenta de los visados autorizados de obra nueva para uso residencial, que se situaron en 964 unidades en el acumulado hasta marzo, lo que supone un aumento del 44,3 % en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Si se añaden los visados para ampliación, 22, y para reforma, 121, la cifra total asciende a 1.107, con un incremento interanual del 41,2 %.

Otro dato a tener en cuenta es la del número de hipotecas sobre viviendas, que en el acumulado del primer trimestre de 2109 asciende a 3.435, un 6,1 % más que en el mismo trimestre del año anterior.

En relación a las hipotecas del total de fincas, el dato acumulado supone un total de 4.843 con un descenso 13,3 % interanual.

Todas estas variables muestran signos positivos dentro del sector de la construcción, que además arrastra a otras actividades económicas del Archipiélago. Los visados autorizados de obra nueva, las hipotecas, el consumo de cemento, las obras de reforma y rehabilitación, el empleo y la creación de empresas cuentan con parámetros positivos que abren un periodo ilusionante.

Sin embargo, la incertidumbre política a nivel estatal sigue frenando la inversión en infraestructuras. La ausencia de una estrategia pública planificada para la creación y conservación de estas impide un mayor desarrollo del sector y ralentiza el crecimiento.

Tal y como se subraya desde el propio sector, "la consolidación de la industria de la construcción es una buena noticia para Canarias", pues genera inercias positivas y más alegrías en las demás actividades económicas.

Además, se destaca que "la dinámica del crecimiento del sector está siendo ordenada, con la incorporación de nuevas tecnologías, eficiencia energética, digitalización, nuevos modelos productivos, materiales novedosos y mucha profesionalización".

Preocupa, sin embargo, "la falta de diligencia en la redacción de proyectos, licitación y adjudicación de la obra pública, especialmente en carreteras, que sufren retrasos incomprensibles, perjudicando notablemente la vertebración territorial y social, la productividad de las empresas y el derrumbe de la calidad de vida de los ciudadanos".

De ahí que a la hora de hablar de la situación del sector se haga con optimismo, pero no se escondan ciertas preocupaciones, pues "aunque se aprecia cierta mejoría en el volumen de licitación, éste se ve afectado por la incertidumbre política y presupuestaria. La licitación debería asentarse en una estrategia pública planificada de creación y conservación de infraestructuras con vocación de continuidad. La inversión en infraestructuras y su conservación tendría que complementarse para su sostenibilidad en elementos de financiación como la colaboración público-privada y no servir como elemento de ajuste presupuestario en periodos económicos desfavorables".

La industria de la construcción debe continuar aunando esfuerzos para afrontar dos retos clave: la profesionalización y el rejuvenecimiento de la fuerza de trabajo del sector. Respecto del primero de los aspectos, la profesionalización del sector, la proporción de trabajadores con un nivel de Educación Primaria o inferior se ha visto reducido en los últimos diez años de una forma considerable, lo que supone un aspecto muy positivo.

Se podría deducir que, aunque la industria de la construcción está incrementando su actividad, ya no se considera que, como en tiempos precedentes, cualquier trabajador sin cualificación puede acceder al sector, sino que los requerimientos para trabajar en la construcción pasan ahora por la profesionalización.

En relación al segundo, la necesidad de atraer a los jóvenes, los datos son preocupantes, hace diez años el porcentaje de jóvenes menores de 35 años que trabajaban en el sector era del 42%, mientras que en el 2018 ese porcentaje es del 19%. Es decir, se ha producido un incremento de los ocupados de mayor edad frente a la incorporación de trabajadores jóvenes. De lo anterior solo puede concluirse que el sector está envejeciendo.

En cuanto al empleo, la cifra de trabajadores afiliados a la Seguridad Social supone un incremento del 6,7%. Desde el año 2015 se experimentan tasas de variación interanuales positivas, siendo este último año 2018 el de mayor crecimiento, con cifras de afiliación muy cercanas a las del año 2012.