Entrevista
Charlie Brooker, creador de 'Black Mirror': "Es alarmante que nuestras tramas se hagan realidad"
Hablamos con el guionista y productor detrás de la célebre serie antológica sobre el lado perturbador de la tecnología, cuya séptima temporada llega este jueves, día 10, a Netflix

Charlie Brooker en el escenario galáctico de 'USS Callister: Infinity'. / Netflix
Juan Manuel Freire
"Es muy 'Black Mirror'", decimos cada vez que tenemos una experiencia perturbadora con la tecnología, que es básicamente a todas horas. El guionista, presentador televisivo y productor británico Charlie Brooker, creador de esa gran serie antológica de ciencia ficción, se siente orgulloso por haber dado pie a una expresión tan ubicua. Pero, a la vez, quiere creer que su obra trasluce no solo miedo a lo nuevo, sino también esperanza por el progreso. En su séptima temporada (Netflix, jueves, día 10), la serie alterna de nuevo entre parábolas tan pesimistas como divertidas e historias románticas (como la obra maestra 'Eulogy', protagonizada por Paul Giamatti) en las que rayos de luz se cuelan entre el aparato distópico.
Ha dicho de esta séptima temporada que es una especie de retorno a las raíces. ¿Qué hace que conecte con el espíritu original de 'Black Mirror'? ¿El hecho de que se base, mucho más que la sexta, en tecnologías, 'gadgets' y sistemas?
Creo que sí. La sexta temporada empezó como algo casi paralelo a 'Black Mirror', como una especie de serie hermana. Su título iba a ser 'Red Mirror' [etiqueta que se usó para el episodio 'Demonio 79'] e iba a lidiar más con el terror sobrenatural. Mi idea era hacer historias muy distintas a lo habitual en la serie madre, pero cuando empecé a dar vueltas al episodio 'Joan es horrible' [sobre una mujer corriente convertida sin querer en referencia de una serie 'prestige'], me di cuenta de que era puro 'Black Mirror' y que así había que llamarlo. Acabamos haciendo algunas cosas nuevas, lo que me despejó y me estimuló, pero quizá resultó confuso para algunos espectadores. En esta ocasión, cada episodio es puro 'Black Mirror', una historia con trasfondo tecnológico.
¿Cómo ha evolucionado su método de crear historias? ¿Sigue leyendo las noticias en busca de algún detalle que retorcer solo ligeramente para dar forma a un argumento inquietante?
Ahora mismo, intento evitar las noticias. Son demasiado terroríficas y deprimentes. El proceso es curioso… Obviamente, me doy cuenta todo lo que está pasando en el mundo, en la sociedad. También soy un 'geek' de la tecnología y trato de estar al día de los avances. Por un lado está esa conciencia de la actualidad. Por otro lado, están mis preocupaciones íntimas, ideas que me interesan o se me pasan por la cabeza y que acaban fusionándose con alguna clase de tecnología emergente. Todo encaja a la perfección y puedo ponerlo sobre el papel rápidamente.
¿Cuáles fueron las inspiraciones para 'Eulogy', por ejemplo? Me parece de lo mejor que haya salido de 'Black Mirror'.
En esta temporada hay dos episodios, 'Eulogy' y 'Hotel Reverie', que se me ocurrieron después de haber visto 'The Beatles: Get back', la serie documental de Peter Jackson sobre la grabación de 'Let it be'. En ella se usaba la tecnología para devolver el pasado a la vida. Eso se me instaló en la cabeza de algún modo y, dos meses después, estaba hablando con mi equipo sobre posibles historias en las que la tecnología cumplía esa función. 'Eulogy' puede retrotraer a la máquina Esper de 'Blade runner', que permitía a Deckard [Harrison Ford] encontrar detalles ocultos en fotografías, con el añadido de que en este caso tu recuerdo es esencial a la hora de revelar nueva información. En el caso de 'Common people', todo empezó cuando estaba escuchando un pódcast y el presentador empezó súbitamente a leer un anuncio.
'Common people' es también una gran historia. Parece partir de la hipótesis: "¿Y si para vivir también hiciera falta una suscripción? ¿Y solo con la más cara vivirías sin anuncios?"
En casa tenemos un Echo Show que usamos, sobre todo, como temporizador para la cocina e intercomunicador. También podías ver fotografías familiares y era algo bonito. De repente, empezó a mostrarnos anuncios y no podíamos apagarlos. El escritor Cory Doctorow se inventó el término 'enshittification' [o 'mierdificación'] para hablar sobre la progresiva degradación de los servicios y productos 'online'. Tenía esto en la cabeza y, a la vez, venía dando vueltas a una historia sobre alguien que tiene un accidente fatal y solo sobrevive gracias a una compañía tecnológica a la que debe pagar para seguir viviendo.
Tengo la sensación de que últimamente la realidad supera a nuestras más salvajes fantasías distópicas. ¿Es cada vez más difícil competir con ella?
A veces soy consciente de que debo escribir rápidamente un episodio o ya no será ficción. Hace dos años tuve una idea para algo y ahora mismo están pasando bastantes cosas que son bastante similares. Si lanzara ese episodio ahora, la gente diría que me he inspirado en las noticias. No diré a qué me refiero por si algún día le doy alguna forma. El episodio 'Bête noire' gira en torno al 'gaslighting' [o el 'hacer luz de gas a alguien'], algo sobre lo que últimamente ha habido bastante discurso, pero de lo que no se hablaba tanto cuando escribí la historia. A veces sientes que el mundo real y la página están en una especie de carrera.
En esta temporada se ha atrevido por primera vez a hacer una secuela [del episodio 'USS Callister', aquella 'space opera' sobre un programador que encerraba en un videojuego a clones virtuales de sus colegas de trabajo]. ¿Cómo aprendió a dejar de preocuparse y amar la secuelitis?
[ríe]. Nunca aprenderé a dejar de preocuparme. Lo de dar continuación a 'USS Callister' estaba en nuestra cabeza desde hace mucho tiempo, casi desde que hicimos el primero. El final de ese capítulo propiciaba la idea de seguir y estar de nuevo con esos personajes. Luego vinieron la pandemia, la huelga de guionistas… Hubo un momento en que iba a ser una miniserie, pero tratar de alinear las agendas de todo el mundo [actores como Jesse Plemons y Cristin Milioti no andan justos de trabajo] era una pesadilla.
También está esa especie de 'spinoff' del episodio interactivo 'Bandersnatch' llamado 'Plaything', en el que Will Poulter vuelve a ser el programador Colin Ritman.
No iba a ser una secuela, pero cuando lo estaba escribiendo y llegó el momento de escribir el momento en que el protagonista habla con un programador, me pregunté: "¿Por qué no puede ser Colin Ritman? ¿Y por qué no puede volver a aparecer Mohan Thakur [Asim Chaudhry]?". Era la mejor versión que se me ocurría de esta historia centrada en el mundo de los videojuegos de la Gran Bretaña de los 90. Les suplicamos que volvieran y lo hicieran. En las series antológicas, los personajes desaparecen al final de cada episodio, pero a veces te enamoras de tus propias creaciones y quieres traerlas de vuelta. ¿Por qué no? ¡Yo hago las reglas en esta serie! [ríe].
Lo de dar continuación a 'USS Callister' estaba en nuestra cabeza desde hace mucho tiempo, casi desde que hicimos el primero
Tengo la sensación de que la rama romántica de 'Black Mirror', que también existe y es una de las más estimulantes, ha inspirado últimamente toda clase de historias tanto en lo serializado ('The one', 'Soulmates') como en lo cinematográfico
('Zoe', 'Love me'). ¿Está orgulloso del impacto de, sobre todo, 'San Junipero'?
Siempre es gratificante que la serie inspire a alguien hacer algo. Bueno, a menos que la idea sea: "Vamos a hacer eso pero mejor" [ríe]. Nosotros mismos no estaríamos aquí sin 'La dimensión desconocida', o 'Tales of the unexpected', o todas esas series raras británicas que consumí de niño durante los ochenta. Lo de hacer historias románticas, al principio, me daba algo de miedo, porque las dos primeras temporadas eran amargas y deprimentes a más no poder. Cuando saltamos a Netflix [desde Channel 4, con la tercera temporada], me dije a mí mismo que si seguía por ese camino iba a volverme loco. El primer episodio que escribí para la plataforma fue 'San Junipero'. Me inquietaba un poco trabajar con un tono tan diferente, apostar por el romance sincero. Pero funcionó bien. Luego hicimos también 'Hang the DJ', que era nuestra visión de una comedia romántica. No sabíamos cómo se vería, pero es una favorita del público. Esta temporada tenemos una gran historia romántica en 'Hotel Reverie'. Y 'Eulogy' también lo es, a su modo.
¿Qué siente cuando ve sus ideas más oscuras reproducirse en el mundo real? Hace unos años, 'The Guardian' clasificó los episodios de menos a más visionario, y muchos de ellos habían acertado de pleno. El número uno era 'El momento Waldo', por haberse avanzado, según el diario, a la elección de Boris Johnson como primer ministro británico.
Es alarmante que nuestros argumentos se hagan realidad, sobre todo uno como 'El momento Waldo'. No creo que el episodio acabara de quedarme bien, pero creo que realmente se adelantó a lo que estaba a punto de pasar. En el episodio 'Ahora mismo vuelvo', el personaje de Hayley Atwell se hacía con una versión de inteligencia artificial de su fallecido novio Ash [Domhnall Gleeson], y algo así ahora es fácil de conseguir con los 'chatbots' que imitan voces de fallecidos [los llamados 'griefbots' o 'bots del duelo'].
Cuando vemos algo extraño ligado a la tecnología, enseguida decimos: "Esto es muy 'Black Mirror'". ¿Orgulloso de que una creación suya forme parte del vocabulario del día a día?
¡Es tan raro para mí! Es surrealista. Escribo los episodios en casa. El núcleo creativo de la serie es, en realidad, muy reducido. Por eso todavía me choca que algo así siga pasando. Que la serie se haya convertido en casi un modismo es… extrañísimo. Es publicidad gratuita y, a la vez, es terrorífico, porque si la gente dice cada vez más "esto es muy ‘Black Mirror'", significa que cada vez pasan más cosas tecnológicas perturbadoras. Todos esos vídeos hechos con inteligencia artificial que están llenando nuestras pantallas… Eso es muy 'Black Mirror'.
Al mismo tiempo, creo que esa expresión simplifica ligeramente el espíritu de una serie que, además de alertar sobre la tecnología, siente sincera devoción por ella y puede verla a veces con esperanza. Es claramente la obra de un fan fatal de la materia.
Es totalmente cierto. Mi trabajo sería insufrible si odiara la tecnología. En los 90 fui periodista de videojuegos, como el protagonista de 'Plaything'. La serie ha alternado entre tonos ya desde la primera temporada, en la que pasábamos de la sátira de 'El himno nacional', con el primer ministro y el cerdo, al mundo 'high concept' de '15 millones de méritos' y de ahí al drama doméstico de 'Toda tu historia'. En esta temporada tenemos desde una especie de película 'indie' como 'Common people' a algo más cercano a 'Star Wars' como 'USS Callister: Infinity'. Lo que significa que nunca contento del todo a quienes quieren que 'Black Mirror' solo sea amargura y oscuridad. Es como estar en un grupo que hace singles punk y baladas de amor. A algunos les gustan los singles, a otros las baladas, e intentas tener algo para todos ellos, además de probar nuevas cosas que no sabes si querrán. Quieres ofrecer una experiencia variada, un poco oscura, un poco agridulce, un poco sentimental y esperanzada… Todo un menú de diferentes sentimientos.
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