Escucho la palabra música en televisión y me da sarpullido al instante. Escucho que en la tele dicen que veremos la actuación de un niño prodigio que canta como los ángeles y cojo las pistolas. Cuando veo a un presentador dando paso a una tipa que arrasa con su última parida en internet pido que me envíen al desierto del Sahara para que me coman las alimañas. Es ver a un puñado de contertulios - no te lo perdonaré jamás, Susanna Griso, jamás -, dedicar el precioso tiempo televisivo a la hija de la Pantoja, llamada para el mundo de la afrenta, la ignominia y el despendole Isa P., diciendo que la pájara se dedica a la música, y mis entrañas entran en estado de regurgitación y expelen bilis a cascoporro.

Así que cuando La 2 estrenó el martes La hora musa mi cerebro reaccionó como el perro de Paulov porque La hora musa es nada menos que un programa de música. Es una broma, claro. La hora musa es, para decirlo sin adornos, el único programa, pero el único del mundo mundial de la tele española, dedicado a la música, pero a la música de verdad, con sus músicos en acción, sus baterías, sus guitarras, su piano y una voz cantante que dice letras subrayadas por unas melodías que te llegan al corazón. Presenta La hora musa la dulce Maika Makovski, y la primera entrega de la segunda temporada fue apoteósica. Pasó por el programa ZAZ, francesa que ama el español y que incendia su obra de una bellísima y conmovedora melancolía, lo llenó de elegancia irónica Kiko Veneno, el colombiano Juanes concedió entrevista, y los jóvenes de Carolina Durante, con su atrevido y doliente pop, estilo Poch, dejaron claro que juventud y estupidez no siempre van de la mano. Vean La hora musa si aman la música.