No han llegado y de nuevo empiezan a mangonear. Va en su hilo mental, en su ADN, en su forma de entender los medios públicos. Con el PP vivimos los peores tiempos de manipulación en la tele pública, le pese a quien le pese, y por eso ahora, cuando poco a poco parece que el aire fresco entra en esa casa la inercia que arrastra el desprestigio no consigue remontar porque la audiencia, derrotada y cautiva, perdió su apego al medio.

Y ya sabemos que recuperar la confianza es difícil, muy difícil. Aún no han llegado, y no sólo se reparten vicepresidencias y ministerios sino que el señorito Pablo Casado está dispuesto a dirigir TVE.

Más, a ser director de contenidos. No me lo invento yo, no es fruto de mi obsesión, como algunos lectores pensarán, lo ha dicho el propio aspirante. Ya saben que el kilo de torero se vende en el mercado político de la extrema derecha a precio de oro, y que esos partidos se han tirado al barro como lo hacen los presidentes de los clubes de fútbol, olfateando el aire para meter en la cesta algunos figuritas.

El PP ya tiene a su torero, Miguel Abellán -ganador en 2014 de una edición de ‘Mira quién baila’, ahí lo dejo-, y este fin de semana, como candidato por Madrid, y junto a Casado, el aprendiz de Aznar pero sin su rictus de vinagre, participó en un mitin y dijo que los toros deberían de volver a TVE. Buen mandoble. Rápido, audaz, sin pensarlo mucho, nombrándose a sí mismo director de contenidos y de televisión española, el de la sonrisa inmarcesible y dialéctica bélica respondió lo que uno jamás pensaría que dijera tan a las claras.

Ahí va. Cuando sea presidente, dijo el candidato del PP, TVE volverá a emitir la fiesta nacional. ¿Qué no pensará de meter la mano en informativos?