Ronquido viral

Susanna Griso, víctima de una encerrona en 'Espejo público': confunde un jadeo de Terelu con una escena porno

El programa juega al despiste con un audio que acaba avergonzando a la presentadora en pleno directo.

Susanna Griso avergonzada en 'Espejo público'

Susanna Griso avergonzada en 'Espejo público' / Antena 3

Carlos Merenciano

Madrid

'Espejo público' vivió este jueves 24 de abril uno de sus momentos más embarazosos (y virales) de la semana. Todo ocurrió cuando Gema López propuso un reto a Susanna Griso en directo: adivinar el origen de un extraño sonido que, al oído, recordaba a un gemido. Tras escucharlo, la presentadora no lo dudó y bromeó con un comentario que rápidamente se le volvió en contra: “No sé si hemos abierto una nueva sección porno y me lo he perdido”.

La broma, que generó carcajadas en el plató, fue en realidad una trampa cuidadosamente preparada por la sección de crónica social del programa. El sonido, lejos de provenir de una escena subida de tono, pertenecía a la voz ronca de Terelu Campos en una entrevista radiofónica. Gema López no tardó en rematar la jugada con sorna: “Ahora que te llame Terelu a ti, querida”. Griso, visiblemente avergonzada, se cubrió la cara con las manos: “¡Eso se advierte!”, exclamó, tratando de recomponerse.

Tras el momento de confusión, el programa mostró un vídeo en el que varios trabajadores de Antena 3 opinaban sobre el origen del sonido, coincidiendo muchos con la interpretación inicial de la presentadora. A continuación, 'Espejo público' contactó en directo con una doctora, que atribuyó esa respiración dificultosa a posibles causas como el tabaco, el alcohol o las bebidas frías, respaldando su diagnóstico con imágenes recientes de Terelu fumando en una terraza.

Pese al sonrojo inicial, Griso quiso zanjar la escena con un gesto de preocupación hacia la salud de la colaboradora de Telecinco. “Uf, yo hubiese preferido a Terelu jadeando que escucharla así. Me da la sensación de que está muy cargada de pecho”, comentó aún con el rubor en el rostro. Una frase que, lejos de calmar la situación, acabó dando la puntilla final al momento.

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