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Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Fayna, su maltratador, el periodismo y la policía

Fayna Bethencourt, en ‘Chester’ (Cuatro).

Se ha sentado Fayna Bethencourt en el ‘Chester’ de Risto Mejide (Cuatro). Ha sido una estremecedora, pero útil y valiosa, entrevista. El calvario de Fayna me ha producido una impresión devastadora y profunda.

Ha contado cómo Carlos Navarro, ‘El Yoyas’, la agredía. Cómo le pegaba, cómo la aterrorizaba, cómo solía echarle la mano a la garganta, y la apretaba, y ella cada vez temía que iba a ser la última, porque creía que iba a morir. Y contó también cómo se justificaba él, después de dejarla con el cuerpo amoratado por los golpes y palizas, diciéndole que la culpa era de ella por decirle cosas que despertaban «el monstruo que hay en mí». Contaba cómo el miedo ha sido la constante de estos 16 años que han vivido juntos. Un miedo que todavía la atormenta porque Navarro está huído. En este momento de la conversación en el ‘Chester’, cuando abordaba Fayna la indefensión que siente, denunciò que Carlos Navarro, estando juzgado y condenado a seis años de cárcel, resulta que es un prófugo en paradero desconocido. Al parecer la autoridad competente o no lo encuentra o no le persigue. Teme Fayna que con toda impunidad se presente a la puerta de su casa cualquier día.

Y puso Fayna entonces el foco en la profesión periodística. Se refirió a la entrevista que le han hecho a Carlos Navarro recientemente, en el diario ‘El Mundo’, bajo el título ‘Cita en un bosque con el maltratador huido’. Faina dijo que no está en contra de la entrevista, pero añadió que el periodista debió haber llamado a la policía para que fuese detenido. Risto coincidía. ¡Ah! Comprendo a Fayna. La conocí en septiembre de 2004. Vino a ‘Telemonegal’ (BTV) con Carlos Navarro. Parecían una pareja feliz. Vivían en El Garraf . Escribían relatos, poesía... Estoy con Fayna. Y desde este posicionamiento, a su lado para lo que me necesite, le debo decir con todo mi afecto que el periodista no debe hacer de policía.

En muchos foros de análisis sobre nuestro oficio se ha debatido este asunto. En América Latina, en la ‘Fundación Gabriel García Márquez’, recuerdo que en cierta ocasión se planteó el caso de un periodista que pudo entrevistar a un prófugo a cambio de no revelar su ubicación. El debate era si debió aceptar aquella condición. Llegaron a esta conclusión: «Localizar y capturar a los delincuentes es tarea de los organismos de seguridad, no de los periodistas»

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