Rocío Carrasco ha vuelto a Sálvame para responder a todas las polémicas suscitadas en las últimas semanas sobre ella y sobre el codiciado diario de su madre, la cantante Rocío Jurado.

Después de tomarse unas semanas de descanso, la nueva defensora de la audiencia del programa de las tardes de Telecinco ha regresado a su puesto de trabajo para hablar de cómo se encuentra tras la entrevistas que han concedido su tío, Amador Mohedano, y el que fuera marido de su madre, el torero Ortega Cano.

Además, Rocío Carrasco también ha hablado del inminente estreno de un nuevo documental, En el nombre de Rocío, a través del cual la hija de 'la más grande' va a desvelar toda la verdad acerca de la mediática familia de la artista chipionera.

Durante su intervención en el programa, presentado por Carlota Corredera, la madre de Rocío Flores y David Flores ha hablado a pecho descubierto de cómo va a enfocar esta nueva etapa que va a comenzar y ha desvelado algunos secretos y confesiones que han dejado a los colaboradores y colaboradoras del plató con la boca abierta.

Una de estas confesiones, además, tiene que ver con sus dos hijos y un cambio de opinión que parece que Rocío Carrasco ha tenido después de haberse ido de vacaciones y haber podido analizar las cosas desde la distancia.

Mantiene la esperanza

Al ser preguntada por Carlota Corredera sobre las personas que se han puesto en contacto con ella tras el huracán mediático que provocó la primera parte de su documental, Carrasco aseguraba que nadie de su familia la ha llamado y que no espera ni necesita esa llamada.

Sin embargo, la sorpresa llegó cuando, al ser preguntada por si había mantenido algún tipo de conversación con sus hijos, Rocío Carrasco, con cierto poso de tristeza en su mirada, reconoció que "ni la he recibido ni la he esperado en ese momento y supongo y tengo la esperanza que en algún momento en el tiempo suceda. La vida es larga, si Dios quiere. Ahora, sigue sin ser el momento".

Con esta declaración de intenciones, Rocío Carrasco parece que deja una puerta abierta a una posible reconciliación con sus hijos siempre y cuando ambas partes estén dispuestas a comenzar una nueva y floreciente etapa.