El turismo activo conquista cada vez a más viajeros que quieren vivir experiencias diferentes en el entorno rural y para ello los lugareños se profesionalizan y hacen uso de los recursos naturales de su zona como fuente de ingresos y como modo de atraer visitantes a la España vacía.

Y parece una decisión acertada si tenemos en cuenta que en 2021 más de 3,1 millones de viajes fueron motivados principalmente por el deporte, según la Encuesta de Turismo de Residentes y de la Encuesta de Gasto Turístico del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Por eso mismo, muchos de los habitantes de estas zonas rurales, durante los meses de primavera y verano se convierten en monitores o en guías para atraer a un público concreto amante del turismo activo, de los deportes y actividades en ambientes naturales.

Y las posibilidades son infinitas. Desde senderismo con guía por el monte o rutas en 4x4 para conocer la naturaleza y la biodiversidad del entorno de la mano de un biólogo hasta espeleólogos que adentran a los más curiosos en las entrañas de la montaña o descenso de ríos en kayak.

Dentro de la montaña

Es el caso de la Cueva la Peyural en Avín, en el concejo de Onís (Asturias), una cueva a 20 metros de profundidad con 300 metros de longitud.

Este ramal de cavidades se hizo famoso internacionalmente por conservar en su interior el fósil completo de una cría de rinoceronte de las praderas de la era glacial, datada en 45.000 años de antigüedad.

Además del fósil, esta cueva ofrece otros atractivos: es rica en el aspecto geológico y, como en muchas otras de Picos de Europa, prolifera en ella el hongo penicillium, el responsable de la fermentación del famoso queso de Cabrales.

Las sendas naturales, a menudo marcadas con señalizaciones en árboles y rocas, son la actividad gratuita perfecta para los senderistas, sin embargo hay otras vertientes que llevan a los más experimentados a iniciarse en el deporte de alta montaña.

La biodiversidad rural

En esta actividad es donde los guías de montaña enseñan a sus viajeros curiosidades de la biodiversidad que les rodea, cultura popular y oficial que aporta, no solo las vistas de un paisaje imponente, sino que transmiten la importancia de cuidar el entorno y el impacto del ser humano en el medio.

En zonas donde se practica la ganadería hay rastreadores de fauna, cuya función principal en muchos casos es detectar las huellas de ciertos animales para certificar su presencia por la zona.

Sin embargo, para el turista ésta es otra actividad interesante con la que aprender costumbres y hábitos de los animales y en la que el experto enseña a reconocer el rastro que la fauna deja a su paso a través de sus huellas o identificando sus heces por lo que contienen.

En el caso de los osos de Picos de Europa, por ejemplo, sus desechos deben contener en esta época semillas de cereza, y es que el oso es un goloso y la temporada tardía de la cereza ayuda a identificar su presencia en la zona.

Descubriendo los ríos

Descender un río con rápidos nunca ha sido tarea fácil pero, aunque hay rutas que pueden ser más técnicas, existen variantes para casi todas las edades, y nunca es tarde para iniciarse en el piragüismo.

En el municipio de Ascó (Cataluña) comienza el descenso más largo del Ebro, el del río Sella, en la localidad de Arriondas, aunque no es el único lugar en el que se puede practicar esta actividad, pues España está repleta de ríos para acoger a estos deportistas.

Son solo algunas muestras de cómo el turismo activo puede ser un medio de vida para los lugareños que, expertos en el hábitat de su zona, se profesionalizan para sobrevivir en la España vacía.