Ensayo de un camarero

Las incógnitas de las sugerencias fuera de carta

Hay lugares en los que, muchas veces, se aprovechan para plantar un precio elevado a esos extras fuera de carta que cuando recibimos la cuenta para pagar nos cortan la digestión

Es fundamental preguntar el precio de las sugerencias del día.

Es fundamental preguntar el precio de las sugerencias del día. / E.D.

José Miguel Sánchez

José Miguel Sánchez

A todos nos ha pasado, y es que cuando visitamos un restaurante por primera vez, o incluso en nuestra tasca de siempre, y el camarero que nos va a tomar nota nos cuenta las sugerencias del día, siempre nos asaltan las mismas preguntas: ¿Cuánto cuesta ese chuletón madurado que suena tan bien? O cuando dice que la lubina está a 15 euros los 100 gramos, realmente ¿cuánto nos cuesta ese pescado fresco?

Y es que preguntar directamente al camarero cuánto es el costo de los platos que nos ha ofrecido, parece una falta de educación o una salida de tono. Sobre todo, cuando estamos en una cena o en un almuerzo con gente desconocida, sin embargo, lejos de parecer grosero, es más bien un derecho necesario que tiene el comensal para saber el precio que va a pagar por ese producto. Da la impresión que por el hecho de ejercer el derecho a saber cuánto se va a pagar por un producto, estemos cayendo en la miseria o sacáramos a la palestra que no tenemos dinero suficiente para hacer frente a la cuenta.

En mi opinión, el camarero debería comentar siempre que canta los fuera de carta también los precios de los mismos. Saber transmitir la seguridad cuando se describe un plato es igual de importante para el comensal como también lo es la información del coste de ese plato o vino fuera de carta que se está sugiriendo.

Informar para no asustar

Mi teoría es la siguiente: si lo que ofrezco fuera de carta está en el arco lógico de los precios del restaurante, es decir, dentro de la media del precio del menú, el valor de ese plato o producto no es necesario decirlo, pues ya el cliente sabe qué tipos de precios se manejan en ese restaurante o tasca.

Ahora bien, si el precio supera esa media del valor de la carta, creo que es un acierto avisar e informar al comensal del precio del producto. Explicar que esa botella de vino cuesta 30 euros o que el chuletón pesa aproximadamente kilo y medio y ronda los 40 euros el kilo, o que las lapas que acaban de entrar al restaurante esta mañana están a unos 20 euros la ración, no creo que sea motivo de falta de educación o tabú.

Los comensales habituales que buscan nuevos platos para salirse un poco de la rutina, aprecian que sea el camarero el que facilite el precio de esos productos y platos, y de esta forma se evita que éste no sea juzgado como vulgar o maleducado por los demás comensales de la mesa si se quiere saber el precio de las sugerencias. Como en cualquier comercio al que acudimos, miramos el precio y es completamente lícito exigir que se nos informe de ello, igualmente debería suceder en un restaurante.

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