Los rosconttones de la solidaridad: así fue el aplaudido gesto de Zulay este día de Reyes

No es un rey mago, pero su generosidad se puede comparar con la de sus majestades de Oriente. Bryan Medina, propietario de la empresa familiar Zulay, que gestiona junto a sus dos hermanos, apareció en el Hogar del Santísimo Cristo de La Laguna cargando numerosas cajas llenas de rosconttones, su famoso producto estrella de las navidades, y uno de los más demandados.

Haciendo una pausa en la caótica mañana que se vivía en el obrador de Zulay, negocio ubicado en La Laguna, el joven emprendedor puso rumbo hacia la calle Viana con la intención de alegrar y endulzar la mañana a una de las instituciones más importantes, en lo social, del municipio. Allí lo recibieron con entusiasmo tanto el personal del centro como numerosos usuarios, que aplaudieron con sincera felicidad el bonito gesto.

Una labor fundamental

El Hogar del Santísimo Cristo de La Laguna cuenta con una amplia trayectoria de asistencia a los más necesitados, con gran vocación de servicio a la comunidad, en especial a la población de avanzada edad, desempeñada a lo largo de 125 años. Tras esta larga andadura, por el Hogar del Santísimo Cristo de La Laguna han pasado 147 religiosas que han atendido a más de 2.500 personas mayores en situación de vulnerabilidad.

Siendo el Hogar una entidad sin ánimo de lucro, gestionada por la Congregación de Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, su mantenimiento depende de las aportaciones de los residentes, donativos de benefactores y de subvenciones. El centro es atendido en la actualidad por cinco religiosas de la congregación y una treintena de profesionales, entre los que se incluyen especialistas en atención sociosanitaria.

Un producto estrella

La idea del rosconttone es "la de fusionar la masa, el aroma, la ligereza y esa textura de algodón del panettone, que está tan de moda, con la tradición y la fama del roscón de Reyes. No deja de ser un roscón con masa de panettone, y el secreto es la fermentación y el tiempo que lleva hacerlo, unas 72 horas de fermentación, de ahí que la producción sea limitada", apunta Bryan Medina. Una joya dulce que han disfrutado los numerosos usuarios de este centro, y un gesto que el joven palmero repite anualmente con diferentes organizaciones.