Restaurantes

No hay dudas: Moral es una de las grandes aperturas del año en Tenerife

El restaurante liderado por Iciar Pérez y Juan Carlos Pérez-Alcalde, en Santa Cruz de Tenerife, supone un necesario soplo, o más bien huracán, de aire fresco y excelente calidad

Juan Carlos Pérez Alcalde e Iciar Pérez.

Juan Carlos Pérez Alcalde e Iciar Pérez. / Gorostiza Photography

Jose Luis Reina

Jose Luis Reina

Santa Cruz de Tenerife

Las crónicas gastronómicas están llenas de tópicos, frases hechas, estupideces que se repiten aquí y allá. A esto hay que sumarle las palabras que ya repiten hasta los influencers, o comelones, que entre bocado y bocado grabándose -qué desagradable es esto-, también hablan de sostenibilidad, fondos, kilómetro cero, creatividad, producto... eso sí, con la boca llena. Otro de los grandes tópicos, ya sea en escritos de difícil lectura o en vídeos de dudosa objetividad, es aquello de "no había querido venir antes a este restaurante, quería darle unos meses hasta poder analizarlo con criterio, para que tuvieran un rodaje". Vaya estupidez, una más.

Llevaba queriendo ir a Moral desde el primer día que abrió, hace ya unos cinco meses. Iciar Pérez y Juan Carlos Pérez-Alcalde, herreña ella y tinerfeño él, además de formar un feliz binomio amoroso, son dos talentosos cocineros que están construyendo, plato a plato, un restaurante redondo. Al fin pude comprobar lo que ya sospechaba, en Moral se come realmente bien, y qué falta le hacía a Santa Cruz de Tenerife un restaurante así. Iciar Pérez ya adelantaba a los que le preguntaban que aquí no habría postureos, ni definición. "Vamos a hacer una cocina rica, y esa es la mejor definición que podemos hacer". Bravo. Menos mal.

Iciar y Juan Carlos, en el interior de la pequeña cocina.

Iciar y Juan Carlos, en el interior de la pequeña cocina. / Gorostiza Photography.

Éxito precoz

La espera fue larga para la pareja de cocineros, que han depositado aquí todos los sueños, el talento, y también los euros. Problemas técnicos con la luz, creo recordar, retrasaron una apertura que todos deseaban, pero que se hizo de rogar. Ellos aguantaban pacientes, seguían ultimando detalles de la carta, cerrando más referencias de vinos, revisando hasta la última esquina del pequeño local, en la calle Pi y Margall. En la cocina apenas caben los dos, pero de ese pequeño espacio sacan cosas realmente grandes.

Moral ya estaba en boca de todos, y ahora que salen los platos, su fuerza es ilusionante. En sus pocos meses de vida, los éxitos se acumulan. El restaurante siempre lleno, que es el verdadero y real éxito, y la entrada recientemente en la Guía Michelin como un Bib Gourmand, que es como la publicación premia y valora a aquellos negocios gastronómicos de mejor calidad-precio. Ambos, por cierto, ya pasaban muchas horas juntos en la cocina del restaurante Poemas by Hermanos Padrón, en Gran Canaria, con una estrella Michelin y un sol Repsol. No es nada nuevo, pues, compartir algo tan intenso como eso. No es una cocina menor la de Poemas.

La carta

Tras esa exitosa etapa, lo que realmente les pedía el cuerpo a ambos era regresar a Tenerife, donde tienen familia y amigos. Y, por supuesto, salir del circuito y crear algo nuevo. Y vaya si lo han hecho. La carta es tan excitante que uno tiene la sensación de que había imaginado este restaurante antes, en algún utópico lugar, donde todo es placer y felicidad. Esa berenjena glaseada, con anguila, yogur y champiñón es tan hermosa y delicada que comerla supone una experiencia irrepetible. Les supliqué que nunca quitaran este plato de la carta. Necesito volver a comerlo.

Raya con salsa de mejillones.

Raya con salsa de mejillones. / Jose Luis Reina

Lo mismo ocurre con esos garbanzos con foie, sin duda ya un icónico. La escalivada de solomillo, otro entrante, seguía demostrando que Moral es mucho más que técnica. Es puro talento, es coordinación, son dos cabezas que se entienden perfectamente creando y dando una lección de talento, de frescura, de generosa brillantez que comparten con todos. "No te dejes de pedir la raya en salsa de mejillones y perejil", me decía Mulchand Chanrai, el otro comensal. Vaya, pero qué maravilla de cocina. ¿Dónde ha estado Moral todo este tiempo? ¿Ya le han puesto una calle en Santa Cruz? Sí, estoy emocionado con lo que estoy comiendo. Juan Carlos e Iciar; Iciar y Juan Carlos. Gran equipo de sala, por cierto.

La berenjena de Moral.

La berenjena de Moral. / Jose Luis Reina

El homenaje

La oferta líquida es generosa, aquí hay que venir a disfrutar. En cada copa, como esos grandes amores que suelen frecuentar la mente, la berenjena. Ese plato, estoy seguro, define a la perfección el concepto del local, la filosofía, esa palabra que también se la están cargando los loritos de los vídeos. Cerramos, no con mucho interés por hacerlo, con otra delicia: las albóndigas de cordero y tomate especiado. Un viaje, otra experiencia sin movernos de la silla. Le digo a Iciar, que ese día está algo mala pero cuya ilusión y disciplina la mantienen en pie, que me hubiera encantado, egoístamente, que este restaurante estuviera en La Laguna. Ella ríe, y confiesa que se lo llegaron a plantear.

Albóndigas de cordero.

Albóndigas de cordero. / Jose Luis Reina

Pero entonces llegó Juan Carlos, santacrucero de corazón y fanático del Tenerife, y puso un poco de orden. Viene con un par de postres, una de sus especialidades. El de remolacha, soberbio. Ya les hemos dado mucho la lata, y ellos a nosotros un homenaje memorable. Tras pagar la cuenta, unos 80 euros la cabeza, pidiendo bastante, eso sí, los dejamos atrás. Se quedan limpiando la cocina con la misma concentración con la que ejecutan los platos. Están felices. Todos lo estamos.

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