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Ruta por placenteras tascas de La Laguna

El bucólico casco histórico de la hermosa ciudad, que cumple 25 años como Patrimonio de la Humanidad, está repleto de pequeños refugios gastronómicos de mucho interés

Casco histórico de La Laguna.

Casco histórico de La Laguna. / ED

Jose Luis Reina

Jose Luis Reina

La Laguna

No nos centraremos en esta ocasión en hacer un inventario de la solvente oferta gastronómica que habita en la ciudad de Los Adelantados. No es la intención, aunque sería un recorrido bien interesante. Si algo define gastronómicamente a La Laguna, sobre todo en su hermoso casco histórico, está en esas pequeñas tascas que nos encontramos en diferentes puntos estratégicos, que conviene tener localizados y memorizados para no ponerle muchas barreras al placer. En el entorno de La Concepción, lleva ya muchos años sentando cátedra y demostrando un talento descomunal el joven Cristian, que con La Tasca de Cristian (C/ Marqués de Celada, 17) se ha convertido, desde hace una década, en uno de los mejores anfitriones culinarios de la ciudad. Una carta de producto, de perfecta técnica y en una preciosa casa. Hay pocos lugares, en cualquier lado, que ofrezcan una regularidad tan alta en un nivel a la misma altura. No falla nunca, para fortuna de todos.

Merluza a la brasa con almejas y espárragos blancos, en La Tasca de Cristian.

Merluza a la brasa con almejas y espárragos blancos, en La Tasca de Cristian. / ED

En esa misma zona encontramos La Venta de la Esquina (Pl. de la Concepción, 9), recientemente reformada, que presume de un abrumador éxito desde su apertura, hace ya años. Es un lugar estupendo para tomar unos vinos y sumergirse en su reconocible oferta gastronómica, en una ubicación privilegiada de la ciudad. Refugio ya consolidado para huir de ese célebre fresco lagunero, o ver llover con la calma que ofrece un plato de buen jamón.

No muy lejos de allí, La Abadía (C/ Adelantado, 16) tiene un encanto particular, pues a ese acogedor patio que recibe al comensal, hay que unirle una pequeña pero confortable sala, y una terraza superior muy íntima. Su oferta gastronómica ha conquistado los paladares en un local por el que pasaron varios negocios antes, sin éxito. Ellos han conseguido consolidarse con delicias como la papa rellena de conejo, un plato ganador.

Papa rellena de conejo en salmorejo, en La Abadía.

Papa rellena de conejo en salmorejo, en La Abadía. / ED

Si ponemos rumbo a La Catedral, dos tascas destacan, desde hace tiempo, por encima del resto. Por un lado, el inigualable encanto de El Jinete Sin Cabeza (C/ Bencomo, 23), una demostración de cómo tratar el buen producto, de ponerle creatividad a platos tradicionales, de sorprender a unos comensales que repiten y repiten en este pequeño espacio lagunero. Por otro lado, muy cerca de allí, otra tasca veterana de la zona, La Tasca de Los Patos (C/ Bencomo, 26), donde todo, absolutamente todo, está rico. Desde las ensaladas hasta las croquetas, que son de las mejores, pasando por ese icónico arroz negro. Una buena selección de vinos y un buen servicio de sala completan la experiencia.

Toca volver a mirar hacia La Concepción, donde haremos una parada en La Artillería (C/ Manuel de Ossuna, 52) antes de seguir hasta San Benito. Ahí, en este pequeño refugio, el horario continuo de la cocina, unido a la gran calidad de lo que ofrecen, convierten a esta pequeña tasca en una apuesta segura en la zona más animada de la ciudad. Es fundamental pedir alguna de las tortillas, la ensalada alemana junto a las salchichas y esos adictivos bocados de mett.

Bocados de mett, con cebolla y mostaza, en Artillería.

Bocados de mett, con cebolla y mostaza, en Artillería. / ED

Para tomar un respiro, estimado lector, le recuerdo que esta selección no asume la gran cantidad de restaurantes que hay por la zona. Buscamos lugares pequeños, pero grandes en talento. Por cierto, para unos embutidos o aperitivos, el clásico Bodegón Tocuyo (Juan de Vera, 16), leyenda hostelera de La Laguna; La Oficina (C/ Herradores, 99), no tan veterana pero ya con una ilusionante trayectoria, y El Pan de Lata (C/ San Agustín, 58), idílico lugar donde picar y tomar algo es realmente divertido. Con un servicio muy familiar, Foncho y su equipo le abrirá la lata perfecta para acompañar su selección líquida.

Más opciones, para todos los gustos

Vamos subiendo hacia San Benito, no sin antes hacer una parada estratégica en El Escudo (C / Marqués de Celada, 70), donde a su gran selección de vinos le suman una interesante carta de platos tradicionales, producto muy bien seleccionado y buena ejecución. Pida un plato de jamón, una tabla de quesos y alguna carne ibérica. Ya verá como vuelve. Seguimos subiendo un poco más, hasta encontrarnos con dos caballos ganadores, dos locales de mucho nivel. El Huequito Andaluz (C/ Marqués de Celada, 122) y Mallar (C/ Marqués de Celada, 124). De conceptos opuestos, pero de una calidad excepcional. Lo mismo ocurre con La Bruma (C/ Albert Einstein, 35), con Suso Purriños y su equipo. Aunque, me va a permitir que les detalle estos tres locales en futuros reportajes, porque así lo merecen y quizá no sean las pequeñas tascas que aquí estamos tratando.

Cerramos este sabroso paseo virtual por los pequeños refugios de La Laguna en La Gastro Tienda (Av / Embajador Alberto de Armas, local 2), que descubrí hace unos años y del que rápidamente me aficioné, pues su cocinera, María José Padrón, tiene la virtud de hacer de cada plato una auténtica delicia, ya sean carnes o pescados, guisos o frituras. Su carta cambia con cierta regularidad, a la misma velocidad que funciona la creativa mente de la cocinera. Un descubrimiento.

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