Gastronomía

El Jeito y esa vueltita de tuerca en el casco de La Esperanza

Un grupo de entusiastas jóvenes ha sabido encontrar el equilibrio entre la tradición y la modernidad sin pasarse de rosca

Costilla de res con escalivada de verduras.

Costilla de res con escalivada de verduras. / El Día

Sergio Lojendio

Sergio Lojendio

Santa Cruz de Tenerife

No renuncian a su herencia familiar y vital: son gente criada en el campo, agricultora y ganadera, y desde esa raíz han confiado en dar a sus vidas una vueltita de tuerca, pero sin pasarse de rosca. De ahí que cuando los jóvenes hermanos Luis y Rubén, en compañía de Sonia y Yosmar, se arremangaron para montar una tasca en el casco de La Esperanza, decidieron ponerle de nombre El Jeito. El Diccionario de la Real Academia (RAE) recoge esta voz como «red usada en el Atlántico para la pesca del boquerón y la sardina», mientras el Diccionario de canarismos habla de «movimiento brusco, que puede producir una torcedura», así como de «maña, destreza, habilidad para algo», la acepción que mejor se ajusta en este caso.

Y maña le han puesto al asunto, porque no hicieron más que abrir el 30 de octubre de 2020 (cumplen ahora su tercer aniversario) y el covid los trincó por medio. Ya entonces supieron encontrar la vacuna, una mezcla a partes iguales entre ilusión, trabajo y esperanza, fórmula que también aplicaron para sobreponerse al pavoroso incendio que asoló la Isla el pasado agosto.

El buen gusto salta a la vista en un local cuajado de detalles en cada rincón: el dedicado a las antiguas lecheras, de cántaro a la cabeza (como la abuela); un centenario dornajo de madera (recipiente para dar de comer a los animales), base de una gran mesa que trae la memoria del abuelo Manchancho, enamorado del queso tierno de cabra; las barricas de vermut llegadas de Italia donde la familia crió sus primeros vinos y que escoltan la entrada a la cava; la icónica manta esperancera; una antigua báscula sobre el mostrador... Y en perfecto equilibrio con este homenaje a la tradición, el aliento de modernidad que destila una carta que en gran medida se nutre de la propia huerta y los productores vecinos; ellos apañan sus papas, recogen setas, alcachofas y todo tipo de verduras, aventan el trigo y lo muelen, o elaboran su vino, de nombre 15 días y 15 noches.

El resultado es sencillamente sabroso, desde las originales tortillas, la trufada o la llamada El Mago, combinado original de morcilla dulce canaria, mojo rojo palmero y gofio de millo; Empanadillas de carne de cabra, arregladitas y sazonadas; Ensaladilla de papas negras, chips de morena frita (o boquerones), con huevo, polvo de aceitunas negras y un toque de cilantro, frescor más un punto salado, o el pasticho venezolano, una variación criolla de la lasaña italiana, de carne de vaca canaria y bechamel trufada.

También son reconocibles la pata asada artesanal, con queso de cabra ahumado de La Esperanza, mojo palmero y compota de manzana picante o un queso asado de cabra, confitura de parchita y rúcula. Las carnes se muestran orgullosas: Cerdo horneado, Costilla de res a baja temperatura o un Lingote de costilla desmigajada, entre otras, así como un rejo de pulpo, y en el capítulo dulce, las tartas de queso ocupan un lugar privilegiado, como los brunchs, de viernes a domingo. (Calle del Calvario 8, La Esperanza; cerrado lunes a miércoles; jueves a sábado de 10:00 a 16:00 y de 20:00 a 23:00 h.; domingos de 10:00 a 17:00 h.; tfno.: 698 96 75 08).

Tracking Pixel Contents