Gastronomía

Barrasanta, devoción por compartir

Hablar de barra remite a una imagen antigua, esos bares de siempre –los hay que aún conservan ese mostrador de madera pringoso, insalubre y anacrónico–, y se asocian a un estilo de vida, sobre todo para esos clientes que consideran la barra su punto de apoyo, tanto físico como emocional, un espacio en el que comer, beber o alternar se significan como prácticas que van más allá de la simple necesidad de alimentarse para convertirse en un hábito vital.

Vista del interior del local

Vista del interior del local / El Día

Sergio Lojendio

Sergio Lojendio

Santa Cruz de Tenerife

Hablar de barra remite casi de inmediato a una imagen antigua, la de los bares de siempre –los hay que aún conservan ese mostrador de madera pringoso, insalubre y ciertamente anacrónico–, pero también se asocian a un estilo de vida, sobre todo para aquellos clientes que, ajenos a las mesas, consideran la barra su punto de apoyo, tanto físico como emocional, un espacio en el que comer, beber o alternar se significan como prácticas que van más allá de la simple necesidad de alimentarse para convertirse en un hábito vital. En el fondo, representan un lugar de socialización que ha ido evolucionado con los tiempos, adaptándose a los nuevos gustos, convertidos ahora en espacios más ligados a la cocina gourmet –platos cuidados y producto de calidad–, que al tradicional tapeo informal, servido con rapidez y sin demasiadas pretensiones gastronómicas. 

Barrasanta nace desde la amistad, la que comparten Mario Rodríguez (Casa Pancho, en Playa de la Arena, Puerto Santiago) y Adrián González, movidos por el sueño de montar un local que diera respuesta a una simple pregunta: ¿Cómo sería el restaurante al que nos gustaría ir a comer en Santa Cruz? La idea la venían masticando desde hace un tiempo, hasta que decidieron asociarse y hacerla realidad: una barra, una fórmula que echaban de menos en la capital y que afirman les encanta.

Eligieron un local en el corazón de la ciudad, en el parque Bulevar, al que la interiorista Marta Auyanet ha dado un barniz de elegancia y buen gusto a partir del uso del refinado granito verde, que se combina con una iluminación suave, paredes en tonos tierra y texturas naturales como la madera, creando un ambiente armonioso y distendido en todo el establecimiento.

Ese buen gusto se continúa con una cocina española de temporada, cuidadosa con el producto, sencilla y pensada para compartir platos, que se apoya en una propuesta de vinos con algo más de 70 referencias. La carta de Barrasanta es dinámica –de eso ya se encargan entre fogones Sergey (joven ucraniano) y Juan, junto al trabajo de Lorena, Miriam y Thalía en sala– con una selección de entrantes fríos y calientes (salmorejo cordobés, paté de hígado de pollo con mermelada de naranja, distintas clases de quesos y embutidos, jamón ibérico, ensaladas, ensaladilla, tartar, carpaccio, salmón marinado, etc.), que complementan los principales, más rotundos, como la merluza, el solomillo al ajo, la carrillera de cerdo, también la paletilla...

Para esos paréntesis entre los servicios de almuerzo y cena, en Barrasanta han optado por amenizar los tardeos con una fórmula muy apropiada: las conservas (mejillones en escabeche, sardinas en aceite de oliva, navajas al natural, zamburiñas guisadas), que se pueden saborear en la terraza con toda la carta de bebidas disponible.

La devoción de compartir.

(Barrasanta, calle de Santa Rosalía 53, Parque Bulevar, Santa Cruz de Tenerife; horario, de martes a sábado, cocina de 13:30 a 16:00 y 20:00 a 22:30, entre 16:00 y 20:00 horas, cocina fría con embutidos y enlatados; tfno.: 602 665 480).

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