El restaurante Solana echa el cierre. Santa Cruz de Tenerife pierde un referente gastronómico de alta cocina, de primer nivel. Fue el propio chef, Nacho Solana, quien se encargaba de anunciar la triste noticia hace unos días a través de las redes sociales. «En 2006 vi cumplido mi sueño como cocinero: tener mi propio restaurante, el Solana», al tiempo que recordaba los múltiples galardones conseguidos: mejor chef de Canarias, seleccionado en la prestigiosa Guía Michelin, las participaciones en ponencias, congresos, colaboraciones... «y trabajo, mucho trabajo». El pasado sábado, el restaurante Solana daba su último servicio «a la carta».

Estos 17 años entre fogones han representado para Nacho Solana –formado en la escuela del mítico elBulli, entre otros restaurantes– «una parte fundamental de mi vida». Aquel proyecto personal y familiar, construido junto a la sumiller Erika Sanz Peremarch y maridado con la llegada de «mis tres maravillosas hijas: Aroa, Naia y Leonor» ha tenido que superar tiempos de profundas crisis, obras, derrumbes... 

En el local original, que estaba ubicado en la calle Pérez de Rozas, padecieron el infortunio de un apresurado desalojo, al declararse la amenaza de derrumbe del edificio a finales de 2014. Se vieron entonces en la obligación de mudarse y encontraron acomodo en Puerta Canseco, donde continuaron con el proyecto.

«Ha sido esta terrible pandemia la que ha arrastrado al restaurante», confiesa abiertamente el chef, quien tras superar los duros golpes de las crisis económicas, el impacto económico y también emocional que representó el traslado de local, las obras, las restricciones por el covid... ha terminado envuelto en las redes de los préstamos ICO, endeudado a su pesar. «La falta de liquidez hace inviable continuar», reconoce sin tapujos.

No obstante, el talento –un valor que ni se compra ni se vende– permanece muy vivo.

«Toda revolución viene precedida de una crisis y miro con ilusión y ganas lo que está por venir», manifiesta convencido, concluyendo su mensaje con un agradecimiento «a todos los compañeros que han pasado por Solana por haberlo convertido con su esfuerzo en un referente».

A partir de ahora, la cocina de Nacho Solana se puede seguir saboreando en dos emplazamientos de la capital. De una parte, Squina, en la calle Méndez Núñez 52 con la calle del Pilar, frente al reloj de flores del parque García Sanabria, con excelentes hamburguesas de carnes premium, ensaladas... y en La Fula Gastromar, con terraza y mesas de cara al mar en Puerto Chico, en la vía interior de la Dársena Pesquera, con una cocina muy entretenida y sabrosa.