Crítica de 'Pan de limón con semillas de amapola': lágrimas dulces

En 'Comer, beber, amar', de Ang Lee, un veterano maestro cocinero especialista en gastronomía tradicional china intentaba preservar los valores de su oficio a través de sus hijas. Las tres mujeres se unían para preparar los platos y, durante el proceso, exorcizaban sus fantasmas personales entre especias y lágrimas. Algo de eso hay también en 'Pan de limón con semillas de amapola', una historia de mujeres que se reencuentran e intentan recuperar una receta del pasado mientras tratan de solucionar sus problemas del presente. 

Benito Zambrano regresa al cine de sentimientos (tras el impase de 'Intemperie') en esta película que funciona a modo de fábula en torno a las relaciones familiares, la maternidad, el clasismo, los secretos que se perpetúan en el tiempo, el compromiso, el machismo, la sororidad, la enfermedad y la muerte. En efecto, pueden parecer demasiados temas, pero la virtud de 'Pan de limón con semillas de amapola' es que todos estos elementos se integran de manera armoniosa en una narración transparente punteada por unas precisas interpretaciones de Elia Galera y Eva Martín que logran que el texto literario cobre una dimensión real, sensible y emocionante. 

Crítica de 'Till death. Hasta que la muerte nos separe': una mujer, una casa y un cadáver

Es una película agridulce, pequeña y honesta, que apela a la poética costumbrista sin resultar excesivamente maniquea ni sensiblera. Todo parece encajar en su lugar de una forma natural, a pesar de que muchas de las situaciones sean difíciles de creer, pero lo importante es que dentro de ese mundo que se configura, funciona. Y eso, tiene mucho mérito. 

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