Meryl Streep, sobre el papel más extraño de su carrera: "Era demasiado original para dejarlo pasar"

Su dominio del acento, la gestualidad y la transformación física le permite alternar dramones intensos, comedias ácidas y thrillers psicológicos con la misma solvencia

Meryl Streep.

Meryl Streep. / ED

Santa Cruz de Tenerife

Meryl Streep, considerada por muchos la actriz más versátil de su generación, ha construido una filmografía tan rica como diversa, encarnando desde mujeres de época hasta figuras históricas, pasando por personajes contemporáneos llenos de matices emocionales.

Su dominio del acento, la gestualidad y la transformación física le permite alternar dramones intensos, comedias ácidas y thrillers psicológicos con la misma solvencia, convirtiendo cada nuevo papel en una lección de carácter y compromiso actoral.

Entre todos sus papeles, hay uno que destaca por lo inesperado...

Zemeckis a los mandos

En 1992, el director Robert Zemeckis (Regreso al futuro y Forrest Gump, palabras mayores) llevó al cine una ácida sátira sobre la obsesión por la juventud y la rivalidad femenina con La muerte os sienta tan bien (Death Becomes Her), una comedia negra que reunió a Streep con Goldie Hawn y Bruce Willis en un elenco de primer nivel.

La película, que combina humor, romance y efectos especiales pioneros, no solo arrasó en taquilla (recaudó alrededor de 150 millones de dólares en todo el mundo frente a un presupuesto estimado de 55 millones), sino que se consolidó como un hito en la filmografía de Streep, demostrando su versatilidad para abordar personajes tan extremos como inolvidables.

La muerte os sienta tan bien

La muerte os sienta tan bien / ED

Una trama fascinante

Streep encarna a Madeline Ashton, una actriz seductora y egocéntrica cuya belleza comienza a desvanecerse con el paso de los años. Cuando su rival, la escritora Helen Sharp (Goldie Hawn), irrumpe en su vida como la nueva esposa de su exmarido Ernest (Bruce Willis), Madeline recurre a un misterioso “elixir de la juventud”.

El brebaje milagroso le garantiza la eterna lozanía… a costa de un precio macabro: la inmortalidad conlleva cicatrices físicas y psicológicas que derivan en situaciones tan grotescas como divertidas.

Un desafío

Para Streep, reconocida por dramas como La decisión de Sophie o La dama de hierro, Madeline supuso un giro radical: debía equilibrar la caricatura feroz de una estrella superficial con matices de vulnerabilidad y desesperación.

Su habilidad para modular la expresión facial, desde la sonrisa complaciente hasta el gesto congelado de horror ante su propia inmortalidad, se convirtió en la columna vertebral emocional del film.

La actriz contó en entrevistas posteriores que trabajó durante semanas con el equipo de maquillaje para entender cómo “sería sentirse viva pero ya no humana”, dando a su personaje una tridimensionalidad que el guion bizarro exigía.

En la televisión inglesa, cuando fue preguntada sobre la elección de un papel tan poco habitual en ella, su respuesta fue tajante: "Era demasiado original para dejarlo pasar"

Innovación en efectos visuales

La cinta ganó el Óscar a los Mejores Efectos Visuales, gracias a secuencias en las que Madeline y Helen literalmente se descoyuntan (cabezas vueltas, torsos perforados) sin renunciar a un gesto de coquetería.

La muerte os sienta tan bien

La muerte os sienta tan bien / ED

Estos impactos de imagen, creados con una combinación de animación por computadora y stop motion, fueron un avance técnico que influenció a generaciones de realizadores de comedia fantástica.

Aunque la crítica se dividió —algunos aplaudieron su ingenio, otros la tildaron de excesiva— el público respaldó la propuesta. Con el paso de los años, La muerte os sienta tan bien ha adquirido estatus de culto, especialmente entre quienes valoran el humor negro y la aguda reflexión sobre la vanidad y el envejecimiento.

Para Streep, el filme confirmó no solo su talento para las comedias físicas, sino también su disposición a asumir riesgos y reinventarse frente a papeles convencionales, como demostró más tarde en películas como El diablo viste de Prada.

Más relevante que nunca

A más de tres décadas de su estreno, la película sigue vigente en un mundo obsesionado con la juventud eterna, desde la cirugía estética hasta los filtros de redes sociales, y plantea con humor corrosivo la pregunta: ¿a qué precio sacrificaríamos nuestra humanidad?

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