Hay películas que sobrepasan su valor cinematográfico ya que su humanidad está por encima. Una de ellas es 'Mediterráneo', el nuevo filme de Marcel Barrena ('Món petit', '100 metros') que relata el nacimiento de la iniciativa de Òscar Camps y sus compañeros socorristas de irse hasta Grecia para intentar rescatar a los emigrantes que llegaban a sus costas. El reparto está encabezado por una serie de grandes actores catalanes como Eduard Fernández, Anna Castillo, Sergi López o Àlex Monner, además de la aportación de Dani Rovira, protagonista también de su última película.

Todo empieza cuando Camps ve la imagen que conmovió al mundo del pequeño Aylan, un niño sirio fallecido que se encontró en una playa. Le remueve tanto por dentro que decide irse para allí junto a su compañero Gerard, a los que luego se unirán su propia hija y el contable de su empresa. En Lesbos deberán enfrentarse a la oposición tanto de la policía local como de algunos vecinos, pero también encontrarán a buena gente, como la dueña de una taberna, que les ayudará. Es un filme necesario para que todo el mundo conozca la heroicidad de este grupo anónimo que decidió que había que ponerse en marcha inmediatamente. Sin un gramo de sensiblería, solo aportando verdad y compromiso, Barrena consigue emocionar al espectador continuamente al tiempo que denuncia esta intolerable situación. El propio director, Marcel Barrena, nos explica las anécdotas surgidas durante el rodaje.   

-El mejor asesor posible. “Òscar Camps nos asesoró en todo momento y se vino con nosotros a Lesbos. A mí me costaba entender por qué las autoridades no les dejaban salvar vidas, me contaba los conflictos geopolíticos, corregía el guion... Aportó mucho material para la película, tanto las motos como los chalecos o las barcas son las que utilizan ellos en la vida real. Se implicó totalmente”.

-¿Qué hay de ficción? “El 90 por ciento de la película está inspirada en hechos reales pero tuvimos que tomarnos pequeñas licencias para que funcionara mejor el mecanismo y fuera más accesible para la audiencia. Todo lo que se ve pasó en realidad, pero a veces no esa línea temporal, por ejemplo, la hija de Camps llegó más tarde. El personaje de Rasha, la doctora que busca a su hija, bebe de muchas personas en una situación similar, en especial de un médico que conocimos, pero quería personificarlo en una mujer fuerte”.

-De Mario a Sergi. “Nico Miguel, el personaje que interpreta Sergi López es un super socorrista argentino que se hizo muy famoso en su país tras aparecer en una fotografía de prensa rescatando a un niño y parecía Jesús salvando a un pequeño del agua. Incluso fue nombrado el cuarto argentino más influente del año y es todo un sex symbol. Era nuestro contacto con el mar, nos corregía sobre cómo coger las motos o salvar a la gente, pero no le hizo mucha gracia que, en la pantalla, fuera Sergi López. Comentaba en broma por qué no lo había hecho Mario Casas, que él está en forma, y Sergi se reía. La verdad es que yo no quería incluir otro socorrista con el mismo perfil que Gerard porque se anularían el uno a otro”.

-Un actor waterpolista. “Cuando les contaba a los amigos que Eduard iba a hacer de Òscar Camps, no lo veían. Creían que era algo bajito y tenía poco físico, pero luego me enteré de que fue subcampeón de España de waterpolo juvenil y nada como todo un profesional. En las escenas en el mar no hay dobles de Eduard y Dani, son ellos, pero tuvieron que aprender cómo nada un socorrista; por ejemplo, no puede meter la cabeza bajo el agua porque pierde su objetivo. Cada uno entrenaba con su personaje real, Eduard con Òscar y Dani con Gerard”.

-Actores refugiados. “La mejor experiencia que voy a tener en mi profesión es la de haber trabajado con los emigrantes, es complicado que viva algo que lo supere. Tenía clarísimo que tenían que ser refugiados reales; los figurantes pueden ser muy buenos, pero se nota que son extras. Tratando un tema tan sensible no podíamos contratar figurantes, sino buscar otra fórmula. Conseguimos contratar a mil refugiados sirios. Hicimos un viaje a Lesbos y el psicólogo del campo nos dijo que era una propuesta, muy loable, pero el hecho de contar con ellos les podía desarrollar un trauma y tuvimos que pensar cómo hacerlo. Pero luego vinieron todos, todos querían formar parte de esto y contar su historia. Durante el rodaje todo estaba preparado y ellos nos cambiaban cosas, nos decían cómo nadaban, querían aportar, tenían esa necesidad. En la escena con el traficante y la niña que está llorando, en la primera toma corté y me eché al mar para ver si estaba bien, parecía que tenía un ataque de ansiedad y me lo creí. Cuando detuve el rodaje, ella pensó que no lo estaba haciendo bien, pero es que estaba actuando, tenía la necesidad de estar allí. Al final, le dije que era como Meryl Streep”.

-Los cameos. “Muchos de los personajes reales hacen breves apariciones. En la escena donde Eduard Fernández se encara y se pelea con los guardacostas, que le tumban y va a parar al suelo, uno de ellos es Òscar Camps. La mayoría de los socorristas reales salen al principio cuando el protagonista pide ayuda a su equipo y, cuando Eduard entra en la nave de Proactiva, se cruza con dos personas a las que desea ¡Bon dia!, que son Gerard Canals y su hija”.

-Una playa semidigital. “El paisaje de la playa con las pateras y los sirios es un plano real mezclado con elementos digitales. Tenía clarísimo que quería rodarlo en el punto exacto de la costa de Lesbos pero al final tuvimos que recrearlo en un lugar parecido en los alrededores”.

-Dani se vino arriba. “Eduard llevaba la moto de agua bastante bien, Dani no tanto. Al principio les costó un poco pero, cuando estaban de vuelta, Dani iba un poco crecido y se dio un par de hostias, una con la lancha de la cámara. Fue un rodaje muy tenso, en el mar, con muchísimos nervios y cientos de refugiados reales, todos en el agua”.

-Volver a empezar. ”La taberna To Kyma, que quiere decir "las olas", ya apareció en un documental sobre la misión de los socorristas en Grecia y era donde ellos pasaban los meses. Yo dormí allí varias semanas y teníamos la intención de rodarlo todo en los mismos lugares donde pasó. Lo teníamos todo cerrado. Pero, mientras estábamos en la preproducción, hubo una serie de ataques neonazis en la isla, que atacaron a los refugiados. Esta situación provocó que no pudiéramos filmar nada donde estaba previsto, los refugiados corrían peligro y, encima, el covid. Tuvimos que empezar de cero, cambiar las localizaciones, pero que fueran identificables con las reales. La taberna era casi idéntica a la original, respeté el nombre, el logotipo y otros elementos”.

-Un naufragio. “El suceso que puede verse al final, en la escena del macrorescate, ocurrió porque aquel día metieron a unas 500 personas en una barca antigua de madera, parecida a las golondrinas del puerto de Barcelona, en la que tan solo cabían 50. Se colapsó y Òscar contaba que tenía la visión como si se hubiera estrellado un avión. Fue el mayor naufragio que se ha producido en la historia moderna y ellos pudieron rescatar a 252 personas, pero nunca se supo cuántas eran en realidad. Nosotros utilizamos a un centenar de refugiados para rodarla y duplicamos digitalmente chalecos y personas”.

-El otro campo. “El campamento de Moria también fue recreado porque no era factible rodarlo allí ya que hay unas condiciones inhumanas y tuvimos que buscar otro lugar de la isla. Los refugiados que habían estado allí decían que era igual que el real. También se produjo una triste casualidad, ya que el día que estábamos rodando en nuestra Moria estaba ardiendo la Moria real, fue un impacto emocional brutal. Dijeron que habían sido los nazis”.

-¿Y el barco? “En la primera versión del guion estaba escrito que, tras el naufragio, aparecía un turista que les pedía cómo podía ayudar y les cedía el barco de Open Arms. Pero teníamos demasiados elementos, ya estábamos en el tercer acto y no queríamos cargarlo con nuevos conceptos. También influyó la Covid. El rodaje estaba pensado para hacerse en nueve semanas y media y tuvo que reducirse a seis, por lo que algunas escenas tuvieron que eliminarse”.

-¿Continuará? “No he pensado en rodar una segunda parte, pero estaría bien contar esa historia y lo que ocurrió después, aunque eso ya lo explicó muy bien Jordi Évole en 'Astral'. He pasado cinco años con estos personajes y nunca me voy a cansar de ellos porque la historia se repite. Durante estos días, aunque no se habla tanto de ello, sigue pasando y la gente sigue sufriendo”.

-Basadas en personajes reales. “Todas mis películas parten de personas reales, pero no es intencionado. Primero conocí a Albert Casals y me conmovió tanto emocionalmente que rodé con él el documental 'Món petit', que me cambió la visión de las cosas. Funcionó muy bien y me quedé vacío al no encontrar otra historia de este nivel que me sumara algo. Entonces apareció Ramón Arroyo, que inspiró '100 metros', y pensé que me podía enseñar muchas cosas. Cuando descubrí la historia de Òscar vi enseguida que se tenía que hacer una película. Es curioso porque mis películas favoritas son las de Spielberg, pero si tengo que hacerlas yo, tengo que pasarme cuatro años con la cabeza en la guillotina y correr tantos riesgos, prefiero que sea por algo que me pueda aportar”.

-Aplazamiento oportuno. “Cuando llego el covid me quedé destrozado porque teníamos que aplazar el rodaje, pero entonces fue cuando a Dani le detectaron el cáncer y, de todas maneras, no se hubiera podido hacer. Necesitó seis meses para recuperarse y, pasado ese tiempo, pudimos reanudarlo”.

-La canción original. “Estábamos pensando en una canción para la película y Dani me dijo que escuchara 'Nana del Mediterráneo', de María José Llergo, que era ideal y pensamos en utilizarla porque me daba vergüenza pedirle que escribiera otra similar. Pero fue ella la que nos pidió que le dejáramos componer otra en la misma línea y me emocionó y la nueva canción, 'Te espera el mar', me encanta”.