El actor estadounidense Johnny Depp, que ha presentado este viernes en Barcelona su última película, 'El fotógrafo de Minamata', cree que como el personaje real que interpreta, Eugene Smith, "los fotógrafos también se dejan parte de su alma en cada foto que hacen, en cada clic".

La cinta, que se proyecta en el BCN Film Fest, el festival internacional de cine de Barcelona-Sant Jordi, arranca en el Nueva York de 1971, donde uno de los fotoperiodistas más venerados de la Segunda Guerra Mundial, Eugene Smith, atraviesa un momento de crisis y se siente desconectado de la sociedad y de su carrera después de los días de la contienda.

Todo cambia cuando la revista Life lo envía a la ciudad costera japonesa de Minamata, cuya población ha sido devastada por el envenenamiento de las aguas por mercurio, resultado de décadas de negligencia industrial, y entonces Smith se sumerge en la comunidad y sus imágenes le dan al desastre una dimensión humana desgarradora.

Depp, quien ha comparecido en rueda de prensa casi una hora y media, ha confesado que para él es "un honor" estar en Barcelona y regresar con un filme.

Ataviado con una gorra bohemia que se asemejaba a la del fotógrafo que interpreta y con las manos colmadas de anillos que le acercarían más a un pirata caribeño, Deep ha dicho que "poder investigar en el personaje ha sido fantástico" y se ha confesado "un gran admirador de Eugene Smith", un papel para el que tuvo ocasión de tomar contacto con su obra, así como de hablar con personas que lo conocieron.

Ha ilustrado ese proceso de investigación como el del "arqueólogo que va excavando hasta llegar a un tesoro valioso" y ha reconocido que ha sido "una gran responsabilidad, no solo por la vida que tuvo Smith, sino también por el legado que nos ha dejado a todos".

Embutirse en un personaje real, en este caso un fotógrafo legendario, ha sido una experiencia sentida para el actor de Kentucky y coincide con la opinión que tienen algunos nativos americanos, que se negaban a ser fotografiados por creer que algo de sus almas se desvanecía.

"Smith pensaba que en un clic, al hacer la fotografía, robabas un momento y con sus fotos reflejó lo que vio y, en cierto modo, cedió una parte de su alma al retratar la tragedia de Minamata", ha manifestado Depp.

El director de la película, Andrew Levitas, ha elogiado al actor y ha justificado que "pudo entrar fácilmente en el papel porque Johnny Depp es un gran fotógrafo, como si fuera su segunda piel, y, de hecho, durante el rodaje estuvo haciendo fotografías".

A pesar de la confusión de algún espectador, las escenas en las que Smith aparece junto a enfermos de la tragedia eran actores profesionales maquillados y no pacientes reales o víctimas.

Depp ha comentado que "el 9 % de los actores que aparecen no son profesionales, pero se tomaron en serio su participación y el resultado fue muy orgánico. Marlon Brando ya lo dijo: cualquiera puede llegar a ser actor".

Sobre Smith, Depp ha destacado que la tragedia vivida por el fotoperiodista en Japón nació de su sufrimiento: "Ya desde las pinturas rupestres había una necesidad de explicar una historia; y lo mismo pasa con las adicciones, tienes como una caja de herramientas para hablar de una historia desde tu propia verdad, algo que le ha pasado a artistas y escritores".

Y ha puesto como ejemplo a Van Gogh, que "era una persona infeliz, que se consumía, y eso hacía que tuviera que automedicarse", o Baudelaire, que tomaba "opio, hachís o bebía alcohol. Eugene Smith no habría llegado a ser quien fue si no hubiera sido por el dolor que vio y experimentó, aunque, evidentemente, no necesariamente se tiene que sufrir para producir arte".

Preguntado por la pandemia de coronavirus, Depp ha querido ver "algo positivo": "Donald Trump ya se ha ido (de la presidencia de EEUU), era como una espina clavada no solo en Estados Unidos, sino en todos los países; era un hombre equivocado ya antes de ser elegido, como un albatros sobrevolando sobre todos nosotros".

No se atreve el actor a decir que detrás de la tragedia de Miramata o dela Covid haya fuerzas del mal, diabólicas, pero, en cambio, ha recordado, "existen grandes corporaciones industriales que quieren ganar dinero a todo precio".

Sin embargo, del coronavirus Depp extrae que "además del odio y del mal, en el mundo también hay amor, preocupación, como han demostrado los médicos y las enfermeras en la pandemia, dispuestos como aquellos que se lanzan para salvar a otra persona de un disparo".

Para la ambición, ha agregado, "tiene que haber un monstruo, que es el consumidor", pero Depp quiere pensar que "como siempre, la verdad y la luz triunfarán sobre la oscuridad".

De su experiencia del rodaje en Japón, al margen de las grandes ciudades como Tokio, "que funciona como una gran maquinaria", o Kioto, "donde se percibe la cultura tradicional japonesa", su mejor experiencia tuvo lugar en Minamata, una población pesquera que sufrió "una tragedia tremenda".

Viendo su implicación con la fotografía, la directora del BCN Film Festival, Conxita Casanovas, ha obsequiado a Depp, al final de la conferencia de prensa, con un ejemplar de la "Crónica fotográfica de Barcelona. 1844-1986", de Daniel Venteo.