El edificio se centra en una serie de elementos diagonales en planta y unos suelos inclinados que incluyen una rampa, de manera que el espacio público penetra en el edificio y confluye en el patio. Los arquitectos han trabajado en un concepto donde los diferentes espacios y actividades se entremezclan. Los diferentes edificios y entradas que conforman el espacio cultural aparecen así entrelazados y conectados, sin perder por ello su singularidad dentro del conjunto. En este caso, el edificio, al igual que el barranco junto al que se sitúa, enlaza con los edificios y niveles que lo rodean y sus volúmenes geométricos tendrían que ver con la estratificación y los planos y líneas del paisaje en el que está enclavado. De esta forma, da respuesta a las dificultades que una gran infraestructura como esta supone desde el punto de vista urbano, estético, topográfico y geográfico.