"En este mar voy bogando hacia un nuevo amanecer, hambre y sed me enseñaron a remar. Se perdió en un instante el vago eco del olor a piedra y cal, a tierra, leche y pan".

Cuando la mar curte la vida y en la tierra se siembra la esperanza, la supervivencia del ser humano aflora con honestidad y dedicación. Hombres y mujeres humildes cuidan el sus- tento diario con esmero, para que la generosi- dad y la fertilidad de la naturaleza perdure en el tiempo como herencia para generaciones futuras.

Las manos de los hombres y las mujeres tren- zan entre sus dedos una historia, un puente de mimbre y soga..., y de caña..., y de memo- ria. Estas manos fueron fuente de muchas alegrías..., fueron realizadoras de ideas, crea- doras de maravillosas artesanías. Con ellas modelaron la vida y el barro, hicieron tallas en madera... Con ellas fraguaron el hierro, cosie- ron heridas, redes y rosas, trabajaron el cuero y la piedra. Con sus manos consiguieron el ali- mento de la mar; el pescado y la sal. Con ellas esparcieron semillas y regaron y araron la tierra seca. Juntando sus manos rogaron por el agua... Y honraron a la tierra con su sudor levantando juntos la cosecha. Las manos de los hombres y mujeres de Canarias son ma- nos creadoras, hacen del ayer el mañana y del mañana el ahora.