Vivimos tiempos de miedo, miedo a la pandemia, a la muerte, a la vida, al amor, al desamor, incluso miedo al miedo.

Por eso tenemos que reírnos de él para que él no se ría de nosotros.

En este monólogo, que debería llamar más bien miedólogo, me propongo analizar con humor la anatomía del miedo para mantenerlo a raya.

De donde viene, por qué nos paraliza, qué utilidad tiene, porque, a veces, también es útil.

Franklin Delano Roosevelt decía: "A nada temo más que al miedo mismo".

Así que, como dijo Delano: derrotemos al culillo.

Los espero en mi Es trimin: "¡Mieeeedoo!"