«Cada hombre tiene dos nombres:

Uno entero y otro roto»

El término MANU proviene del Sánscrito, en la mitología oriental es el nombre que se le da al primer ser humano. La tipología del primer Avatar sobre la tierra, una representación visual, un regreso a la forma.

Este proyecto parte como una indagación en cuestiones identitarias a través de la propia cosmología de Manuel Rodríguez. Un espacio de invocación y de encantamiento. Una oportunidad de reescribir cada una de las letras que componen su nombre.

«Cuando bailo, mi cuerpo se desfasa de mi mismo. Se pierde y se encuentra continuamente. Me diluyo en un devenir constante, en la búsqueda de mi propia ausencia, en la ilusión de vislumbrarme, de nombrarme: MANU. La distancia del nombre».