TEA proyecta desde el viernes 10 en El Videoclub el ciclo Maestros en la Escuela de Cine de Lodz, que incluye cuatro cortometrajes polacos, entre ellos, el primer trabajo del cineasta Krzysztof Zanussi. Este nuevo ciclo de proyecciones se puede visionar hasta el 5 de marzo. Entrada libre

Dos hombres y un armario (Dwaj ludzie z szafą), de Roman Polański, 1958, ficción,14´

La oficina (Urząd), de Krzysztof Kieślowski, 1966, documental, 5'

Erótico (Erotyk), de Jerzy Skolimowski, 1961, ficción, 3'

La muerte de un provincial (Smierc prowincjala), de Krzysztof Zanussi, 1965, ficción, 28´

Esta sesión se organiza también en colaboración con la Fundación Canaria Proyecto Perfecto en colaboración con AVA Arts Foundation

Los Maestros de la Escuela de Cine de Lodz representan un hito en la historia de la cinematografía polaca que hasta el momento se encontraba profundamente marcada por los sucesos de la Segunda Guerra Mundial. Estos cineastas produjeron un cine único y personal que aportó al país un nuevo estilo vanguardista que no tardaría en ser reconocido a nivel internacional. Entre estos artistas encontramos los nombres de Roman Polański, Krzysztof Kieślowski, Jerzy Skolimowski y Krzysztof Zanussi, cada uno de ellos distinguido por una poética propia pero unidos por la misma necesidad de dejar atrás las narrativas bélicas y crear un nuevo cine joven experimental. Para introducir este acontecimiento cinematográfico, El Videoclub presenta una serie de cortometrajes realizados durante el periodo académico de estos maestros en la prestigiosa Escuela de Cine de Lodz que simbolizaron el comienzo de esta nueva generación.

Tras el fin del régimen estalinista en 1954 y las revueltas que poco después llevaron al poder al líder comunista Władysław Gomułk, Polonia se sumió en una atmósfera de libertad creativa que abrió las puertas a los cineastas para profundizar en temáticas y fórmulas antes censuradas. Generación (Pokolenie, 1955) del maestro Andrzej Wajda marcaría el inicio de esta nueva escuela de cine polaca, siguiendo los modelos del Neorrealismo italiano y del Cine Noir estadounidense, y en la que debutaría un joven Roman Polański como actor. A partir de este momento, Polonia asiste a unos años de producciones cinematográficas cargadas de mensajes políticos y reflexiones sobre las consecuencias de la guerra, que no tardarán en dar paso a la segunda y tercera generación de cineastas que traerían consigo un soplo de aire fresco al panorama artístico del país.