El Ayuntamiento de San Juan de la Rambla emitió el 21 de abril de 2016 una seria alerta, un "SOS urgentísimo", por el peligro de derrumbes en su escarpada y habitada franja costera, concretamente en el entorno del sendero de La Rambla de los Caballos o Ribera del Mar y las viviendas de El Cantito y La Rambla (El Rosario). Casi tres años después de aquella petición de auxilio para evaluar los riesgos existentes, la alcaldesa, Fidela Velázquez (PSOE), reconoce a El Día que la situación "sigue igual" y que aún no se han tomado medidas que permitan reducir el riesgo de desprendimientos.

Un paseo por el sendero que une Las Aguas con La Rambla o El Rosario permite tomar conciencia de la dimensión del problema. A lo largo de este paseo peatonal, con algunos tramos en evidente riesgo de derrumbe, existen casi una veintena de edificaciones al borde de un acantilado inestable, donde son claras las señales de continuos desprendimientos.

Tanto los tramos de sendero como las viviendas que se ubican en la franja más cercana al borde del acantilado están expuestas a los efectos de la erosión natural. El acantilado tiende a recortarse con el paso de las olas y del tiempo, y hay viviendas que, literalmente, se apoyan sobre el final de la Isla.

Pese al riesgo visible, la alcaldesa señala que aún no se ha ordenado el desalojo de ninguna vivienda. Aunque Costas considera que "hay al menos dos edificaciones en la zona de El Cantito que no deberían estar donde están", reconoce Velázquez.

La mandataria ramblera sostiene que la mayoría de las viviendas situadas en la zona más expuesta no están habitadas de forma habitual. Un alivio relativo.

El problema no es nuevo. En enero de 2008, hace más de 11 años, el arquitecto del Ayuntamiento ramblero emitió un informe donde detalló que las construcciones situadas en el margen norte del camino Ribera del Mar se encontraban en "un riesgo inminente de derrumbe". En noviembre de 2009, el arquitecto municipal realizó otro informe sobre los riesgos de desprendimientos y la falta de seguridad en La Rambla, la playa de Los Roques y la costa de La Manguita.

Pese a todos estos antecedentes, Velázquez reconoce que nada ha cambiado: "Seguimos igual, sólo se ha podido avanzar en algunas propuestas técnicas para evitar que desaparezca el sendero de La Rambla de los Caballos, que tiene un alto valor histórico y turístico para el municipio".

"El Cabildo de Tenerife hizo tres propuestas para mejorar la seguridad de este sendero. La más cara, que ya está descartada, era hormigonar todo el frente del acantilado para evitar derrumbes. Una obra que tendría un coste elevadísimo, así como un alto impacto ambiental. También se planteó la posibilidad de desviar el sendero hacia el interior, para alejarlo de la zona más inestable, pero tampoco parecía la mejor opción", indica Velázquez.

"La idea que parece más viable y más acertada es mantener el camino con el recorrido tradicional, pero con tramos elevados -detalla-, con una especie de puentes para salvar las zonas con mayor riesgo de desprendimientos".

El Cabildo maneja esta propuesta de crear pasarelas para unir los tramos seguros, "de manera que si se desprende una parte inestable, seguiría siendo posible caminar sobre esos puentes que se apoyarían en las zonas seguras", explica la alcaldesa.

En abril de 2016 reclamó el apoyo de otras administraciones públicas para evaluar el riesgo de derrumbes que pudieran afectar a las viviendas y caminos de la costa, especialmente en el núcleo de La Rambla o El Rosario. Un costoso estudio que un consistorio como el de San Juan de la Rambla no podía afrontar en solitario.

La alarma se volvió a disparar hace tres años por un desprendimiento en el entorno del mirador de Los Difuntos, que obligó a acotar una zona que en la actualidad está abierta al público.

Velázquez hablaba entonces de pedir ayuda para "salvar la costa de San Juan de la Rambla, donde no se ha realizado ninguna inversión durante décadas". A su juicio de Velázquez, los tres kilómetros de litoral de San Juan de la Rambla formaban y forman "la costa más dejada de la mano de Dios de toda la Isla de Tenerife".

Para el gobierno local, el litoral sufre "una larga historia de abandono" y, pese a sus reiteradas demandas, aún no s e ha realizado un diagnóstico certero de la situación.

Las palabras de Velázquez en abril de 2016 siguen de plena vigencia en marzo de 2019: "La actual situación de deterioro vislumbra una progresiva desaparición de la costa, que a todas luces sería lamentable para el conjunto de la Isla. El Consistorio ramblero ha pedido en numerosas ocasiones la urgente actuación de las administraciones superiores, con el objetivo de evitar el deterioro y recuperar el acceso al mar de la Villa. Por ello denunciamos públicamente esta situación y pedimos un mayor compromiso antes de que sea demasiado tarde".

Casi tres años después, no hay avances. Continúan pendientes de desarrollo proyectos como la mejora del paseo de Las Aguas; la rehabilitación del sendero de La Rambla, con tramos que presentan "un alto riesgo de derrumbe"; la mejora del entorno de la vieja piscina, cerrada y abandonada desde el año 2010; la creación de accesos más seguros a la playa de Los Roques y el Charco de La Laja, o la mejora de la seguridad en el entorno de la playa de La Manguita.

San Juan de la Rambla soñó durante algunos años con el proyecto de la playa de Las Aguas, que la propia Velázquez presentó a finales de 2006, acompañada por el exsenador y exconsejero insular socialista José Vicente González Bethencourt.

La Dirección General de Costas, dependiente entonces del Ministerio de Medio Ambiente del Gobierno de España, anunció en noviembre de 2006 que invertiría 4,5 millones de euros en la creación de una playa de arena en el litoral de Las Aguas.

Esta iniciativa, que contaba con financiación en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), incluía la eliminación de la ruinosa piscina municipal, la demolición de cuatro edificaciones ubicadas en primera línea, la creación de un paseo peatonal de medio kilómetro, la construcción de un dique de protección de cien metros y la habilitación de una cala de arena gruesa, procedente de machaqueo de rocas, con 250 metros de largo y 30 de ancho.

En el informe 2006-2007 de la Demarcación de Costas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife aún aparecía el proyecto de regeneración del frente litoral de Las Aguas entre las actuaciones previstas, pero con un presupuesto estimado de seis millones de euros, 1,5 más de lo anunciado inicialmente.

El proyecto de la playa de Las Aguas salió a exposición pública en 2008 y recibió alegaciones en contra de Asamblea por Tenerife y colectivos como Tacoronte se Mueve y Ben Magec-Ecologistas en Acción. Tacoronte Se Mueve, una plataforma surgida para evitar la creación del puerto deportivo de Mesa del Mar, solicitó la retirada del proyecto por considerar que afectaría al paisaje y al ecosistema del litoral de Las Aguas, así como al Lugar de Interés Comunitario Costa de San Juan de la Rambla, que protege cuevas sumergidas.

De aquella playa, que pretendía poner a la costa ramblera en el mapa turístico, sólo queda la idea de crear un pequeño paseo peatonal en el escaso frente costero de Las Aguas.