El barrio guanchero de Santo Domingo se quedó sin playa hace casi 11 años. El riesgo de desprendimientos obligó a restringir el acceso desde 2007 y las medidas se endurecieron a partir de 2010. La cala es un referente para el buceo y la pesca submarina, así como una popular zona de baño para los guancheros, que siguen pendientes de la finalización de unas obras que aseguren los taludes y les permitan recuperar una de sus salidas al mar.

El alcalde de La Guancha, Antonio Hernández (PP), responsabiliza al Cabildo de Tenerife del retraso en los trabajo y exige a esta administración una solución inmediata. El mandatario no esconde su indignación: "Es una absoluta vergüenza lo que está pasando con la playa y cómo han toreado a los vecinos y a un servidor desde el Cabildo, con promesas incumplidas y reiteradas mentiras".

El consejero de Cooperación Municipal del Cabildo de Tenerife, Aurelio Abreu (PSOE), recuerda que la administración insular "puso a disposición de Gestur, empresa pública del Gobierno de Canarias, los 180.000 euros necesarios para la ejecución de la última fase de los trabajos para asegurar los taludes y poder reabrir la playa".

Abreu recalca que esa transferencia de fondos se realizó "hace un año", por lo que el proyecto y la obra están ahora en manos de esta empresa del Gobierno regional.

A juicio del alcalde de La Guancha, "ya es hora de plantear soluciones urgentes".

La reapertura de esta pequeña playa es la principal demanda de este barrio, donde residen casi mil vecinos. El cierre por desprendimientos acabó prácticamente con la pesca tradicional, ya que los profesionales tuvieron que marcharse a Icod de los Vinos o Garachico; redujo notablemente el número de visitantes que recibe el barrio, ya que esta zona de la costa es una de las pocas de la Isla donde está permitida la pesca submarina, y también ha impedido durante años la celebración del tradicional embarque de la Virgen del Carmen.

Pese a que no es un lugar especialmente atractivo para el baño, siempre fue apreciado por vecinos, buceadores y pescadores locales. Se trata de uno de los escasos accesos al mar del litoral guanchero, junto al Charco del Viento o el Charco Verde.

Desde al menos 2010, los vecinos esperan por la ejecución de un proyecto que, según las previsiones iniciales, debía servir para reabrir la playa en 2015. Dos años después de aquella fecha, en noviembre de 2017, se adjudicó la segunda fase, que tiene un plazo de ejecución de un año.