Fiesta del 12 de octubre
Las Fuerzas Armadas desfilan en Madrid con Abascal ausente, Salvador Illa presente y los abucheos a Sánchez alejados 100 metros
El presidente catalán repite y consolida la presencia de la Generalitat en la Fiesta Nacional de España, mientras el líder de Vox planta a las autoridades del Estado tildando al Gobierno de "mafia"
La presidenta madrileña ataca a Sánchez antes de saludarlo: "España como nación es lo menos importante para él"

PI STUDIO

La trigésimo octava celebración del Día de la Fiesta Nacional de España -desde que se instauró, por decreto, en 1987- ha culminado en Madrid con la tradicional parada militar, este año saludada por la luz del sol, pese a que se temía lluvia como en 2024, y con calurosa acogida del público en el eje Atocha-Prado-Recoletos de Madrid.
No ha tenido al comienzo la importancia que otros años venía teniendo otro aguacero: el acostumbrado abucheo a Pedro Sánchez. No porque no se haya producido, sino porque estaban más lejos del área de autoridades los grupos de alborotadores que suelen deslucir el comienzo de los actos con una sonora reprobación e insultos al presidente del Gobierno.
Sánchez ha esperado la llegada de los reyes dentro de su coche oficial, cerca del punto de arribo en el Paseo del Prado de Madrid, y ha limitado la espera a pie a solo tres minutos. Antiguamente podía durar un cuarto de hora esa espera, pero los pitidos y abucheos han modificado esta parte de la coreografía política e institucional de la fiesta en la calle.
Sánchez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro Esteban López Calderón, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso y el alcalde José Luis Martínez Almeida, han recibido a los reyes Felipe y Letizia, la princesa de Asturias Leonor y la infanta Sofía flanqueados solo por tribunas de invitados. Ha llegado hasta allí, no obstante, el eco de los silbidos y gritos que, cien metros más adelante, profería un sector del público.
Presencias, ausencias y reproches
Era la primera vez que se veía al núcleo de la familia real al completo en el último lustro. En pasadas ocasiones, Sofía de Borbón ha tenido que faltar a la ceremonia por seguir sus estudios fuera del país, en Gales.
En la tribuna de autoridades, dos ausencias principales se han hecho notar en la celebración. Por un lado, el líder Vox, Santiago Abascal, que ya 24 horas antes había anunciado un plante, por no estar, ha dicho, "cerca de la mafia". La media que ha adoptado va a condicionar su presencia otros años; hará difícil explicarlo si decide volver y siguen gobernando los socialistas.
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha adoptado una estrategia muy diferente. Ha acudido, como siempre, y, al acabar la parada militar, ha bajado en dirección a la estación de Atocha a pie, para saludar personalmente al público.
Otra dirigente del PP, la madrileña Isabel Díaz Ayuso, ha tomado su propio camino: ha acudido al acto, ha saludado a las autoridades, incluido Sánchez... y antes de todo eso ha atacado al presidente del Gobierno en declaraciones a la televisión autonómica madrileña Telemadrid: "Él ha decidido que no es el presidente de todos los españoles y que España como nación, el proyecto que somos, es lo menos importante para él".
La del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha sido la otra gran ausencias esperada en la ceremonia. No acudiendo, no ha resuelto ninguna incógnita, pero sí ha roto una tradición del ministerio público.
Por lo demás, no ha estado tampoco, como suele, el lehendakari, Imanol Pradales, ni han acudido este año el presidente valenciano, Carlos Mazón, la presidenta balear Marga Prohens y el murciano Fernando López Miras. A los tres se les ha cruzado la alerta por fuertes lluvias que inquieta en sus territorios.
Una de las presencias más comentadas ha sido la de Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Catalunya, que rompe una etapa de ausencias de representación del Govern en la celebración de la Fiesta Nacional de España y, al repetir, consolida esa presencia catalana.
El president -que, siendo ministro de Sanidad en plena pandemia, trabó buenas relaciones con los militares- ha sido de los primeros líderes autonómicos en aparecer en los corrillos de espera del paseo del Prado, junto a la tribuna real, departiendo con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras hacer ambos un discreto aparte, y luego con el de presidencia, Félix Bolaños, antes de saludar al resto de miembros del Gobierno.

Los reyes Felipe y Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía antes del desfile de las Fuerzas Armadas con motivo de la Fiesta Nacional este domingo en Madrid. / Chema Moya / EFE
Once ministros del Gobierno, incluidos, por el ala de Sumar, la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, sí han estado en la tribuna de autoridades, así como los máximos representantes del poder legislativo y judicial.
Parada militar
En total 3.847 hombres y 524 mujeres, 229 caballos, seis perros y el borrego Baraka de la Legión han pasado por el eje central de Madrid, tras 123 vehículos de guerra y 39 motos, ante un numeroso público reunido en las aceras desde tres horas antes de que comenzara la parada militar.
Eso, en tierra. El desfile aéreo ha sido una incógnita durante las dos horas previas al desfile, pues un nublado muy cerrado se ha cernido sobre el centro de Madrid al comienzo de la mañana y provocaba rostros de preocupación entre los oficiales de la Patrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire, mirando los nubarrones. Finalmente el descenso de la bandera de 24 metros cuadrados se ha llevado a cabo. Lo han hecho dos sargentos, José Carlos González y Óscar Marsal, sorteando las dificultades que presentaba la brisa matinal. Entre los curriculos de los dos paracaidistas, se superan los 6.000 saltos ya realizados.
El tiempo ha afectado, no obstante, a gran parte del desfile aéreo, la de los helicópteros y la de los grandes aviones de transporte logístico o el reciente MRTT de aprovisionamiento en vuelo, que, al precisar más altura, no habrían sido visibles a causa de lo cerrado de las nubes.
Pero la Formación Mirlo, escuadrilla de aviones Pilatus turbohélice que suceden a la ya extinta Patrulla Águila de cazas C-101, ha aparecido en los momentos culminantes de la parada aérea, y ha formado con humo rojo y amarillo la bandera de España, rompiendo también así otra de las incógnitas de esta celebración: si podrían estrenarse con ese alarde, pese a lo reciente de su formación y a que todavia no se la puede considerar una escuadrilla acrobática.
En este edición del desfile del 12 de octubre ha habido un refuerzo de la presencia civil. No solo ha sido por la participación de funcionarios de servicios de Protección Civil, la sanidad andaluza, las emergencias de Extremadura, la Agencia Española de Cooperación Internacional o policías locales, también por la participación de agentes de élite del Servicio de Vigilancia Aduanera, y una nutrida presencia de la Policía Nacional, que ha pasado ante las autoridades con un gran escuadrón de caballería, en parte ataviado con uniformes de 1825.
Esa presencia civil se ha hecho notar también en el momento de homenaje a quienes dieron su vida por España: representando a los civiles que estaban en el desfile, 14 integrantes de esos servicios variados han flanqueado al Rey y a la Princesa de Asturias cuando han ido a colocar una corona de laurel bajo la bandera.
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