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El futuro de la legislatura

El paso en falso para que el catalán sea oficial en Europa acerca a Junts al PSOE y lo aleja del PP

El Gobierno aplaude el gesto de Puigdemont de responsabilizar a Feijóo del fracaso en Bruselas

"Estamos haciendo lo indecible y ellos lo saben", explican en la Moncloa sobre el impacto en la relación con los posconvergentes

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. / Jesús Hellín - Europa Press

Madrid

La jornada de este martes en Bruselas dejó sensaciones agridulces en el Gobierno. Por un lado, malas, porque el Ejecutivo volvió a fracasar en su intento de que el catalán, euskera y galego se conviertan en lenguas oficiales en la UE, al solicitar más de 10 países que la votación en el Consejo de Asuntos Generales sobre esta iniciativa, que necesita unanimidad para ser aprobada, fuese retirada ante las dudas legales y financieras que despierta. Pero la Moncloa también respiró aliviada con la reacción de Junts, partido con el que el PSOE pactó la medida a cambio de su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. De forma paradójica, el revés ha contribuido a fortalecer los puentes de los posconvergentes con los socialistas. Y al mismo tiempo, ha alejado aún más a la formación independentista del PP.

Pasadas las dos de la tarde, Carles Puigdemont, un dirigente que se ha granjeado fama de “impredecible” dentro del PSOE, dejaba las cosas claras. En lugar de acusar al Gobierno de no esforzarse lo suficiente para impulsar el catalán en Europa, como ha hecho en otras ocasiones, el expresident de la Generalitat solo lanzó reproches al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, por “conspirar” con otros países para boicotear la iniciativa.

“Señor Feijóo, ¿las leyes están para cumplirlas o eso solo es para los catalanes? Lo digo porque hay una ley orgánica vigente, la del Estatut, que obliga a los gobiernos catalán y español a ‘emprender las acciones necesarias para el reconocimiento de la oficialidad del catalán en la Unión Europea”, publicó en la red social X el líder de Junts, que incluso trazó paralelismos entre la actitud del PP en este asunto y el juicio al ‘procés’. “No sé si el PP hace apología de la desobediencia, de la rebelión... o del delito de traición, porque conspirar con terceros países para ir contra los intereses oficiales del Reino de España será de todo menos lealtad”, continuó Puigdemont. 

El PNV también se suma

“Todo el mundo ha entendido lo que ha pasado. Junts también. Si hubieran visto que hemos abandonado, que no hemos luchado por el catalán en la UE, se habrían quejado. Pero hemos trabajado mucho. Todo el mundo ha entendido lo que ha pasado. El Partido Popular Europeo es un partido fuerte y hay que conseguir los votos”, explica un ministro. “Junts es muy consciente de que estamos haciendo lo indecible”, añade otro miembro del Gobierno, que como el resto de dirigentes socialistas implicados en las negociaciones parlamentarias otorga mucha relevancia a la reacción del PNV. La portavoz de los nacionalistas vascos en el Congreso, Maribel Vaquero, acusó al PP de “poner toda la maquinaria en marcha” para frenar el intento del Gobierno. “Si el PP no hubiera remado en contra, la decisión habría sido distinta”, insistió. 

Ambas reacciones, la de Junts y la del PNV, hacen concluir al Ejecutivo que Feijóo “se ha pasado de frenada”, provocando con su “boicot” al catalán, el gallego y el euskera debilitar aún más los tímidos vínculos que intenta construir con los nacionalistas de centro-derecha, de manera que su único aliado posible sea Vox.

La búsqueda del consenso

De momento, la votación ha quedado aplazada, dos años después de que España propusiera modificar la legislación europea para que las tres lenguas cooficiales en el Estado pasen a ser idiomas de trabajo en la UE. “Volveremos a intentarlo”, explican en la Moncloa, donde se quiere alcanzar el “consenso suficiente” entre los Veintisiete, antes de someter de nuevo esta compleja cuestión al Consejo de Asuntos Generales. 

“Lo vamos a conseguir. Somos optimistas”, continúan las mismas fuentes. El rechazo a la oficialidad del catalán, euskera y gallego, dicen, era mayor al principio de la convulsa legislatura española, cuando el Gobierno empezó a impulsar las lenguas cooficiales. “Había más dudas entonces. Algunos países tenían miedo de que se abriera el melón también para las lenguas minoritarias en sus respectivos territorios. Pero el criterio es que estos idiomas estén recogidos en la Constitución, como es nuestro caso. Eso lo facilita todo”, concluyen los colaboradores de Sánchez. 

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