SIN ACERCAMIENTOS A PESAR DEL MOMENTO CRÍTICO

Sánchez aísla a Feijóo de su política exterior pese a la crisis por Trump y aleja pactos de Estado en defensa

El presidente no considera llamar al jefe de la oposición e informará al PP como al resto de grupos parlamentarios. Feijóo, que apoya el aumento del gasto en defensa, no evitará a Sánchez el desgaste con sus socios dentro y fuera de la coalición

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), escucha la intervención del líder popular Alberto Núñez Feijóo (d) durante la sesión de control al Gobierno.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), escucha la intervención del líder popular Alberto Núñez Feijóo (d) durante la sesión de control al Gobierno. / ZIPI / EFE

Madrid

El nuevo escenario internacional y el ‘shock’ que produce la nueva Administración Trum para toda Europa ha dado un vuelco también a la política nacional española. Nada escapa a lo que sucede fuera. La agenda exterior vuelve a ser prioritaria para el Gobierno y Pedro Sánchez no ha perdido oportunidad para posicionarse con contundencia ante los desafíos planteados por Donald Trump, de nuevo en la Casa Blanca. Un perfil internacional con dureza retórica, yendo al choque contra la “multinacional ultraderechista”, y recetas propias en la mesa del debate europeo. Y a pesar del momento tan crítico y que el debate terminará traduciéndose en el aumento del gasto militar -está por ver si vía emisión de deuda común europea y dejando al margen los Presupuestos- el presidente no tiene previsión de hacer partícipe al líder de la oposición.

En Moncloa reconocen que Sánchez no piensa levantar el teléfono para hablar con Alberto Núñez Feijóo, ni para informar de su hoja de ruta en política interncional ni tampoco trasladar los debates en la arena europea. Se limitarán a hacerlo solo cuando las decisiones estén tomadas y consensuadas en el Consejo de Europeo, explican las mismas fuentes. Y ello, rebajando los contactos con el PP a los que se tendrían con el resto de grupos parlamentarios. 

El PP, por su parte, ya ha registrado la petición de comparecencia urgente del presidente en el Congreso tras reconocer que “no tienen ninguna información” y lamentar públicamente que Sánchez no esté dando cuenta de los riesgos que afronta España a partir de ahora. En privado, el nivel de crítica es bastante mayor.

El aislamiento a Feijóo, en todo caso, aleja cualquier pacto de Estado ante la eventualidad de tener que escalar el gasto en Defensa, sobre lo que presionan tanto la OTAN como la Comisión Europea o, incluso, de enviar tropas de pacificación a España. Escenarios que por ahora no se quieren anticipar a la espera de cómo avancen los acontecimientos, y de ahí que se justifique la falta de contacto con los populares.

Sin utilizarlo directamente como argumento para evitar un acercamiento, desde el Ejecutivo sí achacan a Feijóo su supuesta ambigüedad. También que el PP habría puesto palos en las ruedas en otras crisis anteriores y las fórmulas que empujó Sánchez en Bruselas, como los fondos europeos durante el covid o la denominada solución ibérica para rebajar la factura de la luz durante la crisis inflacionista por la invasión rusa de Ucrania.

La cuestión es que el líder del PP, tras semanas con un pretendido perfil bajo, ya ha fijado una posición definitiva que implica sumarse a las tesis europeístas en las que está Sánchez, y confirmar el apoyo de los compromisos de España con la OTAN en materia de defensa. La familia conservadora a la que pertenece Feijóo y también Ursula von der Leyen son partidarios ahora de aumentar el gasto militar del PIB de cada país hasta el 3%, igual que exige la OTAN. Feijóo no ha verbalizado esa cifra, pero en Génova reconocen que está alineado con sus socios europeos. En todo caso, la postura en este sentido es muy cercana a la del PSOE.

Los populares son muy críticos con la falta de transparencia e interlocución del presidente del Gobierno con Feijóo en asuntos tan capitales, más tratándose de política exterior en una situación muy delicada para todo el continente. El PP siempre recuerda, además, que representan la primera fuerza política de España. Y aunque en su núcleo duro insisten en que no necesitan “muestras de cariño” como llamadas telefónicas, dirigentes del PP reconocen que no son “formas” ni una actuación seria que Sánchez no informe de nada al líder del PP.

Tampoco aclaran cuál sería su posición pública a la hora de pronunciarse sobre un incremento de gasto militar. El PP está a favor, pero es consciente de que se trata de un elemento “de desgaste total” para Sánchez, explican en la dirección nacional, confirmando que “no se lo ahorrarán” al presidente. Si esas inversiones se incluyen en los Presupuestos Generales del Estado, dicen en el PP, “estamos a años luz de poder apoyarlos”. Es cierto que podrían respaldar la partida concreta en esta materia y no el proyecto entero, pero los conservadores rechazan esa idea hasta que sea Sánchez el que mueva ficha.

Y mientras el Gobierno descarta un acercamiento por el momento con la oposición debido a la coyuntura internacional, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero hacía un llamamiento a la adhesión de la hoja de ruta de Sánchez en política exterior. Aprovechando su vuelta al Congreso para presentar un libro con sus discursos parlamentarios, pedía el “máximo consenso” con la agenda exterior del Ejecutivo. Por tratarse de un “momento trascendental” que comparó con la salida de la Segunda Guerra Mundial y "muy parecido con la Transición de nuestro país". "Pido más comprensión para el Gobierno cuando se trata de defender algo como el europeísmo", conminó.

Arrinconar al PP con Vox

La estrategia del Gobierno sigue pasando por reprochar al PP una supuesta indefinición mientras Vox amplía su seguidismo a EEUU y la “multinacional ultraderechista”. Ya a inicios de semana Sánchez fijó ante los suyos una “posición clara” sobre el papel que debe jugar la UE frente a Trump, afirmando que en política internacional solo PSOE y Vox tenían una posición fijada.

Pese a que Feijóo ha aclarado su posición, dejándose sentir mucho más cerca de la de Sánchez que de la de Abascal, desde el Gobierno se mantiene la presión para forzar un mayor desmarque. “Tenemos en España a la derecha y la ultraderecha menos patriótica de la historia. Vox servil con las multinacionales y los intereses extranjeros y un PP que no es capaz de hacer nada sin mirar de reojo a la ultraderecha”, reprochaba este viernes el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños. 

Una dicotomía en la que se intentan diluir los ataques de la oposición, al tiempo que se aísla la alternativa del PP con Vox. El Ejecutivo aprovecha asimismo para remarcar contradicciones de la oposición con sus potenciales electores, con la advertencia de que los aranceles golpearán con más virulencia a los agricultores y ganaderos. Feijóo es consciente de esto y, precisamente por eso, se lanzó esta semana a presentar una ley de fiscalidad agraria para afianzar el voto del campo y arremeter contra Vox, que ya es el único que defiende las embestidas de Trump.

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