Apuntes políticos
¿Superará Junqueras el 50% de los votos o habrá segunda vuelta en las elecciones de ERC?
Los 8.030 militantes de ERC deciden este sábado si renuevan su confianza en el que ha sido su líder durante 13 años o si le responsabilizan de la debacle electoral forzándole a una segunda votación
Júlia Regué
Solo con Junqueras o solo sin Junqueras. Los 8.030 militantes de ERC deciden este sábado si renuevan su confianza en el que ha sido su líder durante 13 años o si le responsabilizan de la debacle electoral forzándole a una segunda votación. Si hoy el expresidente de Esquerra rebasa el 50% de los votos, sus rivales habrán perdido la batalla; pero, si no lo consigue, Nova Esquerra Nacional y Foc Nou se inclinan por pactar para disputarle el puesto en otra vuelta el 14 de diciembre.
Las diferencias
Las candidaturas de ERC no debaten sobre la estrategia del partido, eso ya se saldará en un congreso posterior en el que actualizarán su hoja de ruta, sino sobre la forma de hacer las cosas. Deciden entre la ‘monarquía junquerista’ y la ‘aristocracia rovirista’, resumen cargos del partido. Eso es, entre un liderazgo personalista que fusione el sr presidenciable a la Generalitat y líder de las filas o entre una bicefalia que separe lo gubernamental de lo orgánico. En el fondo, entre Junqueras o 'los otros'.
Esquerra se la juega partida en dos y la campaña interna no ha servido para más que para evidenciarlo. Con el caso de los carteles de los hermanos Maragall como principal arma arrojadiza, usando la cárcel para omitir responsabilidades para unos y para defender su 'merecida' continuidad para otros, la batalla es agria. Apenas hay diferencias estratégicas, solo Foc Nou promete dejar caer los gobiernos socialistas y solo negociar a cambio de un referéndum. No es de extrañar teniendo en cuenta que Junqueras ha pactado en reiteradas ocasiones con el PSC y el PSOE, y que la candidatura de Xavier Godàs es la que avalan los afines a Marta Rovira, los artífices del pacto de investidura de Salvador Illa.
El resultado
El monto de avales es la única vara cuantitativa para medir cuál puede ser el resultado de este sábado. Junqueras despuntó al recabar la confianza de más de un tercio de los militantes (2.570 apoyos), dejando lejos los 1.510 de Nova Esquerra Nacional y de los 470 de la tercera candidatura en disputa. Pero hay dos factores clave para decantar definitivamente la balanza, ya que ganar no es suficiente en esta ronda: la participación y que el voto sea telemático.
Las tres candidaturas detectaron a media campaña que la dosis constante de reproches por los carteles de Maragall estaba desmovilizando a la militancia. A menos participación, más opciones de segunda vuelta, por lo que acorralaron las críticas en la recta final e incluso en el debate a tres de los candidatos a la presidencia evitaron el cuerpo a cuerpo. Que el voto sea telemático siempre tiene más garantías y fidelidad que una votación a mano alzada a ojos de todos, aunque si se tiene en cuenta el número de avales registrado, es difícil que Junqueras, teniendo un tercio a su favor no logre acercarse al 50%, la duda está en si se acercará lo suficiente para superarlo o si la suma de las otras dos candidaturas lo impedirá.
Si Junqueras gana a la primera, enviará un mensaje de conciliación para sumar a la ejecutiva a miembros de otras candidaturas, pero la realidad es que bajo la mano tendida habrá una escenificación evidente de su poder y que los que se han exhibido en contra de su figura públicamente harán cábalas sobre su propio futuro en ERC. Si Nova Esquerra Nacional y Foc Nou lo frenan, deberá gestionar su victoria sin tener el éxito completo como una primera advertencia de que debe hacer un mayor esfuerzo interno, habiendo basado su discurso de campaña en cómo gestionar el país y no tanto el partido.
El día después
El resultado no se leerá solo en clave interna. Los tres gobiernos socialistas -Estado, Generalitat y Barcelona- están muy pendientes de lo que suceda hoy, conscientes de que del desenlace depende el devenir de sus propios gobiernos. La presión de Junqueras si gana se da por descontada, pero, a la vez, necesita asentarse de nuevo en el partido y algún avance para exhibir su autoridad. Deberá encarar la negociación presupuestaria y forzar a Illa con la financiación y a Sánchez con la aplicación completa de la amnistía a cambio de sus votos en el Congreso. Aunque, más que las cuentas, que son necesarias para el avance de los pactos de investidura, las dudas se centran en Barcelona.
Su candidata a secretaria general, Elisenda Alamany, apuesta por pactar con Jaume Collboni. Si gana la votación interna cuando se vuelva a convocar -quedó dinamitada por 'falta de espacio' al acudir un número inaudito de militantes-, se convertirá en teniente de alcalde, pero, si la pierde, será la primera derrota de la nueva dirección y de su propia 'número dos'.
Gane quien gane hoy, si es que hoy ya hay un ganador absoluto, el reto del día después será mayúsculo. El nuevo líder deberá ganarse la confianza de los detractores, retocar los núcleos de poder para que los afines los ostenten y recuperar, al menos, a los 1.500 militantes que han perdido en cinco años.
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