MWC 2024

El Mobile marca la relación entre el Rey y Aragonès: frialdad sin perder las formas

El president de la Generalitat no participará en la línea de salutación al Rey, pero sí compartirán cena

Los Reyes, el presidente Aragonès y el ministro Hereu durante la inauguración de la segunda torre de la compañía Puig.

Los Reyes, el presidente Aragonès y el ministro Hereu durante la inauguración de la segunda torre de la compañía Puig. / Zowy Voeten

Quim Bertomeu

Una de las patatas calientes que Pere Aragonès heredó cuando llegó a la presidencia fueron las deterioradas relaciones con la Casa Real tras el convulso otoño de 2017. Durante el mandato del president Quim Torra (2018-2020), cada acto público en el que las dos instituciones eran invitadas amenazaba en acabar con polémica ya fuera por si la Generalitat decidía ausentarse, por si el jefe del Govern saludaba o no al Rey o por si se descolgaba de la comitiva oficial. Para acabar con este problema, Aragonès decidió autoimponerse un 'protocolo': no iría a ningún acto organizado por la Casa Real ni la Generalitat la invitaría a los suyos, pero compartiría techo y mantel con el monarca si un tercero les hacía coincidir. Desde el punto de vista político, la cita anual del Mobile World Congress se ha acabado convirtiendo en el termómetro de las relaciones entre las dos instituciones: se mantiene la frialdad, pero se guardan las formas.

La cena inaugural del congreso de móviles es el retrato preciso del 'protocolo' Aragonès. El president acude a la cita porque le invita un tercero -GSM, el organizador el congreso- y porque considera que la Generalitat debe estar representada en un evento así. Una vez allí, no participa en la línea de salutación al Rey -el conocido besamanos- en el que todas las autoridades saludan al jefe del Estado. Es la forma de mostrar su disconformidad con el monarca. Superado esta fase del protocolo, Aragonès y Felipe VI comparten la misma mesa. También conviene reparar en otro detalle: en los discursos de uno y otro no se habla de política ni de procés. Un pacto no escrito de no agresión.

El congreso de telefonía se ha convertido en el termómetro preciso de las relaciones entre la Casa Real y la Generalitat

Fuentes de la Generalitat defienden que el 'protocolo' está funcionando porque han conseguido enterrar la polémica cada vez que las dos instituciones coinciden. Así, todos los focos son para el acto en sí mismo y no por si el Rey y el president se saludan o se dejan de saludar. "No dejaremos de ir a una inauguración importante para el país -como el Mobile- porque esté el Rey", sostienen. Una vez allí, normalidad. Eso sí, la Generalitat avisa de que las relaciones con la casa real están "como siempre", es decir, frías tirando a heladas. La distensión está en las formas, pero no en el fondo. Además, advierten de que el papel del Rey en octubre del 2017 solo es "la punta del iceberg" del rechazo a la monarquía. No hay, por lo tanto, ninguna reconciliación a la vista.

De hecho, el 'fair play' entre las dos partes que se visualiza en los discursos del Mobile no se repite en los actos en los que no coinciden. Por ejemplo, este mismo mes en un acto en Barcelona el Rey exigió "respeto" a la independencia judicial y a las resoluciones de los jueces. Se interpretó como que el monarca se alineaba claramente con la magistratura en el conflicto que mantiene con el poder político por la aplicación de la amnistía. Es decir, que avalaba maniobras como la juez García-Castellón que trata de vincular el terrorismo con el Tsunami Democràtic. El president replicó en las redes sociales: "Cuando se apruebe la amnistía, la justicia la tiene que aplicar".

Desde la Casa Real no entran en polémicas sobre las relaciones con la Generalitat. Respecto a la cita Mobile, lo enfocan con normalidad: "El Rey hará lo que hace siempre, tanto en la cena del domingo como el lunes", afirman fuentes de la Zarzuela. En la Casa del Rey dan por hecho que todo discurrirá como en las ediciones anteriores, informa Pilar Santos.

El precedente de 2019

Para entender por qué las dos partes, pese a la distancia y la frialdad, han abogado por una cierta distensión y por guardar las formas, hay que remontarse a la edición de 2019 del Mobile. En aquella cita, la tensión se disparó. Ni el Felipe VI visitó el estand de Cataluña -pese a que estaba previsto inicialmente-, ni el president Torra quiso hacerse la foto con el monarca en el pabellón español.

El rey Felipe VI mira de reojo al 'president', Quim Torra, en la cena del Mobile World.

El rey Felipe VI mira de reojo al 'president', Quim Torra, en la cena del Mobile World. / EPC

Aquel intercambio de desplantes hizo que todos los focos mediáticos de aquella sesión inaugural fueran por la maltrecha relación entre instituciones. Completó el cuadro una foto que captó al Rey, en la cena inaugural, mirando de reojo a Torra. Eso supuso que quedaran en segundo plano la apertura del congreso y las novedades tecnológicas de aquel día, como por ejemplo la tecnología 5G aplicada a las ambulancias de la Generalitat.

De mediador a enemigo

No hace tanto que el independentismo veía al Rey como un potencial mediador en el conflicto catalán. En 2014, cuando faltaban pocos meses para la consulta del 9-N, el entonces president Artur Mas lo propuso para mediar entre la Generalitat y el Gobierno. El propio Mariano Rajoy lo descartó. Luego, en tan solo tres años, la imagen del monarca a ojos de una parte de Cataluña se deterioraría. El punto de inflexión fue el discurso de Felipe VI del 3 de octubre del 2017. En esa alocución, cerró filas con la actuación del Gobierno el día del referéndum y, el independentismo, con las cargas policiales aún recientes, lo convirtió en enemigo.

La etapa de distensión del procés, con Aragonès y Sánchez apostando por el diálogo, han acabado beneficiando colateralmente a la monarquía. De la misma forma que ha bajado la intensidad de las manifestaciones por la independencia en la calle, también han desaparecido algunas protestas multitudinarias que se convocaron contra la presencia del Rey. Sin embargo, según la demoscopia, la imagen del monarca no remonta. La última encuesta del CEO que preguntó sobre el tema, en marzo de 2023, los catalanes dieron un 1,7 sobre 10 a la monarquía, y un 74% prefería una forma de gobierno de república por el 12% que prefería tener rey. No son datos que animen a la Generalitat a cambiar el paradigma actual.

De Collboni a Colau

En la cena inaugural de la edición de este año sí que habrá una novedad protocolaria. El alcalde de Barcelona volverá a estar en el besamanos al Rey. Hasta ahora, Ada Colau hacía como Aragonès y no participaba también como acto de protesta. Con el cambio de alcalde, todo el mundo espera ver a Collboni en esta línea de salutación inicial. De hecho, en los últimos años, los principales cargos presentes han sido socialistas como el presidente del Gobierno, el delegado en Cataluña y la alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat.

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