Para librarse de Vox
Feijóo confía en que Vara y Page presionen a Sánchez para que gobierne la lista más votada
El PP se lanza a por el votante de Vox y Cs con una exhibición de músculo en Valencia
Pilar Santos
La campaña de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M ha llegado a su ecuador con Alberto Núñez Feijóo exhibiendo músculo en la plaza de toros de València y unas encuestas internas que le hacen ser optimista. El PP, según la mayoría de los sondeos, va a ser el ganador en ocho de las 12 comunidades que van a pasar por las urnas, pero no tiene fácil la formación de gobiernos, ya que necesitará los votos de Vox en la mayoría de ellas si quiere arrebatarle algunas presidencias al PSOE.
Los populares consideran que el rechazo del PSOE a esta propuesta legitimará los pactos con Vox
Ante ese escenario, Feijóo vuelve a blandir que sea la lista más votada la que gobierne y que el resto de fuerzas faciliten la investidura del vencedor. Ya lo propuso por escrito en su plan de regeneración en enero aunque solo para los ayuntamientos. Ahora habla de comunidades. No es una idea que haya recibido apoyos inquebrantables desde dentro del PP. Muchos barones, con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, no la consideran positiva. Ayuso, de hecho, nunca habría sido presidenta de Madrid si se hubiera aplicado en 2019.
Feijóo, no obstante, quiere que Pedro Sánchez, que tampoco la ve bien, se comprometa con dejar vía libre a la lista más votada y ambos actúen en justa reciprocidad. Según fuentes de la dirección del PP, el líder de los conservadores cree que puede encontrar dos aliados en las filas del PSOE: el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.
En los sondeos ambos dirigentes socialistas aparecen como vencedores, pero con el riesgo de ser tumbados por sendas alianzas de PP y Vox. “Ellos no van a querer perder las presidencias y algo van a tener que hacer”, apuntan fuentes de la cúpula del PP. El sistema, de aplicarse, beneficiaría mucho más a los populares que a los socialistas en esta contienda, ya que los de Sánchez pueden lograr retener algunos gobiernos (Comunitat Valenciana, Aragón o Baleares) sin vencer el 28-M, sumando a varios grupos de izquierdas.
“En los territorios también hay vida inteligente”, le gusta decir al dirigente gallego cuando le preguntan sobre si marcará la política de pactos con la ultraderecha
La foto antes de las generales
Si Sánchez no acepta que gobierne la lista más votada, añaden los de Génova, estaría legitimando los pactos que tengan que hacer con el partido de ultraderecha para lograr la investidura y un programa de legislatura.
Entre los populares hay mucha preocupación por que esas posibles alianzas con Vox de mayo en algunas autonomías y la necesidad de su apoyo también en los ayuntamientos para sacar iniciativas la próxima legislatura, dificulten la campaña de las elecciones generales, que se celebrarán a finales de año. Temen que el PSOE haga campaña subido al mantra: “El PP va a meter a la ultraderecha en la Moncloa”.
Menos problemas muestra el PSOE con esos parlamentos fragmentados que requieren de apoyos para cerrar investiduras. Sánchez ha mantenido desde 2020 un acuerdo con Unidas Podemos en el Ejecutivo central y está cediendo protagonismo a Yolanda Díaz y su plataforma Sumar, para que integre a todas las fuerzas a la izquierda del PSOE antes de las generales, con el objetivo de reeditar la coalición en 2024.
Criado en el bipartidismo
Feijóo considera que la idea de la lista más votada es de justicia y da tranquilidad a los electores. También demuestra que es un gran defensor del bipartidismo. De hecho, su vida política en Galicia, donde cosechó cuatro mayorías absolutas consecutivas, ha transcurrido siempre en parlamentos mucho menos fragmentados que el Congreso de los Diputados. Vox, Ciudadanos o la extinta UPyD, competidores por el votante de derechas, nunca han tenido escaños en el hemiciclo gallego.
En Génova se han conjurado para no hablar de pactos poselectorales. “Vamos a tratar de conseguir los mejores resultados el domingo y después ya veremos. No será lo mismo necesitar un escaño de Vox para sacar la investidura que 15”, afirma un alto cargo tras el mitin de València.
Según fuentes de la dirección, Feijóo es reacio a “dictar” desde Génova qué hacer en cada territorio con Vox. “En los territorios también hay vida inteligente”, le gusta decir al dirigente gallego. Su planteamiento puede verse como una señal de respeto a la autonomía de los líderes territoriales, algo que él fue antes que fraile, y también una manera de poner distancia con esa apertura de puertas a la ultraderecha en las instituciones, como ya hizo por primera vez con Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco tuvo que ceder a Vox una vicepresidencia, tres consejerías y la presidencia de las Cortes. La negociación de Mañueco y Abascal discurrió cuando ya se sabía que Feijóo sucedería a Pablo Casado en la presidencia del PP y la investidura fue el 11 de abril, nueve días después de que el gallego estrenara su liderazgo.
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