Nueva ley de mecenazgo

Milagro en el Congreso: aprobará una ley que no es ni del PSOE ni de Unidas Podemos

Milagro en el Congreso: aprobará una ley que no es ni del PSOE ni de Unidas Podemos

Ferrán Bel en el Congreso de los Diputados.

Ferrán Bel en el Congreso de los Diputados. / EFE

Ángel Alonso Giménez

El próximo miércoles, 26 de abril, por la tarde, ocurrirá un milagro en el Congreso de los Diputados. La ponencia de la Comisión de Hacienda encargada de estudiar la reforma de la ley de mecenazgo se va a reunir para aprobar el informe y dejar la norma a un paso de su aprobación en la Cámara. Será la demostración de que, incluso en un Parlamento que se ha movido todo el tiempo al compás de los grupos del Gobierno, especialmente del PSOE, es posible que una formación “pequeñita” intervenga en el Boletín Oficial del Estado y cambiar un poco nuestras vidas.

El PDeCAT, cuatro diputados (Ferrán Bel, Genís Boadella, Concep Cañadell y Sergi Miquel), han conseguido que aquella proposición de ley que defendieron en marzo de 2021 esté a punto de ver la luz. Más de dos años después, tras un periplo de negociaciones entre las siglas catalanas y el Ministerio de María Jesús Montero, ¡oh!, milagro: acuerdo para que la reforma se haga realidad.

Esto no es fácil. Pueden pensar, lectores y lectoras, que tampoco tiene mucho mérito. La responsabilidad de los diputados y los cargos políticos consiste en negociar y pactar las leyes, al fin y al cabo. Pero lo que va a pasar el miércoles, 26 de abril de 2023, tiene mérito.

Verán: en un Congreso en el que actualmente caben una veintena de formaciones representadas en una decena de grupos parlamentarios se han aprobado ya 238 leyes. Están aquí las leyes ordinarias, las leyes orgánicas y los decretos leyes. El Gobierno saca pecho a menudo de la cifra, y la verdad es que no le falta razón cuando exhibe tanto orgullo. La pandemia también alteró el calendario legislativo (y de paso abrió el grifo de los decretos, lo cual es no sorpredente, porque ante una pandemia que mataba a gente, lo lógico es que se legisle con urgencia, es decir, con decretos). 

Pues todas esas leyes, las 238, se han aprobado a instancias del Gobierno (proyectos), o del PSOE en solitario o del PSOE y de Unidas Podemos conjuntamente (proposiciones). Pedro Sánchez y sus ministros/as han acaparado la agenda legislativa completamente, lo que es una victoria política sin duda.

¿Ha sufrido para conseguirlo? Pues sí. Hasta un decreto fue derogado. Aquel de la tesorería de los ayuntamientos (año 20) que no salió adelante. Además, ha sudado de lo lindo para salvar algunos proyectos (ley audiovisual o ley de bienestar animal) y ciertos decretos (el anticrisis de agosto de 2022 o el de los interinos de la administración en el verano de 2021).

Defender una ley cada dos años

A lo anterior hay que añadir que los grupos pequeños disponen de muy poco margen para defender propuestas legislativas propias. Cuantos menos diputados, menos capacidad de intervención en el Boletín Oficial del Estado y en la legislación española. 

Por ejemplo, ERC, aliado preferente, ha dejado huella y sello en un sinfín de normas desde que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias forjaron el primer Gobierno de coalición de la democracia a escala estatal, enero de 2019. Pero ninguna de sus propuestas se ha aprobado, por ahora. La de la regulación del cannabis fue rechazada, por citar una reciente. 

Formaciones como el PDeCAT, cuatro escaños, integrados en el Grupo Plural, pues ni siquiera tiene grupo parlamentario propio, pueden defender sus propias iniciativas en una o dos ocasiones durante una legislatura completa. Nada más. En marzo de 2021 tuvieron la oportunidad con su “proposición de ley de modificación de la Ley de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo”, que es el título completo.

Aquel día de marzo, 245 diputados dijeron “sí” a tramitar la propuesta. Esto tampoco garantiza nada. Un sinfín de normas, tras superar la entrada, vagan y deambulan por el Congreso a la espera de que el Gobierno, o algún grupo del Gobierno, las rescate. La del PDeCAT ha tenido suerte. Ha tenido, en verdad, una inmensa suerte. Porque es la única que ha disfrutado de este desenlace sin llevar el sello original de los socialistas y los “morados”.

Ampliar el concepto de mecenazgo

Ferrán Bel y sus tres colegas estaban muy contentos el jueves pasado, cuando convocaron una rueda de prensa para anunciar la novedad. Además de ensalzar el contenido de la proposición, cosa lógica, que por algo es suya, hicieron hincapié en ese pequeño milagro. El diputado mencionó un aspecto esencial, además. 

Porque no es sólo que una propuesta legislativa que no procede ni de PSOE ni de Unidas Podemos esté cerca de la aprobación. Es que proviene de unas siglas que no forman el llamado “bloque de la investidura” de Pedro Sánchez. Lo que pasa es que el PDeCAT, sobre todo desde que se separó de JxCat y cobró autonomía, no ha parado de negociar con el Gobierno. Lo ha negociado todo. Y el PDeCAT, de hecho, ha sido esencial para que en el Congreso se convalidaron decretos estrella de Pedro Sánchez y cuajaran proyectos igualmente estelares. 

Contó Bel que la aprobación se producirá en la Comisión de Hacienda, quizá en la segunda semana de mayo, si no esta semana ya. La propuesta no irá al pleno porque la Mesa y los grupos dieron a dicha Comisión competencia legislativa plena. En el Senado, en donde no está el PDeCAT, no se teme por el destino de la iniciativa porque la mayoría que seguramente la sostendrá, PSOE, Unidas Podemos y ERC, permitirán una travesía tranquila.

¿Y a qué obedece este pequeño milagro? Pues a una serie de modificaciones en la ley de mecenazgo de 2002 que permitirán, una vez estén en vigor, que haya una variedad mayor de donativos y donaciones, ya que se incluirán asesoramientos, consultorías, espacios de publicidad en medios, rehabilitación arquitectónica, protección de espacios naturales, etc. Al ser más amplio el abanico del mecenazgo, básicamente porque se añaden los servicios, no sólo los bienes, las ventajas fiscales aumentarán.

Y esas ventajas serán, fundamentalmente, estas: las personas físicas podrán deducir el 80% de donaciones de IRPF de hasta 250 euros (antes 150) y las empresas, el 40% (antes el 35), de lo que paguen por el impuesto de sociedades. 

Un milagro, por tanto, de porcentajes, tramos e impuestos, pero también de perseverancia política y habilidad negociadora. Así que, además de ante un milagro, estamos ante una buena noticia.