Táctica preelectoral

Ayuso escenifica una ruptura estratégica con Vox tras pactar con Monasterio el 80% de las leyes

Vox advierte a Ayuso de que "Madrid no es Andalucía", mientras en el Ayuntamiento Ortega Smith ya ha ofrecido a Almeida un futuro gobierno de coalición. El ejemplo a seguir, según Vox, son gobiernos con los dos partidos dentro, como en Castilla y León.

Ayuso en la Asamblea de Madrid.

Ayuso en la Asamblea de Madrid. / EFE

Elena Marín

Primero fue la ley maestra de educación contra la Ley Celáa de Pedro Sánchez, luego la modificación de la ley que regula Telemadrid y que le permitió a Isabel Díaz Ayuso hacerse con el control de la cadena pública, también la supresión o reducción de los impuestos, los primeros presupuestos de un Gobierno de Ayuso o la ley ómnibus. Así, hasta 29 leyes del Gobierno regional han sido aprobadas desde 2021 en la Asamblea de Madrid gracias al respaldo de Vox. Dos años de entendimiento parlamentario entre PP y el partido de la ultraderecha, no necesariamente cordiales, precedidos por otros dos en los que Vox fue socio indispensable para la conformación de un gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos, aunque la convivencia no fuera especialmente fácil sobre todo con la formación naranja. Solo en la actual legislatura, el Ejecutivo de Díaz Ayuso ha sacado adelante el 80% de las leyes que quería aprobar gracias a los acuerdos con el grupo que lidera Rocío Monasterio.

A pesar de las dificultades y de la debilidad de uno de los dos partidos, en el Ayuntamiento de Madrid sobrevive el gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos y ambas partes aseguran que seguirán así hasta el final de la legislatura. Para después de las elecciones, la formación municipal de Vox liderada por Javier Ortega Smith ya ha ofrecido públicamente a José Luis Martínez Almeida un gobierno de coalición, aunque al mismo tiempo evita apoyarle en la gestión actual negándole sistemáticamente su apoyo en el pleno. En el Gobierno de la nación, la coalición también se mantiene a pesar de haberse convertido en un equipo a tres bandas y no solo dos. Y en la moción de censura quedó claro que el tándem Pedro Sánchez-Yolanda Díaz promete entenderse tras unas elecciones generales. En la Comunidad de Madrid, en cambio, sin haber una coalición formal, sin que Vox tenga un sillón en la Puerta del Sol, Isabel Díaz Ayuso ha visto la necesidad de distanciarse de esta formación y anunciar la ruptura como si se tratara de una coalición al uso.

Ella lleva toda la legislatura insistiendo en que tiene una mayoría superior a la suma de las izquierdas y "solo" necesita "cuatro abstenciones", pero lo cierto es que sin Vox a su lado no hubiese podido gobernar. Han sido 29 leyes a favor, frente a 7 en contra. El 80% frente al 20%. Los datos los ofrecía esta semana la portavoz de Vox precisamente para hacer valer su papel durante estos dos últimos años ahora que se acercan las elecciones y el PP ha optado por desvincularse de ellos por estrategia electoral.

A la espera de los resultados

"Nos da igual", apuntaban sin cámaras delante en la formación de la ultraderecha. Pero para entonces el presidente nacional, Santiago Abascal, del partido ya había adelantado que esto de alejarse de su formación tendría consecuencias. Y en la Asamblea, advertían de que "Madrid no es Andalucía", donde Vox mejoró resultados pero fue insuficiente porque el PP obtuvo la mayoría absoluta que anhela ahora Ayuso. En el entorno de Monasterio restaban el jueves importancia a la escenificación de Ayuso y a su intento por prescindir de Vox. Se agarran a los hipotéticos resultados de mayo, convencidos de que van a seguir siendo decisivos: "El problema lo va a tener quien quiera gobernar". Un aviso a navegantes. Una advertencia para que Ayuso no se exceda negándoles como Pedro a Jesucristo porque puede que en mayo les necesite.

Sobre todo, una vez que ha quedado claro que la única “represalia” de Vox por este divorcio es ofrecer dos tazas: el futuro, vino a decir el viernes en Valladolid, està en los gobiernos de coalición como los de Castilla y León. Si el PP les necesita, el ejemplo a seguir es ese.

Minas en el camino

Aunque la ruptura la ha verbalizado Ayuso, Vox ha ido sembrando el camino. Las 29 leyes a las que hacía referencia Monasterio se han aprobado porque su formación se ha abstenido o las ha apoyado abiertamente, pero los amagos para intentar arrinconar al PP han sido constantes en estos dos últimos años.

Parecía que se atrincheraba con la ley de autonomía financiera en la que tanto interés tenía el gobierno regional, pero a pesar de las reticencias y negativa inicial, la ley se aprobó. Hizo algo similar con la ley ómnibus; en el último trimestre de la legislatura quiso poner en aprietos al PP negándose a aprobar por lectura única ninguna ley (como la del régimen de sanciones a las VTC), algo que sí había hecho durante los meses previos; o con los últimos presupuestos de la legislatura.

Este fue el punto de inflexión en el que la relación entre las dos formaciones empezó a caer en picado hasta llegar a la negativa de los incentivos fiscales a los patrimonios que provienen del extranjero, aunque para entonces, ya el clima se había enrarecido porque los de Monasterio iniciaron el curso en septiembre proponiendo crear una comisión sobre las residencias de mayores cuya finalidad y oportunidad el PP nunca entendió. También esto fue un amago que Vox no culminó.

Mayoría simple o absoluta

Las encuestas publicadas hasta ahora no conceden una mayoría absoluta a Ayuso, aunque en el partido se habla con euforia de la tendencia de los sondeos y aseguran que las últimas internas que tienen sí hablan de mayorías absolutas tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento. Y no quieren ni pensar en la posibilidad de reconducir las relaciones entre las dos dirigentes, que no han sido fáciles en ningún momento de la legislatura.

A pesar de que la cercanía de las elecciones autonómicas marcan ya todas las acciones de los partidos, los populares niegan que haya tacticismo en esta decisión de desvincularse de Vox. La propia Ayuso intenta convencer a los madrileños de ello: "No hay estrategia, es solo que ya no puedo más, ya no quiero que me arrastre".