GRIETA EN EL GOBIERNO

La crisis del 'sólo sí es sí' hace mella en las relaciones personales de los ministros

Las diferencias en este asunto amplían el aislamiento de Ione Belarra e Irene Montero en el Gobierno

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, esta semana en el Congreso.

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, esta semana en el Congreso. / Ricardo Rubio

Marisol Hernández / Ana Cabanillas

El Gobierno trata de sobreponerse a la fractura interna de la reforma de la ley del 'sólo sí es sí' y se afana en lanzar mensajes a favor de la continuidad de la coalición. El bloque socialista cumple a rajatabla la orden del presidente de rebajar la tensión con Podemos y, desde este partido, también se mandan señales de apaciguamiento. La escalada verbal de las últimas semanas, que tuvo su cota más alta el martes en el Congreso, parece haber remitido.

Pero la crisis ha dejado huellas y ha ampliado el aislamiento de Ione Belarra e Irene Montero en el Consejo de Ministros. No es nuevo. Su soledad es fruto del progresivo distanciamiento entre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el núcleo duro de Podemos, que conforman la ministra de Derechos Sociales y la de Igualdad, y el propio Pablo Iglesias, que, aunque carece de cargos orgánicos ejerce su autoridad de manera pública. Sus diferencias partieron en dos este bloque, por un lado, Díaz, el ministro de Universidades, Joan Subirats, y el de Consumo, Alberto Garzón, por otro, Belarra y Montero.

Al margen de lo que ocurra ahora, si finalmente la plataforma de Díaz, Sumar, llega a un acuerdo electoral con Podemos, esta situación ha hecho mella en las relaciones personales y ha afectado al funcionamiento del Ejecutivo, dividido en tres partes. La ministra de Derechos Sociales y la de Igualdad se separaron del resto hasta conformar un comando autónomo. Y esa disgregación se ha visto ahora incrementada por el choque por la modificación de la ley del 'sólo sí es sí'.

"Van a su aire"

"Hace mucho tiempo que Ione e Irene van a su aire", aseguran fuentes gubernamentales. "Apenas intervienen en el Consejo de Ministros ni en el café de antes", explican. Los miembros del Ejecutivo se encuentran todos los martes antes de la reunión semanal y en medio del desayuno, de pie, en una sala anexa, comentan entre ellos asuntos de índole política o personal. "Ellas no interactúan con nadie. Ni dentro ni fuera. Sólo hablan entre ellas". Esta distancia se percibe también en el Congreso donde ninguna de las dos ministras acuden nunca a las dependencias del Gobierno. "No confraternizan".

Esta frialdad ha crecido en las últimas semanas. Es "casi imposible", comentan otras fuentes del Ejecutivo que, por ejemplo, el enfrentamiento público a cuentas del cambio en la ley que vivieron la ministra de Justicia, Pilar Llop, y la de Igualdad, no acabe teniendo efectos. En privado tampoco hubo entendimiento y desde Podemos se esperaba que el cambio de interlocutores ayudara a un acuerdo.

Una vez que Sánchez decidió presentar de manera unilateral la modificación, con una proposición de ley del PSOE, para que en el futuro las condenas no sean menores después de más de 700 rebajas de penas a delincuentes y casi 80 excarcelaciones, encargó a María Jesús Montero y a Félix Bolaños las conversaciones. Tampoco con ellos hubo avances porque la discrepancia central es sobre cómo operar para evitar estas reducciones. Y los socialistas entienden que la única salida es su propuesta.

"Los malcriados del Gobierno"

"No están acostumbrados a que se les diga que no", sostienen fuentes gubernamentales. "Durante toda la legislatura han sido los niños malcriados del Gobierno". Por eso, reconocen, muchos ministros y miembros del Ejecutivo se sintieron "muy representados" por la titular de Defensa, Margarita Robles, que, en plenas hostilidades, pidió a Podemos "humildad" para admitir que con la ley se habían cometido "errores" y era necesario corregirlo y que el PSOE tenía un pasado probado en defensa de las mujeres y la igualdad.

Todo esto ha enrarecido el ambiente interno. Desde el bloque socialista se ha reconocido que el Consejo de Ministros del martes, que se celebró horas antes del debate parlamentario sobre la toma en consideración de la reforma, se vivió con "tensión". Por primera vez no ha habido acuerdo entre los socios y Unidas Podemos votó en contra de tramitar la reforma socialistas. Fuentes del Gobierno defienden que Irene Montero se ha tomado todo este proceso de manera "muy personal". Al principio, cuando empezaron a trascender las primeras rebajas de condenas, como un intento de tumbarla, una operación para propiciar su salida del Ejecutivo. Más tarde, ante la pretensión del PSOE de rectificar la ley, como un cuestionamiento a su pericia para legislar.

"El presidente la respaldó"

Pese al empeño de Irene Montero de presentarse como una víctima frente a Sánchez, miembros socialistas del Gobierno defienden que durante todo el debate de la ley del sí es sí "el presidente la respaldó mucho, a capa y espada", con "un cierre de filas tremendo". En este punto, consideran que las férreas posiciones de Montero responden a una estrategia política para diferenciarse del PSOE más que a la existencia de un agravio real. "Ella no puede tener dudas de que Pedro Sánchez le ha apoyado", zanjan estas voces.

En el ala morada del Gobierno no niegan la existencia de un distanciamiento con el resto de miembros del Gobierno, pero tratan de restarle importancia. "Nosotros no pensamos en términos de relaciones personales, sino en cumplir con el acuerdo de coalición", zanjan desde Podemos. Además, en este caso, con el choque de la ley del sí es sí, defienden que "cuando estamos hablando de los derechos de miles de mujeres, lo personal queda en un segundo plano".

Una manera de entender la política "muy diferente" a la que tiene Yolanda Díaz, como destacan miembros del Gobierno, que apuntan a que "sabe encajar mejor" las discrepancias. La vicepresidenta segunda es una firme convencida de la extrema importancia que tiene la sintonía personal en el ámbito político y, a diferencia de la facción de Podemos en el Gobierno, mantiene un canal fluido de comunicación con el ala socialista.