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Provocación o indiferencia de los independentistas y el PP: lo que Vox teme de la moción de censura

El camino hasta el acuerdo con Tamames no ha sido fácil y el gran temor se centra ahora en todas las derivadas de un debate parlamentario que se sale del control de Vox | Las réplicas y la defensa de Abascal, con posibles provocaciones de los grupos, quedará en manos del candidato

Ramón Tamames y Santiago Abascal anuncian la moción de censura juntos.

Ramón Tamames y Santiago Abascal anuncian la moción de censura juntos. / VOX

Paloma Esteban

“Es un despropósito. Vaya esperpento”. Los grupos parlamentarios coinciden en sus calificativos al hablar de la moción de censura que este lunes registrará oficialmente Vox sobre la una de la tarde y que tendrá como candidato a Ramón Tamames. Lo único claro hasta el momento es que la moción puede tener consecuencias impredecibles y que el Gobierno lo ve como una oportunidad

En el partido de Santiago Abascal mantienen que el debate les dará el foco que necesitan y llevan tiempo buscando, confían en la “genialidad” que representa el exdirigente del PCE y en que será capaz de escenificar el rechazo social hacia el Gobierno de coalición más allá del votante de la derecha.

Pero el camino hasta pactar las líneas generales con el candidato no ha sido sencillo. Y el gran temor se centra ahora en todas las derivadas de un debate parlamentario que se sale del control de Vox. El partido, directamente Abascal, ha acordado con Tamames los trazos básicos de su intervención inicial. El economista y hombre clave de la Transición escribirá el discurso y asegura no tener “vetos” de ningún tipo. Pero Vox quería asegurarse de que no planteará líneas rojas para su formación. Ese es el acuerdo. Luego llegarán las réplicas. “Y ahí ya, dependemos de él”, reconocen en el grupo parlamentario.

Ese melón constituye el principal agobio para el partido de Abascal. Primero, por la reacción que tendrán el resto de grupos parlamentarios y que aún no está clara Algunos socios habituales de Pedro Sánchez como ERC han deslizado la idea de no responder al candidato o utilizar un perfil muy bajo para evitar dar relevancia al debate. En Vox desconfían de esa idea y dan por hecho que todos intervendrán. Y, además, Moncloa entiende que el candidato merece “todo el respeto” y que la moción de censura servirá para afianzar a la mayoría que respalda al Gobierno.

En segundo lugar, en el partido ultra reconocen que cada réplica de Tamames será fruto de la improvisación. Los ‘puntos calientes’, explican en el partido, son las “provocaciones” que pueden salir de los socios y, sobre todo, de los partidos independentistas. 

“Veremos a ver cómo responde a Rufián”, ponían de ejemplo algunos diputado. El portavoz republicano ya advirtió estos días que “escuchará el proyecto de país y después contestará”, añadiendo que “la extrema derecha no quiere gobernar, sino que solo aportará ruido”. En Vox dan por hecho que todos sus ataques irán dirigidos al partido, pero reconocen que el exdirigente del PCE podría lanzarse contra los grupos independentistas si así lo considera.

Los ataques, a VOX

Los de Abascal cuentan con que su líder será el centro de todas las críticas, aunque el candidato sea Tamames. Pero, más allá de eso, la respuesta corre de la mano del candidato. Por lo tanto, incluso la defensa de Vox dependerá de lo que decida el exdirigente del PCE

Tampoco está clara la estrategia del PP más allá del perfil bajo por el que apostarán. Alberto Núñez Feijóo ya insistía tras la confirmación de la moción de censura que su partido “respeta la biografía de Tamames, su nivel académico”, y que no tendrían críticas para él, aunque “no comparten su decisión personal” de ir de la mano de Vox. Cosa distinta son los ataques que lanzarán contra Abascal, a quien acusan de regalarle a Pedro Sánchez una victoria parlamentaria en el peor momento de su Gobierno, “dividido y en implosión”.

En Vox son conscientes también de que en algunos momentos del discurso podría visibilizarse una sensibilidad de Tamames más cercana a los postulados del PP. “Pueden pasar muchas cosas. Pero confiamos en él y en lo que representa”, resume un dirigente de la cúpula.

El calendario

Lo que aún está por ver es cuándo se celebrará el debate en sí. La Constitución establece que deben pasar cinco días, como mínimo, desde que se registra la moción hasta que se celebra. Lo que no fija es un plazo máximo, por lo que dependerá de la decisión de la presidenta, Meritxell Batet, que estará en coordinación con la agenda y los intereses del presidente del Gobierno. La otra moción que Vox presentó en octubre de 2020 tardó casi un mes en debatirse. La excepción fue precisamente la que llevó a Sánchez a la Moncloa, que solo tardó una semana en producirse.