Poder Judicial

Las horas que desbloquearon la crisis del CGPJ: "generosidad", "saturación" y una candidata 'irrechazable'

Los vocales progresistas acordaron, media hora antes del Pleno, renunciar a su candidato Bandrés y desatascar la situación, lo que cogió por sorpresa al sector mayoritario

La presidenta de la Sala de lo Social, Maria Luisa Segoviano, recoge un premio de la asociación de comunicaciones jurídicos.

La presidenta de la Sala de lo Social, Maria Luisa Segoviano, recoge un premio de la asociación de comunicaciones jurídicos. / EP

Cristina Gallardo

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que todos reconocían fuertemente fracturado y hastiado tras cumplirse cuatro años del final de su mandato, sorprendió este martes alcanzando al fin un acuerdo para nombrar a los dos magistrados del Tribunal Constitucional que les correspondía, y además por unanimidad.

Las claves del giro dado por el órgano de gobierno de los jueces, decidido a muy última hora, pasan por la "generosidad" mostrada por el sector progresista, el hartazgo por la situación de bloqueo y desprestigio institucional que arrastraban no pocos vocales y el perfil conciliador y feminista de la candidata propuesta el pasado jueves, María Luisa Segoviano, una oferta que todos admiten "era muy difícil de rechazar". Así lo señalan a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica fuentes de ambas fracciones del órgano de gobierno de los jueces, que no esconden la sensación de alivio que les ha dejado dar por concluida una situación de falta de consenso que se venía enquistando desde hace meses. 

El movimiento final, en todo caso, proviene del sector progresista, pues sus ocho vocales -designados a propuesta del PSOE, IU y el PNV-, optaron finalmente por renunciar a su candidato, el magistrado del Tribunal Supremo José Manuel Bandrés, y votar el tándem propuesto por sus compañeros conservadores: César Tolosa, actual presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo; y María Luisa Segoviano, primera mujer en alcanzar la presidencia de una sala del Supremo (la de lo Social) y jubilada desde el pasado 20 de octubre.

Las últimas horas fueron fundamentales. Desde que el pasado jueves los conservadores sorprendieran cambiando a uno de sus candidatos -el también progresista Pablo Lucas por Segoviano-, parecía que el acuerdo seguía siendo imposible. De hecho, siete vocales progresistas -entre ellos el presidente suplente del órgano, Rafael Mozo- volvieron a registrar el pasado viernes la candidatura de Bandrés. 

El hecho de que de este documento se desvinculara el séptimo progresista, Enrique Lucas, hizo creer a algunos que se produciría una fractura en este grupo, de modo que el sector mayoritario, que conforman 10 vocales, obtendría el voto que les faltaba para que sus candidatos obtuvieran los 11 necesarios para alcanzar la mayoría reforzada.

Reunión breve y definitiva

Nada más lejos de la realidad. La solución llegó con una reunión mantenida entre los vocales progresistas apenas media hora de iniciarse el Pleno convocado a las 16.30 horas de este martes. Unos de modo presencial, y otros desde sus lugares de residencia, por vía telemática, acordaron que ya era hora de poner fin al espectáculo que se llevaba arrastrando desde hace meses y que, con independencia de la sensibilidad política de cada vocal, parecía llevar a la opinión pública la idea de que el Consejo del Poder Judicial era un órgano cuyos miembros incumplen la Constitución. 

La elección de Segoviano por parte de los conservadores se lo ponía, además, muy fácil. Cuando a la hora de votar apoyaron a Tolosa y Segoviano, eran conscientes de que sus compañeros conservadores no preveían el rápido desenlace. "No quisimos revelarlo, no lo esperaban", añaden fuentes de este sector.

Se ha adoptado además una decisión que, lejos de ser cortoplacista, pone el foco de este asunto más allá de las actuales cuitas entre sectores, con la mirada puesta en facilitar al fin y al cabo la renovación del Tribunal Constitucional, que pasará a tener ahora una mayoría progresista durante al menos una década. 

Perspectiva de género

"María Luisa es una opción estupenda", señalan sobre la nueva magistrada. Permite introducir en el Constitucional a una experta laboralista, especialidad de la que ahora el órgano de garantías carece, de carácter conciliador, gran solvencia técnica y que además de ser mujer defiende sin complejos sus convicciones feministas. Prueba de ello, el discurso dado a mediados del mes de noviembre con ocasión de recibir el Premio Pelayo a Juristas de reconocido prestigio, donde hizo una defensa sin paliativos de la importancia de imprimir perspectiva de género a las resoluciones judiciales. 

Por lo que respecta a Tolosa, los progresistas nunca vieron la opción de vetarlo -como sí hicieron sus compañeros con Bandrés-, dada su solvencia como jurista, su especialidad en derecho administrativo y porque le preferían a otros candidatos como sería Pablo Llarena, el magistrado del Tribunal Supremo que instruyó el procés independentista en Cataluña y procesó a sus líderes por rebelión. Lamentan, eso sí, que Bandrés o Lucas hayan quedado por el camino, por considerarles también muy buenos juristas.

"Generosidad"

Desde el sector conservador, las fuentes consultadas coinciden en que el apoyo de sus compañeros fue una sorpresa y reconocen la "generosidad" mostrada en último término por los vocales progresistas a renunciar a su candidato. Este reconocimiento fue verbalizado durante el Pleno por el único vocal que tomó la palabra, Juan Martínez Moya, que quiso reconocer la actitud de sus compañeros y que, en este caso, unos habían "cedido más que otros". "Se ha impuesto la sensatez", añaden.

La elección de Segoviano también ha caído bien entre los magistrados de la hoy minoría progresista del Tribunal Constitucional, que señalan a El Periódico de España que el conflicto ha sido finalmente "bien cerrado", y que los vocales progresistas han adoptado "la mejor solución que había". Ahora solo resta que el Tribunal Constitucional reciba oficialmente el acuerdo y convoque un Pleno para dar el seguro plácet a los nuevos magistrados y éstos puedan tomar posesión, cerrando con ello la crisis institucional en lo que a este órgano se refiere. Aún queda, eso sí, renovar el propio Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).