A falta de que en los próximos días se produzca la confirmación oficial, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio este viernes un absoluto espaldarazo a la candidatura de la ministra de Industria, Reyes Maroto, a la Alcaldía de Madrid, y de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al Ayuntamiento de Las Palmas. Aunque las dos tienen de plazo hasta el 21 de noviembre para presentarse al proceso de primarias y ninguna ha desvelado aún si lo hará, las palabras de Sánchez, en una entrevista por la noche en La Sexta, supusieron casi una ratificación.

El presidente aseguró que son "dos extraordinarias ministras", "comprometidas con su trabajo", "buenas gestoras", con "capacidad de liderazgo" y que "pueden garantizar solvencia" en los proyectos políticos en los que estén. En resumen, el retrato robot de un buen candidato, según su listado de atributos. En el caso de Darias hace tiempo que se da por hecho su desembarco en Las Palmas. Y de hecho este diario ya publicó en junio que Moncloa y Ferraz tenían en mente que algunos ministros encabezaran listas a las elecciones municipales.

Con Reyes Maroto su candidatura parece haberse decantando casi por eliminación ya que, inicialmente, no figuraba entre los miembros del Gobierno más potentes para ocupar este puesto. El hecho de que Sánchez no haya encontrado ninguna figura fuera de su Gabinete que aceptara competir con el alcalde popular, José Luis Martínez-Almeida, a pesar de haber sondeado a ex ministros, de haber pensado de nuevo en la titular de Defensa, Margarita Robles, y de intentar incluso buscar un perfil parecido al que representan Manuela Carmela o Cristina Almeida, han situado al frente de este reto a la ministra de Industria.

Su continuada aparición en las últimas horas en distintos medios de comunicación, cuando su nombre se consideraba ya como el único con opciones, sobre todo tras confirmarse que sería una mujer, ya ha supuesto una señal evidente. Pero hay una corriente de opinión en el socialismo madrileño defensora de que el presidente llegó a tener otro candidato pero que finalmente le dijo que no. Y por eso la intención inicial de Ferraz fue que las primarias no se retrasaran a este mes, como se decidió a última hora, y anunciar el nombre del aspirante en septiembre.

Con arraigo territorial

Con Darias, en cambio, hace meses que se tiene decidido y por eso la ministra tras el verano incrementó su presencia en Las Palmas. Allí se apostó por demorar las primarias, sobre todo para evitar que haya más candidaturas. Tras dos legislaturas en el cargo, los socialistas canarios habían decidido que el alcalde actual, Augusto Hidalgo, fuera el candidato al Cabildo Insular de Gran Canaria.

Según explican fuentes conocedoras concurrían dos circunstancias. Una, que el propio Hidalgo pensaba que "ha completado una etapa". Y dos, que el partido veía en él "un valor" para batallar por la presidencia del Cabildo. Todo esto se maduró antes incluso de pensar en Daria. Pero, con la certeza de que esa plaza quedaba libre, enseguida se miró hacia ella en Canarias y en Madrid. Originaria de esta ciudad, fue precisamente en este ayuntamiento, de la mano del entonces alcalde Jerónimo Saavedra, donde comenzó su carrera política como concejal de Hacienda y de Urbanismo.

Como Darias, Reyes Maroto también tiene fuertes vínculos con el partido en Madrid. Aunque es nacida en Alcorcón y milita en esta agrupación, ya fue la número dos de Ángel Gabilondo a la Asamblea en las últimas elecciones autonómicas. Este viernes ella misma aseguró que "cualquiera puede desempeñar un cargo de alcalde o alcaldesa". "El arraigo a una ciudad, no solo es por nacer, sino por vivir, por trabajar y, sobre todo, por pensar en que se puede mejorar las políticas de esa ciudad".

"Es un ayuntamiento muy importante y es necesario cambiar unas políticas desfasadas que no piensan en los madrileños y madrileñas. Soy mujer, vengo del mundo rural, me he tenido que preparar mucho y he enfrentado muchos retos. Afronto el futuro con determinación e ilusión, como cuando me fui con 22 años a Madrid a trabajar", defendió.