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Entrevista
Ana Pardo de Vera Filóloga, periodista y escritora

“En España no se protege al denunciante de corrupción”

Como asesora del gobierno de Rodríguez Zapatero, “he visto líderes aupados por amigos que luego los han ido dejando tirados por el camino”, pero también “gente entregada al interés público, aunque solo sale lo malo”

Ana Pardo de Vera. Faro

La filóloga y periodista gallega Ana Pardo de Vera se inspira en los casos de corrupción que ha tenido que cubrir en el ejercicio de su profesión para escribir su primera novela, Chantaje a una juez (Espasa), una historia que sitúa en su pueblo de veraneo familiar, Navia de Suarna, en Os Ancares lucenses, donde vive retirada una jueza apartada del juzgado de instrucción de Lugo por su empeño en destapar un macrocaso de corrupción que implica a políticos, empresarios, abogados, jueces y magistrados del Supremo. Proxenetismo y prostitución, sobornos políticos, blanqueo de capitales son los ingredientes de la verosímil trama ficticia que relata la popular tertuliana televisiva, directora corporativa del diario digital Público y asesora en tres ministerios durante el gobierno de Rodríguez Zapatero.

– ¿A qué responde esa necesidad, habitual entre periodistas, de escribir ficción?

– Siempre había querido, no solo por ser un reto o para diferenciarme de mi trabajo, pegado a la realidad, sino porque en las crónicas no puedes plasmar toda la información que tienes sobre determinadas situaciones, acciones o ambientes. La realidad siempre supera a la ficción y lo vemos día tras día en los medios de comunicación. Llegó una oferta de Espasa y pensé que era el momento de ponerme con la ficción, que no deja de estar vinculada a lo que me dedico: la política, la judicatura...

– Elige como tema una macrocorrupción que implica a políticos, jueces, funcionarios y hasta periodistas, ¿qué hay de realidad en la historia que narra la novela?

– Lo que cuento en la novela es una trama ficticia, pero he cogido ideas de sumarios de corrupción reales, quienes los conozcan o los implicados reconocerán determinadas situaciones porque más que el hecho en sí son los ambientes, los modus operandi. La corrupción es inherente al ser humano y una forma de vida para mucha gente en España, ya lo decía Ortega y Gasset, que tenemos un problema porque faltan controles públicos para evitar que día tras día ocurra lo mismo.

"Desde Madrid , Galicia es un territorio poco conocido cuando es una comunidad riquísima con un componente cultural muy por encima de otras y no se le reconoce"

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– Transmite cierta desesperanza respecto a acabar con es lacra.

– Puede ser, aunque la gente que trabaja en acabar con ella son la mayoría, pero el hacha de corrupción es más ruidosa, poderosa y aplasta al honrado, al ser humano decente. En este país además no se protege al denunciante de tramas corruptas y eso lo hemos viviendo con la trama Gürtel, que tiene múltiples derivadas y sigue en los juzgados. ¿Cuánta gente que denunció ese caso se quedó en la calle, sin trabajo, con amenazas y demás?

– ¿Por qué ha escogido Galicia como escenario?

– Galicia es la quinta comunidad en casos de corrupción, tras Madrid, que tiene todas las instituciones centrales, Andalucía y Valencia. La he elegido también porque la conozco bien y he vivido muy de cerca los casos de corrupción aquí. Y porque tengo la sensación desde Madrid de que Galicia es un territorio poco conocido y me da rabia sobre todo por todo lo buenísimo que tiene, es una comunidad riquísima, con un componente cultural muy por encima de otras y que ha condicionado mucho al resto del país. Y no se le reconoce.

– En su historia la corrupción se produce en un partido de derechas, ¿está más extendida en el ala conservadora que en la izquierda?

– Es una cuestión de poder más que de ideologías. Unos por otros y la casa sin barrer. Cuando están en la oposición prometen el oro y el moro en políticas anticorrupción y cuando llegan al gobierno lo olvidan.

– ¿Cómo valora su experiencia como asesora durante el gobierno de Rodríguez Zapatero?

– Muy positivamente porque te permite conocer la Administración por dentro, que es un punto a favor del conocimiento que necesitas para ejercer el periodismo. Te da otra perspectiva de la realidad, la del poder político, la capacidad que tienen para influir en la vida de la gente y al mismo tiempo lo difícil que es cambiar las cosas, lo anquilosadas que están las estructuras.

– ¿Cómo accedió a ese puesto?

– Empecé en el Ministerio de Defensa con José Bono, quien me llamó para hacer discursos –no para prensa– porque había colaborado con él para escribir un libro sobre su trayectoria cuando era presidente de Castilla La Mancha. Luego fui conociendo gente que me llamó para Industria y Turismo y para Política Territorial. Viví lo mejor y lo peor del gobierno Zapatero, desde la retirada de las tropas de Irak en 2004 hasta la caída del presidente con la crisis económica brutal y el despellejamiento que se produjo. Y ahí dije que nunca más volvería a la política. Me propusieron ir al partido y dije que no, siempre había estado en labores ejecutivas de ministerio, no de partido.

– ¿Quedó desencantada al ver el funcionamiento de la política desde dentro?

– Ha habido un poco de todo. Me di cuenta de que no serviría para la vida política, hay demasiada disciplina orgánica, se debate poco en el seno de los partidos y los liderazgos son incuestionables hasta que pierden el poder. Entonces ves un ensañamiento interno hacia líderes que antes lo eran todo; he visto líderes a aupados por amigos que luego los dejaban tirados por el camino. También hay cosas positivas, gente entregada al interés público, aunque desgraciadamente solo sale lo malo.

– ¿Ese rechazo a volver a estar dentro de la política podría cambiar si la propuesta le atrae?

– No volvería con nadie, primero, porque no me creo tan imprescindible para pensar que me van a llamar, y, segundo, porque esas disciplinas no son para mí.

– Volviendo al control público de la corrupción, ¿qué partido está más cerca de elaborar una política al respecto?

– No veo que ningún programa electoral se centre en frenar la corrupción institucional y de los partidos como única opción para el avance y desarrollo pleno de los territorios. Y eso que por la corrupción se nos marchan miles de millones de euros.

– Retrata también las redes de trata de mujeres, ¿ha ficcionado o lo que relata es real?

– Es tal cual o peor. España es el país de Europa donde se consume más prostitución, aquí existe una cultura del putero terrible y muy arraigada en la cultura. Todos hemos oído anécdotas de padres que llevaban a sus hijo a un prostíbulo para que los desvirgasen. Yo misma conozco despedidas de soltero que acaban en un puticlub. Es un negocio que da mucho dinero, también por cuestiones turísticas a costa de mucho sufrimiento. Y nadie mete mano, el gobierno dijo que iba a perfeccionar la ley contra la trata para abolir la prostitución y seguimos esperando.

– ¿Es abolicionista?

– Sí, he conocido las tragedias más absolutas y no conozco a nadie que haya sido feliz ejerciendo la prostitución.

– ¿Cuáles son sus referentes literarios?

– Desde La Regenta de Clarín, mi libro favorito, hasta Emilia Pardo Bazán, Castelao, Rosalía de Castro, García Márquez, Lorena Grandes, Le Carré, Truman Capote, la novela negra sueca, la narcoliteratura. ¡Hay tantos y tan buenos!

 

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