La Hermandad de la Macarena dice aguardar instrucciones para exhumar al general franquista Queipo de Llano. El hermano mayor de esta asociación católica que congrega a 17.000 fieles asegura que están esperando a que les digan qué tienen que hacer. De momento, el Gobierno de la nación no ha movido ficha. La ley de memoria democrática entró en vigor este viernes y no fija plazos para exhumar al que fue uno de los más sanguinarios generales de la Guerra Civil. “Se hará en el momento oportuno”, se limitan a transmitir.

El desentierro del general golpista podría hacerse como en el caso de Primo de Rivera, cuya familia, hasta 33 sobrinos nietos, contactó directamente con el Gobierno para pedir asumir en privado y sin focos la exhumación de sus restos del Valle de los Caídos, para trasladarlos a otro lugar católico que no han desvelado. La Hermandad de la Macarena aseguró a este periódico que, hasta este viernes, ningún familiar directo había contactado para asumir la exhumación de Queipo de Llano y encargarse de su traslado a otro lugar privado, no expuesto al público. Hay varios nietos del general que, hasta la fecha, han decidido mantenerse en un segundo plano. Eso permitiría hacerlo en la intimidad familiar y sin cámaras de televisión.

Es algo que también gustaría a la Hermandad de la Macarena, cuya junta de gobierno confiesa en privado que preferiría acabar ya con este tema y desde luego no convertir la exhumación del general franquista en “un espectáculo televisivo”, preocupada por la división que el asunto genera entre sus hermanos. Aunque el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, ha dicho públicamente que esperan instrucciones del Gobierno para proceder conforme a la ley, desde el Ministerio de Presidencia se limitan a señalar que, una vez en vigor, hay que cumplir la norma. La Hermandad señala que sus hermanos están divididos sobre este asunto y quiere limitarse a cumplir instrucciones, por eso urge a que el Gobierno “arbitre” el cumplimiento de la ley.

Un cementerio bajo la cripta

La Macarena ya tuvo un plan. Hace dos años, noviembre de 2020, estrenó un columbario que se sitúa en la antigua sacristía de la Basílica, justo debajo del camarín de la Virgen de la Macarena. Allí los hermanos pueden depositar sus restos mortales y los de sus familiares. Tiene capacidad para más de 3.000 urnas. Ya hace años, incluso antes de la inauguración de este espacio, en 2018, cuando se le daba vueltas a la exhumación de Queipo de Llano con la ley andaluza en la mano, la Hermandad abordó ese entierro del que fue uno de los grandes benefactores de la hermandad. En un comunicado entonces, el hermano mayor insistía en que cumplirían la legalidad vigente y que la decisión se adoptaría tras votarla su junta de gobierno y comunicarla al Arzobispado de Sevilla, siempre de acuerdo con la familia. Encargaron además varios informes jurídicos para profundizar en cómo garantizar el cumplimiento de la norma.

Ese columbario es ya una realidad y lo que se abre ahora son dudas sobre si enterrar en ese espacio a Queipo de Llano incumple o no la flamante ley estatal. Los expertos juristas consultados por este periódico coinciden en que no debería ser ningún problema si al general se le trata como a un hermano más, no se le pone en ningún lugar de honor. Concluyen que ese es un enterramiento legal que no debería incumplir la norma de memoria democrática.

Miles de visitas

La Basílica de la Macarena es uno de los lugares más visitados en Sevilla, el tercero tras el Alcázar y la Catedral, según la propia Hermandad, que cuantifica entre 800.000 y un millón de visitantes al año. Ante uno de los altares de la Basílica, están las tumbas de Gonzalo Queipo de Llano y su esposa, Genoveva Marti. El aspecto de las lápidas ha mutado en los últimos años, conforme se avanzaba en la conciencia de la memoria histórica y siempre con un fin, eludir la exhumación.

Al principio se leía: “Aquí reposa en la paz del Señor el excelentísimo señor teniente general D. Gonzalo Queipo de Llano y Sierra” y tres fechas: 18 de julio de 1936, día del golpe de Estado, y las de su nacimiento y muerte (5 de febrero de 1871 y 9 de marzo de 1951). Fueron desprovistas de todos los símbolos franquistas, se eliminó la fecha del golpe y los cargos militares.

La flamante ley de memoria democrática recoge en su artículo 38.3: “Los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra o la Dictadura. Corresponderá a las administraciones públicas garantizar lo dispuesto en este apartado”. Eso significaría que mientras que el columbario sea un lugar privado y se permitan actos de homenaje o enaltecimiento sería equivalente a llevar sus restos a un cementerio.

La ley andaluza de memoria democrática, aprobada en 2017 sin votos en contra, también apuntaba que “cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén colocados en edificios privados con proyección o uso a un espacio público, las personas propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos”. Sin embargo, la Junta de Andalucía, tanto con el PSOE como con el PP, se amparó en un informe jurídico que decía que las tumbas habían sido desprovistas de todos los símbolos franquistas, por decisión de la Hermandad, en 2009.

Queipo de Llano fue uno de los generales más violentos que contribuyó al golpe de Franco. Sus arengas en los micrófonos de la radio local dejan constancia de la sanguinaria represión que lideró contra los ‘rojos’. Está en la Macarena en un lugar de honor porque fue uno de los grandes benefactores de la Hermandad y quien ordenó construir la Basílica que lo alberga. Allí lleva enterrado 71 años, desde su muerte en marzo de 1951. Ninguno de sus cuatro hijos sobrevive y sí viven 11 nietos, que están entre Madrid y Sevilla y que salvo muy contadas excepciones han pedido no hablar sobre su abuelo. Uno de los nietos sevillanos estaba al frente de la Fundación Pro Infancia Queipo de Llano, que está exenta de actividad desde hace años. El exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, expidió el título de marqués a uno de sus nietos. Un título nobilario que con la entrada en vigor de la ley quedará automáticamente anulado.