El debate es la imagen de que el bipartidismo se ha reforzado. Es una opción o la otra. No hay más”. El PP asume que Pedro Sánchez aprovechará el segundo duelo con Alberto Núñez Feijóo el día 18 de octubre en el Senado (antes irá al Congreso) para exhibir unos Presupuestos expansivos, focalizando en las ayudas a las rentas más bajas y el castigo a las grandes fortunas para avanzar en la batalla fiscal. Los conservadores están satisfechos con el debate del momento —“es nuestro tema, economía y fiscalidad”, explican— convencidos de que los esfuerzos del Gobierno no se notan en las encuestas porque “ni son suficientes, ni tienen credibilidad”.

Aun así, dirigentes con experiencia reconocen que el PP debe asumir que Sánchez busca el cuerpo a cuerpo porque se ve con opciones. De nuevo, la tesis de los populares es que “basta con no perder el cara a cara”. 

Con independencia de cómo quede ordenado el debate (los tiempos los fija la Junta de Portavoces en la Cámara Alta), el presidente del Gobierno podrá intervenir por un tiempo ilimitado. Y cuentan con que sacará toda la artillería. 

El líder popular centrará su intervención en las propuestas de su formación que el Ejecutivo se negaba a aplicar y que terminó aceptando (la bajada del IVA a la electricidad y el gas, sobre la que volverá a pedir una ampliación durante todo el invierno; la deflactación del IRPF y no solo una bajada hasta las rentas de 21.000 euros como aparece en el paquete fiscal de estos Presupuestos, y sobre todo, la bajada del IVA a los alimentos básicos de la cesta de la compra). “Vamos a centrarnos en todo lo que implica para la gente llegar a fin de mes”, resumen en la dirección del grupo en el Senado.

Más allá del contenido, el PP se muestra confiado con la idea de que este debate, como ya ocurrió en el primer cara a cara de los dos líderes, permitirá mostrar la fortaleza de los dos grandes partidos y ahondar en la idea de que Sánchez representa al Gobierno actual y Feijóo “a la única alternativa”. Distintos parlamentarios consultados por este diario aseguran que la tendencia que muestran todas las encuestas publicadas van en esa dirección y que los duelos de este tipo, más aún en el Senado, invisibiliza al resto de fuerzas nacionales. Por la derecha, como es obvio, a Vox. Y, por la izquierda, apuntan a Yolanda Díaz y a Podemos.

Al PP le interesa que el partido de Santiago Abascal se quede en un segundo plano y no esconden que en este momento de la partida política es positivo que Feijóo no coincida con el líder de Vox en el Parlamento. Eso le permite marcar distancia, aseguran, al tiempo que no debe entrar en los debates más duros que siempre plantean en el partido ultra.

La estrategia del nuevo PP de Feijóo está diseñada para que la ciudadanía contemple dos opciones de gobierno. Por eso, el líder conservador, que en ninguna encuesta aparece cerca de la mayoría absoluta, insiste en que pretende gobernar en solitario a partir de las próximas elecciones generales. Buscará alianzas y podrá necesitar apoyos, dicen dirigentes del PP, pero él solo piensa en un Ejecutivo en solitario”.

En cuanto al nuevo cara a cara, los populares también insisten en que las propuestas de los últimos meses del Gobierno, tras el giro a la izquierda de Sánchez y el ataque a “los poderosos” y “las grandes empresas”, no se ven reflejadas en una mejora demoscópica. Algunos sondeos recientes (como el de ‘El País’ publicado esta semana) si apuntan a que el PSOE frena el descenso que encadenaba desde hace meses, pero ningún estudio dice por ahora que los socialistas vayan a recuperar la primera posición. Ni con el anuncio al impuesto a las energéticas y la banca, ni con medidas posteriores. Está por ver lo que implican las novedades fiscales y el nuevo proyecto de cuentas públicas.

Por lo pronto, el PP tiene claro que ahondará en la división del Partido Socialista, teniendo en cuenta que los barones de las distintas autonomías han emprendido un camino fiscal por libre, incluso asumiendo algunas tesis del partido de Feijóo. Aunque evitan utilizar la fórmula de la deflactación que tanto exige el PP (ajustar los tramos del IRPF a la inflación), la mayoría de los presidentes autonómicos del PSOE han avanzado hacia una bajada del IRPF en sus territorios. El valenciano Ximo Puig dio el pistoletazo de salida con medidas que afectan a rentas de hasta 60.000 euros, muy lejos de los 21.000 euros sobre los que ha actuado el Gobierno central.

Montero reconoció en una entrevista reciente con este diario que su paquete fiscal iba encaminado a frenar el “contagio” de impuestos a la baja en las CCAA, justo después de que los líderes de su partido entraran en esa batalla.