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Problemas en la institución

Felipe VI, atrapado en la estrategia para aislar a Juan Carlos I

La Casa del Rey pactó con Juan Carlos I en mayo de 2019 que al mes siguiente dejaría de representar a la institución en la agenda oficial

Felipe VI y Juan Carlos I, sentados juntos en el funeral de Isabel II. Reuters

Felipe VI ha vuelto a comprobar en el funeral de la reina Isabel II en Londres hasta qué punto la relación con su padre se ha convertido en un problema muy difícil de gestionar. La Zarzuela se está viendo atrapada en su propia estrategia.

La jefatura del Estado quiso proteger al Rey y empezó a marcar distancias con Juan Carlos I en junio de 2019. En aquellas fechas el escándalo de la fortuna oculta del emérito solo había estallado dentro de palacio. Los abogados de Corinna Larsen, examante del emérito, habían informado a Felipe VI dos meses antes mediante sus abogados que sería el beneficiario de la Fundación Lucum cuando su padre muriera. Con esa información y pensando en protegerse, el Rey acordó con Juan Carlos I que dejara la vida pública a partir del 2 de junio. Se cumplían entonces cinco años de la abdicación y, desde fuera, parecía algo natural. Pero nadie podía imaginarse lo que estaba por venir.

Ese junio de 2019 la Zarzuela dejó de dar cuenta de las actividades y de cualquier asunto que afectara al emérito. El objetivo era remarcar que representaba el pasado, pero como daño colateral posibilitó que Juan Carlos I se convirtiera en el verso libre que es ahora.

Primero, el abogado

Cuando a principios de marzo de 2020 las noticias de los medios de comunicación sobre el dinero amasado por el exjefe de Estado se multiplicaron, Felipe VI decidió separarse ya públicamente de su padre y anunció que renunciaría a la herencia. Entonces, la Zarzuela comunicó que el emérito había designado al abogado Javier Sánchez-Junco para dar cuenta de las informaciones que pudieran afectarle.

Y así lo hizo el letrado cuando, por ejemplo, dio a conocer las dos regularizaciones fiscales ante Hacienda. La falta de un portavoz oficial del emérito ha complicado la vida a Zarzuela, especialmente a la hora de resolver dudas que no tenían que ver ni con las investigaciones judiciales en España ni en el extranjero.

En marzo de 2019, Felipe VI fue informado por los abogados de Corinna de que sería beneficiario de la Fundación Lucum cuando su padre muriera

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Así, cuando en agosto de 2020 la Casa, el propio exjefe de Estado y el Gobierno acordaron que se fuera a ir a vivir fuera de España, hubo unos días en los que no se sabía dónde estaba. La Zarzuela arguyó que era Juan Carlos I el que tenía que dar ese detalle. Finalmente, dos semanas después, la jefatura del Estado hizo público que se encontraba en Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Una distorsión parecida se vivió en diciembre de 2020 cuando un periódico publicó que estaba ingresado en Abu Dabi por coronavirus. La Zarzuela se resistió durante unas horas en informar del asunto. Finalmente, aseguró que la información no era cierta.

La decisión de no querer informar de Juan Carlos I para preservar la figura de Felipe VI y la mala relación familiar entre ambos provocó que la primera visita a España del emérito, el pasado mes de mayo, se convirtiera en un espectáculo. Ahora, en Londres, se han vuelto a poner de manifiesto estos desajustes y la Zarzuela ha informado de algunas cosas de Juan Carlos I, las que le convenía (si aceptaba la invitación al funeral, si iba a Windsor o no), y ha obviado las que le escuecen: decir cómo y cuándo llegó y se fue de Londres, por ejemplo.

Lo que se sabe de él es por sus amigos, algunos que van a visitarle a Abu Dabi y otros que mantienen solo una relación telefónica, pero que en ocasiones tienen más información de sus deseos y planes que la propia Zarzuela. Felipe VI no tiene fácil salir del atolladero.

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