Vox recalcula sus opciones mientras se asoma al precipicio de una escisión en sus filas con Macarena Olona dispuesta a emprender un nuevo proyecto político. En las filas de Santiago Abascal había desconcierto y preocupación por los últimos pasos de la que fue candidata a la Junta de Andalucía. En las últimas semanas ha multiplicado sus apariciones públicas en una calculada estrategia y con mucho foco mediático.

Fuentes del partido ya admitían días atrás que Olona tenía hambre de balón y barruntaban la posibilidad de que diera un paso al frente con un proyecto autónomo, emulando a su admirada Giorgia Meloni, que desde el partido neofascista Fratelli D'Italia es hoy favorita en las encuestas para la presidencia del país. Los temores se confirmaron con un tuit de Olona en sus redes emplazando a Abascal a una reunión para decidir el futuro y preguntarle si van a seguir caminando juntos.

La posibilidad de que emprenda un proyecto político autónomo está sobre la mesa aunque quienes conocen de cerca el enfrentamiento interno que ha llevado a Vox a esta especie de duelo público aseguran que Olona pondrá condiciones para seguir en el partido, entre otras, avisan, un paso atrás de quienes precipitaron su marcha, con Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, en el punto de mira. Abascal deberá posicionarse en uno de los bandos y hasta ahora Olona ha perdido todos los envites internos, hasta el punto de abandonar sus cargos. Desde las andaluzas, elecciones que pincharon las opciones electorales de la extrema derecha y la convirtieron en una fuerza irrelevante con un PP con mayoría absoluta, Vox siente como el suelo se mueve bajo sus pies, con divisiones internas y un líder que aparece incapaz de poner orden en sus filas a meses de las municipales y autonómicas del próximo mayo.

Abascal, bloqueado

El desconcierto interno de Vox se hizo público esta semana cuando en una entrevista en Es Radio el propio Abascal fue incapaz de responder qué estaba pasando con Olona. Se limitó a responder que ella ya no formaba parte del partido y dio por hecho su baja de militancia para poder recuperar su plaza de funcionaria como abogada del Estado, mientras se le escapaba una breve risa nerviosa. Pero no parece que sean esos los planes de la exportavoz en el Congreso que ha encontrado un importante apoyo mediático y de afines a Vox en su reaparición en la escena publica hace semanas. A ese mensaje responde ahora el reto lanzado de forma pública.

En el grupo parlamentario del Congreso, donde Vox sigue congregando a los principales dirigentes del partido con la excepción de Jorge Buxadé (eurodiputado y portavoz en Bruselas) los cuadros han cerrado filas con Abascal, pero las incógnitas sobre lo que realmente ha pasado con Olona siguen coleando. Según reconocen dirigentes de otras formaciones, el temor a los futuros movimientos de la abogada del Estado y la sorpresa que está causando su actuación son constantes.

A Iván Espinosa de los Monteros, portavoz en la Cámara Baja y dirigente al que Olona parecía estar unida, le acompaña ahora de manera constante Inés María Cañizares (que y ocupa el escaño de Olona). También ha ganado un mayor peso la diputada malagueña, Patricia Rueda, habitual de las comparecencias cada lunes en la sede nacional tras la reunión de la ejecutiva.

Los rostros más conocidos del Congreso tratan de transmitir tranquilidad insistiendo en que la marcha de Olona no cambiará los planes del grupo ni conllevará un deterioro electoral como el que empiezan a mostrar las encuestas más recientes. Pero entre los diputados a nadie se le escapa el secretismo que rodea la situación.

La ruptura es más que evidente. No pocos dirigentes de Vox y otros partidos reconocieron “asombro” al ver que el escrache a Olona en la Universidad de Granada no tuvo una muestra de solidaridad por parte de los principales espadas de Vox mientras otros diputados, como la líder de Ciudadanos, salían en su defensa.

Una vuelta muy calculada

Fue a finales de julio cuando Olona, tras no conseguir los objetivos marcados por Vox en las elecciones andaluzas anunció su marcha de la política y renunció a su escaño en el Parlamento andaluz. Alegó motivos de salud y habló de una retirada por prescripción médica. Pese al silencio impuesto era evidente que había una fractura interna que había precipitado este portazo. Su convalecencia duró solo unas semanas, cuando Olona volvió dispuesta a exhibir su músculo y el apoyo de sus seguidores. Primero fue un camino de Santiago al que invitó a sus afines, retransmitido en sus redes y algunos medios de comunicación. Luego reaparición en Sevilla en un desayuno junto al exbanquero Mario Conde, condenado a 20 años de cárcel por estafa en los años 90. Lo último fue una conferencia en la Universidad de Granada que trataron de boicotear algunos sindicatos de estudiantes y que acabó en enfrentamientos y forcejeos entre seguidores y detractores de la política alicantina. Su ciclo de viajes y conferencias seguirá en las próximas semanas.

Esta misma semana, fuentes de Vox en el Parlamento andaluz admitían su temor a que Olona se lanzara a una escisión de Vox y aseguraban que no eran capaz de calibrar hasta donde sería capaz de llegar. "Quién sabe, está fuera de control", resumían desde su partido. Los peores presagios se están cumpliendo para un partido que vive sus horas más bajas.