Se han confirmado este jueves tres posiciones entre las fuerzas que constituyen el Gobierno ante la llamada de Suecia y Finlandia a la puerta de la OTAN. No una ni dos, sino tres, en una votación sin sorpresas en el Congreso. Como anunció el ala izquierda del Ejecutivo, las ministras y ministros han votado divididos, y España es hasta el momento el miembro de la Alianza Atlántica que más reticencias ha albergado en su Consejo de Ministros a la incorporación de los dos países otrora neutrales -o neutralizados- del norte de Europa.

Llegado el momento de la convalidación en la Cámara baja de los protocolos de adhesión, a favor han votado los socialistas; y de la conjunción Unidas-Podemos se han abstenido los morados y han votado en contra los diputados de Izquierda Unida. No todos: quien manda en el Ministerio de Consumo, Alberto Garzón, y también la militante del PCE y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, han optado por no expresar una negativa, absteniéndose también. Al fin y al cabo, son ministros de un Gobierno que ya avaló, el 5 de julio, la incorporación de Suecia y Finlandia a la organización defensiva.

El sí de España a la integración de dos nuevos miembros en la OTAN se ha abierto paso en el Congreso con 290 votos a favor (socialistas, populares, PNV, Ciudadanos y pequeñas formaciones del ala derecha), 11 votos en contra (más de los que se esperaban de Izquierda Unida y BNG) y 47 abstenciones (Unidas Podemos, Bildu).

OTAN no, pero...

Ya había decidido la pasada semana la dirección de IU el voto negativo de sus parlamentarios. Enrique Santiago, Miguel Ángel Bustamante, Roser Santiago y José Luis Bueno, en tanto que diputados sin cargo gubernamental, se han permitido el voto del que se ha privado su coordinador federal, el ministro Garzón.

En la votación se ha evidenciado cómo ha evolucionado en la izquierda la percepción de la OTAN y de este paso de 30 a 32 miembros, para el PSOE legítimo acceso de candidatos amenazados por la agresividad rusa, y para IU ampliación imperial del militarismo norteamericano.

Izquierda Unida no se mueve de su tradicional, casi fundacional, oposición a la Alianza Atlántica, no solo a sus movimientos, también a su existencia misma. En Podemos, que hubiera defendido eso mismo bajo las carpas del 15-M, la dirección opta en estos tiempos por otra posición. Diversas voces de la formación morada habían explicado antes de este pleno del Congreso que están por que Europa consolide una paulatina autonomía estratégica. Tienen además otro argumento, este catalizado por la tragedia ucraniana: Podemos respeta la soberanía de Suecia y Finlandia.

En ambos partidos ha trascendido un esfuerzo por transmitir que su posición en el pleno de este jueves se ha tomado con total entendimiento interno. Y también que no es extraño -ni tampoco inusual- que las fuerzas que forman el Ejecutivo voten diferente, como repetía al comienzo de la jornada, en TVE, el portavoz Pablo Echenique.

Los protocolos que hoy ha avalado el Congreso fueron remitidos por el Gobierno el pasado 1 de agosto, pero se han votado en esta semana ya avanzada de septiembre por no haber periodo ordinario de sesiones antes. Esa es la razón por la que el Congreso ha realizado el trámite por el procedimiento de urgencia y en lectura única.