Pedro Sánchez apoyó este sábado en Sevilla expresamente la decisión del G7 de poner tope al precio del petróleo que se compra a Rusia y que ha desencadenado la gasista rusa Gazprom, brazo del Kremlin, haya anunciado la suspensión del envío de gas a Europa. “Desde el Gobierno de España apoyamos esta medida, la unidad es fundamental, pero también pedimos a la Comisión Europea que de una vez por todas haga las reformas que llevamos meses pidiendo para defender a la clase media trabajadora y la industria, que emplea mucha gente", señaló el presidente del Gobierno. “Frente al chantaje de Putin, que ha dejado claro que la energía es un arma de guerra, unidad”, dejó claro Sánchez, urgiendo a la vez a Bruselas a tomar medidas para controlar la factura energética y frente a las grandes empresas.

"No te achiques", le gritaba desde el público una vecina, "no te achiques". Sánchez repitió varios mensajes muy claros de advertencia a "la oposición de derechas y a la derecha mediática y empresarial". Su discurso estaba claro: guiños a la clase trabajadora y advertencias a las grandes empresas. Su estrategia es recuperar el voto de izquierdas, el de sus socios de Podemos y el que ahora pelea su vicepresidenta Yolanda Díaz.

"Las grandes empresas energéticas llevan de la mano al PP y a la derecha mediática para que no haya apoyo a estas medidas", advirtió el líder socialista, aludiendo a los próximos impuestos a la banca o las empresas energéticas, que perfila su gabinete. Se mostró convencido de que su Gobierno no cederá y dejó claro que estarán "al lado de la gente" y no responderán "a otros intereses que son muy poderosos". Es lo que su público quería oír. El jubilado Antonio Muñoz, el último en tomar la palabra en un formato de mitin abierto a preguntas del público (previamente concertadas), consiguió que Sánchez dejara claro que las pensiones se revalorizarán, como dice la ley, conforme al IPC "digan lo que digan los tertulianos" y "pese a esa derecha política y mediática dócil con los poderosos". Antes le preguntaron de las medidas sociales en marcha, la excepción ibérica para la energía o la sequía. El temario lo llevaba el presidente bien aprendido.

Reconectar con su público

Sánchez arrancó este sábado en Sevilla la campaña "El Gobierno de la gente". El ruido lo puso un grupo muy reducido y muy sonoro, con silbatos y pancartas, al mensaje de “Que te vote Txapote”, que según gente del barrio y del PSOE eran personas vinculadas a Vox y agitaron el acercamiento de presos de ETA a cárceles vascas para abroncar al presidente del Gobierno. El sindicato Solidaridad había difundido en redes sociales la dirección exacta de la convocatoria socialista. Sánchez y la comitiva socialista hicieron como que no existieran. La seguridad se afanó en ignorar las voces y se pidió expresamente a los vecinos respeto para todas las posiciones y que no hubiera enfrentamientos. En el arranque del acto, se colaban aún algunos sonidos de silbato y Sánchez bromeó con que "algunos muestran muy buenas pulmones", dejando claro cuál es la estrategia: "No nos vamos a esconder", "vamos a explicar las cosas a la gente".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. EFE

En los jardines de una señera comunidad de propietarios, con unas 800 personas, el aforo completamente lleno y gente de pie, el líder socialista comenzó sus actos con el lema de “El Gobierno de la gente”. Primero dio un paseo a pie por los alrededores del mercado de un barrio obrero que es señero por su fuerte tejido asociativo y su poderoso músculo vecinal. Lo dijo el alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz, que habló de un barrio de clase trabajadora, hecho a si mismo, muy representativo, y advirtió de que Sevilla son sus 108 barrios. A Pino Montano llegará la línea 3 del metro sevillano, a la espera de las obras, y sus vecinos se acercaron para dirigirse a Sánchez y dejarle sus recados al oído mientras se reenganchaban del brazo del presidente. La mayoría de las peticiones fueron para "los jóvenes", para sus hijos sin empleo.

Gritos de militantes de Vox

El Gobierno ha cambiado de estrategia y el PSOE ha pasado a la ofensiva. En los últimas días ha quedado claro. Sánchez va a aumentar el contacto directo con los ciudadanos y el lunes arrancará el curso en Moncloa cambiando la reunión con el Ibex 35 elegida hace un año por un encuentro con los ciudadanos. El mensaje es que hace falta más calle, vender mejor la gestión del Gobierno, entrar a rebatir lo que llaman bulos de la derecha y la consigna es que Sánchez, que tiene una imagen de líder internacional mucho mejor que como presidente en su país, baje y pise el suelo todo lo posible. En esto consiste esta nueva estrategia, contaban en los jardines de Pino Montano los distintos dirigentes del PSOE, convencidos de que ese cambio de ciclo que auguran las encuestas es reversible y que desde el último debate del estado de la nación en julio se ha “cambiado el paso”.

El secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, insistió en señalar a Sánchez como “el presidente que se ha ocupado de la gente” en los momentos más difíciles. “Los socialistas somos la gente”, insistió Espadas. En Andalucía el PSOE pasa un momento muy complicado después de que el pasado junio el PP obtuviera su primera mayoría absoluta. Poco después la confirmación del Supremo de la condena a la excúpula socialista por el caso ERE ha minado los ánimos. Ahora mismo el partido camina con pies de plomo, no sin tensiones internas, ante la petición de indulto que promueve la familia del expresidente andaluz José Antonio Griñán. Díaz atrás Espadas dijo que estatutariamente, por ser cargo público, no podía firmar ese indulto. Este viernes, Susana Díaz, senadora, que sí ha firmado esa petición de indulto, dejó muy claro en televisión que no comparte esa interpretación de las normas del partido.  Las diferencias internas en el PSOE andaluz vuelven a estar muy vivas por este asunto