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El tablero catalán

De la tensa Diada a unas municipales sin cuartel: los 7 exámenes del curso político en Cataluña

Los aniversarios del 'procés' y del 1-O, el 'caso Borràs' y el desenlace de la mesa de diálogo redoblarán el pulso independentista antes del duelo electoral ERC-Junts

Pedro Sánchez y Pere Aragones durante la reunión que mantuvieron esta mañana en el Palacio de la Moncloa. David Castro

El lunes 29 vuelven a las agendas las ejecutivas de los partidos, señal inequívoca de que empieza la temporada política 2022-23. Tras un mes de agosto como los de antes del 'procés', con el pertinente desierto de noticias en las semanas centrales, las fuerzas políticas afrontan un curso que acaba con la celebración de las elecciones municipales y autonómicas (en las comunidades del régimen general) que servirán de aperitivo a las generales de otoño o principios del 2024. Un factor, los comicios locales, siempre distorsionador por lo que enconan las relaciones y la batalla entre los distintos partidos. Un curso que presenta estas siete asignaturas. Algunas pendientes de cursos anteriores, otras nuevas.

Los aniversarios del 'procés'

El 'procés' alcanza esta Diada una década de vida y del 1-O se cumplirá, este año, un lustro. Mucho ha cambiado el panorama de un movimiento secesionista que, en un inicio, capitalizaron las entidades soberanistas y que, ahora, está en manos del Govern. Ello ha introducido una tensión que se resume en que los pasos de la Generalitat presidida por ERC se dan a paso de tortuga, en opinión del independentismo más asilvestrado. Este se halla en parte dentro de Junts, pero no solo. Se ha generado un sentimiento anti-política, contra ERC, JxCat y CUP, que tuvo su máxima expresión en la pérdida conjunta de 700.000 votos en las elecciones del 2021. Un enorme capital que se disputan, sobre todo, republicanos y posconvergentes.

Los actos de la Diada y del 1-O, por su propia naturaleza, atraerán al núcleo duro de este independentismo que quisiera la secesión para ayer por la mañana, por lo que el choque con el soberanismo institucional puede generar más que tensión. Más de lo mismo dos semanas después, con aquellos que defienden que el 1-O generó un mandato no obedecido por la casta política.

Laura Borràs por partida doble

Motivo de agravio entre unos y otros, dentro de la trinchera del independentismo, los primeros días del curso parlamentario estarán protagonizados por la expresidenta de la Cámara. La propuesta de revocación de la suspensión, que, presentada por Junts, debe de discutir la Mesa de la Cámara elevará de buen inicio el tono entre socios independentistas de Govern. ERC, quien ya se inclinó por la suspensión, votará de manera "coherente" al trámite de julio, por lo que el recorrido de Borràs finalizará en este punto. El siguiente trámite será el día de la celebración del juicio por sus presuntas corruptelas al frente del ILC. Una vista que podría, para más inri, producirse en las cercanías de las elecciones de mayo.

El protagonismo de Borràs no acaba, sin embargo, aquí, merced a que es presidenta de Junts. la 'exconsellera' ha acerado sus críticas a la mesa de diálogo que, según dijo el martes en Prada de Conflent (Francia), ha pasado de ser algo "estéril" a algo `dañino para el independentismo, porque ERC ha pactado, interpreta, poco menos que negociar con las manos atadas al renunciar a vías no legales. Entre la 'traición' de ser suspendida gracias, también, a ERC y la mesa de diálogo, sus partidarios, entre los que no se encuentra buena parte de la dirección ni de los miembros posconvergentes del Govern, empujan hacia una salida del Executiu.

Laura Borràs.

Los últimos pasos de esta Mesa de diálogo

Tanto el PSOE como ERC tienen claro, desde hace meses, que el recorrido de la actual mesa de diálogo y negociación entre Estado y Generalitat finaliza con el año 2022. Ni a unos, ni a otros les conviene llegar a las puertas de las elecciones locales (que incluyen las autonómicas de los 'barones' del PSOE) con imágenes recientes de encuentros entre ambos bandos.

Todo lo que no se acuerde antes del 31 de diciembre tendrá que dejarse para una eventual Mesa 2, si nunca llega a convocarse. ¿Cuándo? Depende del resultado de las elecciones generales de otoño. De si gana el PSOE (y si necesita a ERC para investir a Pedro Sánchez) o de si vence el PP, lo que postergaría la formación de la Mesa 2 una legislatura, como mínimo.

Tampoco es que de aquí a diciembre se esperen grandes esprints. No a menos que los republicanos hagan depender la aprobación de unos presupuestos del Estado para el 2023 a algún resultado tangible en la Mesa, como ya esbozaron en julio.

La mesa de diálogo, en La Moncloa. David Castro

Presupuestos cruzados

La desbocada inflación, que con sus dos dígitos ha vuelto a los niveles de los años 80, ha echado al traste con la placidez con la que, sobre todo, Pedro Sánchez, pero también Pere Aragonès, miraban el horizonte de sus respectivas legislaturas. Con ese aumento del índice de precios, las partidas acordadas en diciembre del 2021, y que en un año 'normal' les hubieran permitido llegar, sin problemas al final del 2023 (mediante la pertinente prórroga) han quedado desactualizadas. El PSOE precisa unos nuevos PGE y solo ERC permite formar una mayoría que la apruebe. Los republicanos deben ahora fijar el precio, ya sea en cuestiones de la mesa de diálogo, ya sea en inversiones. Y sobre todo, en cómo se controlan estas.

Aragonès, por su parte, sigue sin querer pactar unas cuentas con el PSC, aunque Jaume Giró sea menos reacio. Pero el límite que impone el 'president' ha forzado al Executiu a buscar el apoyo en los dos últimos presupuestos aprobados, de los 'comuns'. Aunque por aquello del 'qué dirán', en el seno del independentismo, se aproximará, primero a la CUP, quien ya ha dicho que no se espere de ellos que den el visto bueno al modelo que propugnan los republicanos basado, dicen los anti-capitalistas, en los grandes proyectos y sin voluntad de avanzar realmente hacia la independencia.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, presenta el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2022 aprobado el pasado jueves en Consejo de Ministros, en la imagen junto a la Presidenta del Congreso Meritxell Batet. David Castro

Segunda prueba para el escudo social

Cuando los efectos de la crisis provocada por la pandemia de covid-19 parecían empezar a diluirse, llegó la guerra de Ucrania. El escudo social se pone de nuevo a prueba a partir del final del verano, con unas perspectivas poco halagüeñas en lo laboral -España perdió empleados en julio por primera vez- y con una inflación disparada que ya ha empujado al 'conseller' Jaume Giró a advertir de que es capital aprobar unos nuevos presupuestos. Estas circunstancias pondrán a prueba la voluntad de Aragonès de diferenciarse de la anterior etapa de gobierno independentista, la que lideraba un presidente de JxCat y no uno de ERC, precisamente en el acento social. De ese ámbito es una de las medidas estrella de la legislatura, que empezará a aplicarse en septiembre: este año la guardería será gratuita para los niños de dos años. 

Una treintena de familias hacen cola para acceder al centro de distribución de alimentos de Trinitat (Nou Barris), gestionado por Cáritas, en diciembre de 2020. JORDI OTIX

El papel del PSC y los 'comuns'

Desde que ganó las elecciones del año pasado, Salvador Illa quiso poner en marcha un estilo de oposición basado en dos premisas: que fuera contundente, pero también constructiva. En los análisis que hacen los socialistas este verano consideran que el objetivo se está cumpliendo –por ejemplo, con la acción del Govern en la sombra- , y que hay que perseverar en él. En el partido piden “consolidar el diálogo entre gobiernos” e insisten en la necesidad de abrir uno “entre catalanes”. En cuanto a los presupuestos de la Generalitat, se ofrecen a “trabajar” para buscar un acuerdo y piden que tengan “el máximo consenso posible”

Los ‘comuns’ quieren tener también un papel importante en el nuevo curso. Hace poco menos de un año ya acapararon los focos cuando pactaron los presupuestos de la Generalitat con el Govern. Ahora exigirán una negociación más seria -la del ejercicio pasado se saldó en pocos días, después de que la CUP se negara a prestar sus votos- para volver a dar su apoyo a las cuentas. Piden que las cuentas sean “expansivas”, y tienen esperanzas en que los presupuestos les satisfagan en el aspecto macroeconómico tras los contactos que mantuvieron con el Govern a finales de julio. Los ‘comuns’ apuestan también por intensificar el diálogo entre ejecutivos y por dar prioridad a las políticas ambientales, un ámbito en que, según el diputado David Cid, “la Generalitat no está haciendo los deberes”.

El líder del PSC, Salvador Illa, durante su intervención en el consell nacional celebrado en Terrassa. Carola López

Las municipales, telón de fondo

Y, de fondo, están las elecciones municipales. Los partidos llevan meses preparando la batalla de Barcelona, la joya de la corona de la guerra metropolitana que tiene a PSC y ERC como principales contendientes. El 28 de mayo de 2023 está a la vuelta de la esquina, y a partir de las próximas semanas todas las formaciones pondrán proa hacia esa fecha. En la capital catalana, con Junts buscando todavía candidato, republicanos –con Ernest Maragall- y socialistas –todo apunta a que el candidato será Jaume Collboni- tratarán de desalojar a los ‘comuns’ de la alcaldía.

Ada Colau y Ernest Maragall, durante un debate electoral.

El partido de Ada Colau espera que para entonces se haya concretado Sumar, la propuesta de Yolanda Díaz, y que la vicepresidenta del Gobierno participe activamente en la campaña tanto de Barcelona como en el resto de Cataluña.

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