eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gobierno

Vuelve el pleno estrella del Congreso siete años después: así será el debate sobre el estado de la nación

Pedro Sánchez ha batido el récord de tiempo sin convocar este examen parlamentario desde que se instauró en 1983

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso. José Luis Roca

Siete años dan para mucho. Cuatro cambios de legislatura, nuevos colores políticos que entraron con fuerza en la Cámara baja, una exitosa moción de censura, un líder caído que ahora es presidente del Gobierno y otras estrellas emergentes que acabaron dimitiendo, tres estados de alarma y hasta un Parlamento cerrado por un confinamiento. Sin embargo, hay un evento parlamentario que en siete años no había encontrado hueco. El debate sobre el estado de la nación no se celebraba desde febrero de 2015. El pleno estrella del Congreso vuelve este martes, siete años después de su última edición.

Esta especie de examen anual al estado del país y a la gestión del Gobierno lo instauró Felipe González en 1983, en la segunda legislatura. Aunque nada obliga a convocarlo, la tradición parlamentaria era hacerlo cada año, salvo aquellos en que haya cita con las urnas. Sánchez, tras cuatro años en el Gobierno, era el único presidente que no se había sometido a este gran debate parlamentario desde su instauración. Llegó a La Moncloa en junio de 2018 tras una moción de censura, 2019 fue un año con dos elecciones y en 2020 estalló la pandemia. Pero 2021 terminó sin que el socialista lo convocara por voluntad propia. Es el presidente que más tiempo ha dejado pasar desde su investidura sin convocar este debate: habrán transcurrido 917 días desde su toma de posesión, el 7 de enero de 2020. También Mariano Rajoy estuvo casi dos años en el cargo sin someterse: iba a celebrarlo en la fecha de la moción de censura.

La Constitución no regula, ni siquiera menciona, el debate sobre el estado de la nación. Se registra como una comunicación del Gobierno, como hizo Felipe González al plantearlo por primera vez y contar con el beneplácito de Manuel Fraga, y se rige conforme a lo dispuesto en los artículos 196 y 197 del Reglamento de la Cámara baja. En la mayoría de ocasiones se ha celebrado en la primera mitad de año, y su transcurso se ha ido conformando más bien por usos y costumbres. José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero son los dos presidentes que nunca han faltado a la cita con este debate: lo convocaron año a año, cuando tocaba y sin contratiempos.

Intervenciones eternas

El pleno del martes arrancará a las 12 del mediodía con la exposición del presidente del Gobierno, sin límite de tiempo. En el primer debate, el de 1983, el entonces líder de Alianza Popular, Manuel Fraga, apuntó la que sería una queja común en los sucesivos. “Quizá pueda encontrarse que haya poco mensaje para tan largo metraje”, le dijo a Felipe González después de que este expusiera durante casi dos horas el balance de su gobierno. Aquella fue la intervención inaugural más larga, aunque seguida de cerca por la de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005, con una hora y casi tres cuartos. El presidente socialista ostenta también el récord de haberlo despachado más rápido, con apenas 50 minutos en 2007. Los ‘cara a cara’ de Aznar con los diferentes líderes de la oposición a los que se enfrentó en sus dos gobiernos -González, Borrell y Almunia- también tuvieron fama de largos, porque las sesiones acabaron siempre más allá de medianoche.

Tras el receso, a las cuatro de la tarde se reanudará el debate con las intervenciones de los grupos parlamentarios, por orden de mayor a menor, a excepción de los socialistas, que lo harán en último lugar. Los portavoces tienen media hora para sus intervenciones. Pedro Sánchez puede intervenir en cualquier momento para responder a los distintos partidos uno a uno o hacerlo de forma acumulada y sin límite de tiempo. Y los portavoces tienen un turno de réplica de diez minutos cada uno. Lo previsible es que se alargue hasta el miércoles, jornada en la que intervendrán los portavoces a los que no les hubiera dado tiempo a hacerlo. Después, el pleno continuará con otros asuntos incluidos el orden del día: la toma en consideración de una proposición de ley del PSOE y el acuerdo para tramitar en modo exprés la reforma de la ley del Poder Judicial.

Las resoluciones

Tras los duelos dialécticos, los partidos tendrán 30 minutos para presentar sus propuestas de resolución -hasta quince por grupo parlamentario- que se votarán en la sesión del jueves. Son iniciativas de contenido político, sin mayor trascendencia práctica, pero con mucha carga simbólica: perder varias o alguna con importancia es una derrota para el Ejecutivo que puede mostrarlo debilitado.

Media hora antes del inicio del debate, a las 9.30 de la mañana, la Junta de Portavoces decidirá el orden de debate de estas propuestas de resolución, que defenderán sus autores por orden de menor a mayor en turnos de diez minutos. Se votarán individualmente, con las enmiendas que acepten sus autores, y se aprobarán aquellas que logren la mayoría simple. El Gobierno también ha querido que ese pleno, el último del calendario de sesiones, vote el dictamen de la ley de memoria democrática, la reforma de la ley del Poder Judicial y los dos últimos decretos, el de medidas anticrisis y el del personal sanitario.

Momentos para el recuerdo

Pese a lo tedioso, la cita parlamentaria estrella ha sido escenario de algunos de los debates más recordados. Aznar acuñó su célebre “¡Váyase, señor González!” en el de 1994, o la dura acusación de Rajoy a Zapatero en 2005 de haber “traicionado a los muertos” a manos de ETA. Esta será la primera vez que el líder del principal partido de la oposición no dé la réplica al presidente del Gobierno: Alberto Núñez Feijóo estará en las filas del grupo parlamentario popular, pero no puede intervenir porque no es diputado. Lo hará la portavoz, Cuca Gamarra.

La última vez que se celebró, Rajoy y Sánchez se lanzaron frases gruesas. “Yo me lo tomo a usted mucho más en serio que muchos de los suyos, y mi trabajo me cuesta”, le dijo el primero al segundo. En aquella cita, corrupción y rescate a la banca fueron los temas estrella, Rosa Díez fue una de las protagonistas, Alberto Garzón apuntaba a Grecia y quien puso sobre la mesa la falta de propuestas para el “problema político de Cataluña” era Josep Antoni Duran Lleida. En tiempos de inestabilidad política, siete años es toda una eternidad.

Compartir el artículo

stats