Yolanda Díaz y Alberto Garzón cierran filas con Pedro Sánchez un día después de las críticas de Podemos hacia la cumbre de la OTAN. El partido dirigido por Ione Belarra abrió este lunes una brecha en el Gobierno criticando la celebración del encuentro internacional, que tendrá lugar en Madrid el 29 y 30 de junio, y poniendo en duda la adjudicación "a dedo" de 37 millones de euros para su la organización, pero este martes la vicepresidenta segunda quiso enmendar la plana a sus compañeros de filas y defendió con vehemencia la "legalidad" de esos contratos.  El presidente, por su parte, quiso quitar hierro a la polémica, y despreció las tesis de Podemos calificándolas de "testimoniales": el "compromiso" de España y del Gobierno con la OTAN es "total". 

Un día después de que el partido morado justificara su ausencia en el acto de 40 aniversario de la entrada de España en la OTAN por razones políticas, Díaz, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, se desmarcaba de estos argumentos y aseguraba que su ausencia se debía a "unas pruebas médicas", sin llegar a confirmar si acudirá o no a la celebración de la cumbre: "Cuando conozcamos las agendas de aquí en adelante las comunicaremos, como hacemos rigurosamente todos los días", aseguró. La vicepresidenta no tiene decidida su asistencia al encuentro, al debatirse entre la tradición pacifista de izquierdas y el perfil de Estado que quiere proyectar. Desde su entorno recordaban, tras la comparecencia ante los medios, que ella es vicepresidenta del Ejecutivo, que procede de familia militar y de una ciudad militar, Ferrol. Daban así a entender que acudirá si es requerida, aunque no hubo en ningún caso ninguna confirmación oficial.

Díaz, durante una rueda de prensa en la que se le vio tensa, también rebatió la acusación lanzada este lunes por los morados de que el Gobierno adjudicó "a dedo" los contratos de organización de la cumbre de Madrid. Después de evitar dar su opinión sobre lo expresado por Podemos, porque "nunca" se refiere a "formulaciones que hagan los partidos políticos", sí corrigió a la formación. "Les puedo asegurar que en mi condición de vicepresidenta, ese contrato fue aprobado en términos de legalidad en el Consejo de Ministros y el expediente está a disposición de la sociedad española y cumple con todos los requisitos de legalidad", aseguró. No quería dejar lugar a dudas. Las autorizaciones de contratos a Exteriores e Interior (de 31,7 millones, no de 37 millones) fueron acordadas por el Gabinete en su reunión del pasado 26 de abril, y así consta en la referencia.

El coordinador federal de Izquierda Unida y titular de Consumo, Alberto Garzón, por su parte, también trató de rebajar el tono en el Ejecutivo, y lo hizo excusando su posición y mostrando respaldo total a la coalición. "Conocen la posición de mi fuerza política, la genealogía, la historia" de IU (de oposición a la OTAN desde su nacimiento, en 1986), comenzó, "pero el compromiso absoluto de esta fuerza es con el acuerdo de coalición, y estoy absolutamente cómodo en ese acuerdo de coalición", continuó, desmarcándose también de las palabras de la cúpula de Belarra. Él mismo también evitó anticipar si estará o no en la cumbre (Podemos sí dijo que sus ministros no estarían), con el argumento de que las agendas se van componiendo. "No sé qué voy a hacer la semana que viene", añadió.

"Liderazgo" de Sánchez

La rueda de prensa del Consejo de Ministros, en la que comparecieron Díaz y el líder de IU —además de la portavoz, Isabel Rodríguez—, dio muestra de la importante división que existe en el ala morada del Gobierno, en la que Ione Belarra e Irene Montero forman un tándem absolutamente diferenciado del resto del espacio, donde están Díaz, Garzón y el catalán Joan Subirats. Los choques existentes entre los bloques se pusieron de manifiesto en el palacio de la Moncloa, donde los dos ministros morados trataron de sofocar el incendio iniciado por Podemos en el Gobierno. Fuentes próximas a Díaz y Garzón, de hecho, recordaban que ninguno de los dos había hecho esas declaraciones tan duras, de las que solo era responsable Podemos. 

Rodríguez también intentó salvar la imagen de unidad de la coalición, poniendo por delante desde el primer momento, eso sí, la importancia de la cumbre. De hecho, nada más arrancar la comparecencia, antes del turno de preguntas, subrayó la "trascendencia histórica" del encuentro de Madrid y el papel de "liderazgo" ejercido por el presidente, Pedro Sánchez, que ha reiterado el "compromiso" del Ejecutivo con la OTAN. "Es una cita muy importante por lo que afecta a la reputación del país", más aún en un contexto como el actual, con la guerra de Ucrania aún viva. 

La portavoz dijo no saber aún si ella misma asistirá a alguno de los eventos que rodeen la cumbre de la Alianza en Madrid, pero se manifestó "a disposición del Gobierno y del presidente, que es quien lidera la política exterior". Una precisión esta última importante, porque el PSOE enfatiza que esa es una materia de su estricta competencia, en la que no se puede inmiscuir el socio minoritario. 

Al término de la cumbre informal de la UE en Bruselas, Sánchez fue preguntado por las tensiones en su Gabinete. De entrada, las minimizó al afirmar que respeta "las posturas testimoniales" porque "vienen de un posicionamiento de lejos respecto a la OTAN". Casi hasta las ridiculizó, al remitirse a que él tenía apenas 10 años cuando España ingresó en la organización, y ya entonces "había partidos que se manifestaban contra ella".

"El anfitrión es la Presidencia del Gobierno"

"Pero han pasado muchos años, el contexto geopolítico es otro, la pertenencia de España a la OTAN ya va por 40 años" y su "responsabilidad como presidente es garantizar la defensa y la seguridad" del país. Sánchez alegó que la seguridad de España y de la UE se "consolida" con la membresía al club comunitario a la Alianza, "y eso lo saben desde Finlandia a Suecia hasta Portugal y España, de norte a sur y de este a oeste, gentes de izquierdas y de derechas". Por lo tanto, "es un acierto" que España pertenezca a la OTAN.

El líder socialista agradeció la participación del secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en el acto de este lunes en el Teatro Real y también que siempre cumplimente a España. Para el Ejecutivo, esta cumbre de Madrid marcará "un antes y un después" en la historia de la Alianza, porque servirá para reforzar los "vínculos" con la UE y porque incidirá en las amenazas del flanco sur, cuyo reconocimiento es fundamental para España por la "estabilidad del Sahel".

Sánchez no le dio importancia ninguna a las divisiones palpables en su Ejecutivo y a las dudas respecto a la asistencia de los ministros de Unidas Podemos. Lo despachó alegando que en todas las cumbres de la OTAN el anfitrión es "la Presidencia del Gobierno". Dijo entender el debate en la política nacional, pero advirtió de que no tiene "ninguna traslación" fuera porque el grado de "compromiso" del Ejecutivo con la OTAN es "total", "reconocido" por Stoltenberg y el resto de países aliados.

Fuentes de la Moncloa indicaban que aún no están definidos los criterios de asistencia de los ministros a la cumbre de la OTAN y los actos paralelos que se organicen. Por tanto, es pronto para saber, decían, si se utilizará el que operó este lunes: fueron invitados los miembros del Consejo de Seguridad Nacional, al que pertenece la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Hay lagunas en ese criterio, porque ayer asistió el responsable de Agricultura, Luis Planas, al acto conmemorativo en el Teatro Real de Madrid, pero él no pertenece al órgano.