Si el termómetro de un mitin sirviera para predecir quién va a ganar las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio habría pocas dudas de que la temperatura está a favor del PP de Juan Manuel Moreno. En un ambiente exultante, de euforia casi, llegó el candidato andaluz junto al presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo. Banderas en alto, más andaluzas que españolas, caras sonrientes, militantes emocionados. Lo nunca visto para el PP en Andalucía. Han cambiado las tornas. El contraste con el mitin de un día antes en Dos Hermanas, con Pedro Sánchez y Juan Espadas, fue inevitable. No por el lleno, el PP dio 1.500 asistentes y el PSOE 2.000, sino por el ambiente. Es un intangible pero son sensaciones que acompañan las encuestas, que este domingo volvieron a augurar que el PP está al borde, muy cerca de la mayoría absoluta en el que durante años fue el fortín del PSOE.

El PP va a por todas y por eso el candidato Moreno puso una tarea nada fácil a su partido: ganar por primera vez en Sevilla, la provincia donde los socialistas siempre ganan, su corazón electoral. Las recetas para la campaña las ofreció con nitidez el líder nacional, que tiene en su cabeza las coordenadas, posiblemente porque son las mismas que él empleará y hay un cosa clara: el mayor desprecio es no hacer aprecio. Esa es la máxima que piensan seguir con Vox, su principal adversario electoral en la comunidad y de quien no quieren depender para formar gobierno. Los sondeos indican que están al borde de la mayoría absoluta aunque algunos son menos optimistas y auguran que necesitarán pactar con la extrema derecha. Feijóo quiere que Andalucía demuestra que lo que ocurrió en Castilla y León fue una anomalía. Quiere aspirar en las generales sin llevar el lastre de un segundo pacto con Vox. A ellos les dedicó algunas pullas, eso sí, sin mencionarlos. “Estos que nos critican que quieren apoyarnos y gobernar con nosotros no han gestionado un euro público en su vida”. “Nosotros somos políticos, los demás son predicadores”, añadió, “aquí hay que venir y decir, ¿usted qué ha hecho?”.

El líder nacional insistió en que toca hablar de Andalucía aunque estas elecciones sean sin disimulo su pista de despegue hacia las generales que tocan dentro de año y medio. Por eso buena parte de su discurso fue contra el Gobierno de Sánchez, a quien acusó de actuar "como un diputado en la oposición" y de socavar "el prestigio de las instituciones", poniendo el foco en la falta de "un modelo económico serio" o en las diferencias dentro del Consejo de Ministros. Tanto Feijóo como Moreno dejaron claro que el PP tiene que ensanchar su base electoral con votantes socialistas, ambos pidieron el voto de los andaluces que años atrás confiaron en el PSOE y presentaron al PP como la única fuerza útil.

Hablar de Andalucía

“Juanma tiene un balance, tiene un equipo y tiene un proyecto. Lo único que tenéis que hacer es hablar de Andalucía, allá vosotros si queréis hablar de Feijóo, de lo que ha dicho alguien a 7000 km de Sevilla, de con quién vais a pactar y en qué condiciones… De lo que no van a querer hablar es de corrupción, aunque todo es posible. No quieren hablar de Andalucía porque si hablamos de Andalucía ellos pierden y nosotros ganamos. Por eso vamos a hablar de Andalucía cada día, en todos los mítines, con todas las propuestas. A cada provocación, el futuro de Andalucía. A cada intento de desviar la atención, Andalucía, Andalucía, Andalucía”, dijo el presidente del PP en uno de los momentos más aplaudidos del mitin.

Un día antes, el presidente del Gobierno y líder del PSOE acusó al PP de ser “el partido de la corrupción en el Gobierno y de la crispación en la oposición”. Los ataques de Sánchez, en la comunidad donde el PSOE afronta la condena de su cúpula histórica por corrupción en el caso de los ERE, hizo al PP reaccionar con colmillo. Los populares en Andalucía dejaron claro que no piensan sentirse arrinconados o incómodos por la aparición de audios que sigan dejando en muy mal lugar a sus antiguas direcciones en tramas como Gürtel o Kitchen. En Andalucía, se sienten con capacidad para ir a la ofensiva. “El presidente del Gobierno en un mitin habló de corrupción en Andalucía o es un insensato o es un desahogado o es que nadie le ha contado que el mayor caso de corrupción de España se ha producido en Andalucía con gobiernos socialistas”, proclamó Moreno, que reclamó que los ministros vengan a invertir y anunciar proyectos y no “a insultar”.

El PP sigue con su mensaje amplio, buscando votos en los caladeros a su izquierdas y tratando de frenar la fuga a su derecha. “A los votantes del PSOE se lo pido también, a los enfadados, a los distanciados con una política errática de Sánchez a los decepcionados, que se lo piensen cuando llegue el momento”, pidió Moreno, que defendió que el PP es “el partido de amplias mayorías, de clases medias y trabajadores”.

La campaña del PP andaluz enfatiza la gestión en la Junta, se esmera con los videos enlatados mostrando hospitales, carreteras, datos económicos en exportaciones. El PP sabe que se ha perdido el miedo a la derecha en el Gobierno, se ríen de que durante años el PSOE asegurara que si llegaban al Gobierno iban a desmantelar los servicios públicos. Sacan pecho de su apuesta por el Estado del Bienestar, es más defienden que su modelo económico es el único que puede garantizar las pensiones o la dependencia. Es el nuevo PP en Andalucía, el que llegó al gobierno hace menos de cuatro años con un líder por el que en Génova no daban un duro y que ahora Feijóo proclama como uno de los mayores orgullos del partido. El PP ha sufrido muchas derrotas hasta llegar aquí, recordó Moreno. Durante décadas jugó con la vitola de perdedor e hizo campañas resignado a perder. Ahora no. No quieren confiarse, insisten en advertir contra el peligro de relajarse, de pecar de un exceso de optimismo, remarcan la importancia de movilizar a su electorado pero en el ambiente no se oculta que se sienten los ganadores.